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MEMORIAS DE ANTICUARIO

Arte es debate

¿Qué sería del arte sin la polémica?. El debate y el cuestionamiento del propio arte es lo que le permite existir. No debemos aceptar cuanto se nos presenta como dado. Las actuaciones públicas, el arte privado debe ser permanentemente cuestionado. Crear una masa crítica relevante y que se haga oír es alimento de la propia creación. El silencio del receptor es el acta de defunción del propio arte

10/01/2016 - 

VALENCIA. Recuerdo cuando el Palau de Les Arts salió de la cuna y entró en la pubertad. Fue durante las representaciones de la ópera de Berlioz Las troyanas. La dirección de escena corrió a cargo de la Fura dels Baus que había llevado a cabo una tetralogía wagneriana histórica y alabada internacionalmente. Con esta ópera no fue lo mismo y llevaron a cabo un trabajo lejos de las expectativas. Si en lo musical fue excelente, se escucharon los primeros abucheos de parte del teatro dirigidos a la dirección escénica.

Hasta ese momento el público siempre había correspondido, cuando menos, con un aplauso educado. En general no soy partidario de los abucheos pero es cierto que cuando la polémica surge percibo una sensación de que el arte está vivo. Como se sabe, el estreno de la Consagración de la Primavera fue un monumental escándalo 2013 y ahora puede considerarse una obra clásica de repertorio. Stravinsky dominaba a la perfección los resortes compositivos para haber llevado a cabo una obra amable y acomodada a los gustos del público parisino pero se deslizó por la pendiente más escarpada y peligrosa, logrando que las cosas no volvieran a ser iguales. Hay quienes no buscan el aplauso fácil y unánime y esos suelen ser los artistas que cambian el signo de los tiempos.

Decía Oscar Wilde que ningún gran artista ve las cosas como son en realidad. Si lo hiciera, dejaría de ser artista. Se mire por donde se mire donde actúa en gran medida el espíritu, la polémica está servida porque el artista lucha en muchas ocasiones contra una visión asentada y unidireccional. Hoy lo que quizás se eche de menos es más masa crítica. Ciertamente debates de esta naturaleza no están en la calle. No se abren telediarios con exposiciones polémicas ni prensa generalista nos habla en sus primeras páginas sobre estrenos musicales. Hoy genera infinitamente más  turbulencias  lo que escribe un jugador de fútbol en Twitter o el despido de un jugador que cualquier polémica de índole artística. 

Sin embargo, ingredientes para la batalla dialéctica no faltan. Las fronteras del arte son de por sí una inacabable fuente de debate: actualmente se celebra en el Museo Pompidou de París una muestra retrospectiva sobre Jeff Koons que si no me equivoco estuvo con anterioridad en el Guggenheim de Bilbao. Se trata de uno de los ¿artistas? más famosos de nuestra época, principalmente porque sus obras alcanzan precios astronómicos, aunque muchas de estas no estén ejecutadas ni siquiera por sus propias manos. Tenemos por tanto a uno de los grandes museos de arte del mundo rinde pleitesía a uno de los artistas más polémicos del momento

Una cantidad nada despreciable de dinero destinado a la exhibición de la obra de un artista que muchos dicen que no lo es. Para algunos un fraude y para otros poco menos que un genio. Hay quienes ya afirman que la intención del museo es que se formen colas y sacar números al final del año. ¿Cuál es nuestra opinión al respecto? Como leía hace unos días, se da por aceptado que Koons es un gran artista de hoy día porque sus obras cuestan millones de euros. ¿Es esto aceptable?. Adoptemos una posición crítica favorable o no. Este es el momento en el que aprovecho para recomendar un libro que les aclarará algunas cosas y les generará nuevas preguntas. Su autor es Luís Racionero y su título Los tiburones del arte. sobre ciertos senderos tomados por diferentes movimientos artísticos del momento. 

Polemizar

Polemicemos sin miedo: polémica y arte son dos términos que en muchas ocasiones han ido de la mano. Cuando esto deje de suceder habrá que preocuparse: comenzará a extenderse un hedor a cadáver nada recomendable. La historia del arte es un relato lleno de recovecos, zona oscuras pero a su vez de una extraña perfección. A veces tengo la sensación de que según los designios superiores la existencia de Rembrandt, Beethoven o Picasso estaba prevista. ¿Pero también la de Damien Hirst?

No dejemos la dialéctica sólo para los historiadores o los intelectuales. Por ejemplo pensemos nuestra ciudad: Valencia es una sucesión de momentos felices y desgracias y no duden que esos “momentos estelares” de nuestra historia cultural, tendrán su artículo más pronto que tarde. Este año que empieza me propongo a través de mi cita semanal crearles más preguntas que respuestas. Más dudas que certezas. En definitiva alentar en la medida de lo posible a que debatamos. 

Es curioso observar como muchos de los que nos  relacionamos diariamente con un entorno, no somos del todo conscientes de lo que tenemos a nuestro alrededor, siquiera se le prestamos la mínima atención, hasta que no sucede lo que uno considera como una tropelía. Ahí sí que ponemos el grito en el cielo. Hoy día a muy pocos se les ocurriría realizar actuaciones que en su día se vieron como aceptables. Cuestionémonos sino todo, casi todo. Ese referente visual e icónico que es el Miguelete y que creemos que siempre tuvo esa configuración, careció de remate durante más de trescientos años hasta que en el siglo XVIII se le añadió la espadaña. Muchos recordarán que la Catedral de Valencia no se parece nada hoy en día a como era en el siglo XIV.  Actuaciones que para unos han sido un acierto, para otros un grave desatino. 

La ciencia siempre mira hacia delante, pero en el arte no sucede igual. ¿qué es sino la repristinación?. ¿qué se pretendió cuando en la Seu fue retirado toda su decoración barroca para hacer emerger de nuevo el gótico agazapado a su pesar? ¿fue correcto eliminar un rastro histórico, todo un movimiento artístico que se desarrolla en el siglo XVIII como fue el academicismo?  ¿Fue la intervención en el teatro romano de Sagunto un negro capítulo para el patrimonio valenciano?

Muchas de estas preguntas tienen difícil respuesta y esta última una amplia gama de grises. Vayamos a algo más cercano en el tiempo: hace pocos días se ejecutó el derribo de llamado “nuevo ayuntamiento”. Más allá de que nos gustase más o menos, se procedió a la eliminación de los ejemplos más representativos de la arquitectura posmoderna de los años ochenta, con sus luces y sus sombras. En un futuro, un estudio arquitectónico sobre esos años en valencia, nos hablará de edificios existentes como el Palau de la Música, del IVAM  pero también habrá que recurrir a esa Valencia desaparecida para el caso de este edificio. En muchas ocasiones las actuaciones sobre el patrimonio o la trama urbana no se vislumbran en el momento presente, como esos árboles que no dejan ver el bosque. Así sucedió con la apertura de la plaza de la Reina, ahora tan de actualidad, rompiendo la trama urbana de forma poco afortunada. Un siglo atrás se produjo el derribo de las imponentes murallas de Valencia circunstancia que en su momento se vivió como un acontecimiento positivo. 

Ya saben, con la cultura, con el arte, con la creación, “que se hable bien o mal, pero por lo menos que por lo menos que se hable de mí”. Hay silencios necesarios que favorecen la concentración para un mayor disfrute, pero otros que certifican la muerte.

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