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¿Ecología o negocio?

Banderas azules ...pero no transparentes

El 5 de mayo se anunciaron las banderas azules en España, y próximamente, en el resto del mundo. El galardón, guinda para todos los destinos turísticos, es fuertemente cuestionado por asociaciones ecologistas como Greenpeace o Ecologistas en Acción. Éstos últimos anuncian que repetirán este verano su informe Banderas Negras del año 2015

| 23/05/2016 | 10 min, 3 seg

VALENCIA. La bandera azul se creó en 1985 en Francia para puertos deportivos y posteriormente formó parte de la FEE (Fundación de Educación Ambiental) en 1987, comenzando a implantarse en playas y puertos de Alemania, Dinamarca, Francia y España. Inicialmente contó con el apoyo de la UE para incentivar el cumplimiento de la Directiva de aguas de baños. En 2002 el programa se convirtió en internacional —actualmente se desarrolla en más de 67 países, con unas 700 playas y un centenar de puertos certificados— y la UE dejó de subvencionarlo.

En España es ADEAC (Asociación De Educación Ambiental y del Consumidor) quien dirige el jurado nacional y el control de las cuatro áreas principales del galardón: calidad de las aguas de baño, información y educación ambiental, gestión ambiental, así como seguridad, servicios e instalaciones. La organización española cuenta con el importante patrocinio privado de la European Recycling Plateform, un SIG (sistema integrado de gestión) que junta a varias empresas —Sony, Apple y Toshiba, entre otras— para cumplir con su obligación legal de realizar educación ambiental y garantizar que los residuos de los aparatos que producen no contaminen.

El control de la calidad de aguas de baño es asumido por cada comunidad autónoma. Bandera azul exige que el agua tenga calidad excelente —que se mide con los niveles de las bacterias Escherichia coli y Enterococos intestinales — y para ello exige un mínimo de 16 análisis en las cuatro últimas temporadas de baño (del 1 de junio al 15 de septiembre).

Sombras azules y banderas negras

Sin embargo, varias asociaciones denuncian que la práctica dista mucho de la teoría. Julio Barea, responsable de campaña de Greenpeace España, subraya que «Benidorm tiene bandera azul pese a estar rodeada de edificios que provocan mucha sombra por la tarde en una playa cuyos residuos en verano son motivo de queja de los usuarios». Para él, no hay duda: «Los bañistas no tienen información sobre los resultados de las pruebas de agua. El objetivo de banderas azules es comercial. Es sintomático que España sea el país de la UE con más banderas azules. Con poner unos carteles, unas papeleras y grifos para lavarse los pies, todo solucionado. Nadie viene a comprobar nada».

La calidad de las aguas es la gran preocupación de Ecologistas en Acción, que emitió el demoledor informe Banderas Negras en 2015 y anuncia su actualización para este mes de julio. En él aparecen 34 playas de la Comunitat Valenciana, 12 de ellas con bandera azul durante ese mismo año, entre ellas las de Puçol, Xeraco, Piles, la Goleta o El Postiguet. Uno de sus miembros en la zona de Alicante, Clara Mejías, nos recibe en la playa Saladar-Urbanova, que ostentó la bandera azul en 2015 pese a las numerosas deficiencias que enumera: «Aquí, como en muchas playas, no se indican los resultados de muestras de agua, ni se cierra la playa cuando hay un episodio de contaminación orgánica debido a un número excesivo de bañistas o lluvias que han levantado materia orgánica, provocando la proliferación de bacterias y microalgas».

Marisa Tejerizo, que dirige la Dirección General del Agua en la Comunitat Valenciana, da su versión: «Nosotros tomamos una muestra por semana en cada playa de la Comunitat. En octubre se realiza la calificación sanitaria de la playa. Antes de la Directiva de 2006, un mal muestreo tenía mucho peso. Ahora se toma en cuenta la tendencia de toda la temporada de baño, y que los percentiles no superen el 95% para cada dato». La calificación efectuada por la Dirección General del Agua se envía al ministerio de sanidad, que publica su informe anual transmitido a su vez a la UE.

El jurado nacional de banderas azules sólo accede a las conclusiones. Los dos votos decisivos son los del Ministerio de Sanidad (para la calidad del agua) y del Ministerio de Medio Ambiente (para el cumplimiento de la Ley de Costas).

Posteriormente, el jurado internacional evalúa alrededor de 3.000 playas y 1.000 puertos, por lo que hacen un spot check: selecciona algunas muestras aleatorias de candidaturas a las que examina en profundidad. Para las demás, sólo se fija en tres parámetros, que este año son los siguientes: las actividades de educación ambiental, la calidad de aguas de baño (reflejada en una hoja Excel) e información sobre áreas naturales protegidas.

«Aquí no se indican los resultados de muestras de agua, ni se cierra la playa cuando hay contaminación»

¿Qué ocurre en caso de contaminación puntual? Marisa Tejerizo asegura que «si el lunes hacemos un muestreo y el martes me comunican que se ha superado el doble de los valores permitidos, programo un remuestreo y el miércoles se cierra la playa, con arriada de la bandera azul. En el 90% de los casos, se trata de incidentes que llamamos contaminaciones de corta duración». Concretamente, se considera que hay contaminación de corta duración cuando en un muestreo se superan los valores de 500 UFC (Unidades Formadoras de Colonias)/100 ml de Escherichia coli o de 200 UFC/100 ml de Enterecocos intestinales.

Eso sí, la Dirección General del Agua sólo envía un escrito al Ministerio de Sanidad cuando los valores llegan a los 1.000 UFC/100 ml para el Escherichia coli y 400 UFC/100 ml para los Enterococos intestinales, ya que por debajo de esos valores el ministerio considera que no existe peligro objetivo para la salud de la población.

Según Marisa Tejerizo, en el 2014 se comunicaron nueve cierres puntuales (no superiores a 48 horas), entre los cuales destacan el de la playa de Xeraco, con bandera azul, que llegó a la alarmante cifra de 3.800 UFC/100 ml de Enterococos intestinales. Durante el verano de 2015 repitió cierre puntual la playa de Xeraco, junto a las playas de Gurugu y Pinar de Castellón, Puzol, Medicalia del Puig, Pobla de Farnals y Malvarrosa. Más allá de las versiones opuestas de los ecologistas y la administración, sigue latente la gran pregunta: ¿Cómo minimizar la contaminación orgánica?

¿Cómo se mide la calidad del agua?

La calificación de aguas de baño se realiza sobre la base de la Directiva Europea 2006/7/ CE traspuesta a la legislación española por el Real Decreto 1341/2007. Para que el agua costera sea considerada como excelente, el nivel máximo de Escherichia coli es de 250 UFC (Unidades Formadoras de Colonias)/100 ml y el de Enterococos intestinales de 100 UFC/100 ml.

Escherichia coli: Es una bacteria que se encuentra generalmente en los intestinos animales. Se considera como indicador de contaminación fecal reciente.

Enterococos intestinales: forman parte de la flora normal del tracto gastrointestinal humano y del tracto genital de la mujer. Se excretan habitualmente en las heces humanas y de otros animales de sangre caliente.

Clara Megías responde tajantemente: «Con un buen tratamiento de aguas residuales. Algunas estaciones depuradoras de aguas residuales, como en Isla de Tabarca, no cumplen con la normativa de la Directiva 91/271/CE, y muchas la cumplen ‘aparentemente’». La ecologista se refiere a que la gran mayoría consigue ‘cubrir el expediente’ sólo con el nivel 2 de depuración, que consiste en eliminar principalmente los materiales en suspensión. El nivel 3 ofrece pasos adicionales como lagunas, micro filtración o desinfección. Pinedo es de los pocos municipios que cuentan con tratamiento terciario, mientras que Peñíscola ha inaugurado este año su depuradora secundaria.

Según el informe Banderas Negras 2015, no cumplían con la normativa, además de Isla de Tabarca, las depuradoras de Benitatxell, Alcocebre (que sólo cuenta con tratamiento primario), Benicarló (que inauguró su depuradora secundaria el pasado 1 de septiembre), Cullera (Playa de l’Estany), la Goleta (Tabernes de Valldigna) y Oliva (sectores 5 y 6).

Además de la calidad del agua, Clara señala a los edificios en primera línea: «Aplicando la ley de Costas, deberían tirarse abajo. Obstruyen la entrada y salida natural del sedimento, impidiendo la formación de dunas en invierno que son necesarias para la vegetación y la protección del agua dulce». Por si fuera poco, la regeneración de esta playa es tan costosa como provisional, y no es precisamente un caso aislado: «Las playas de El Postiguet y El Campello fueron regeneradas varias veces por malos proyectos».

En la provincia de Castellón, el municipio de Oropesa, una de las zonas más críticas según el informe (donde se encuentra la urbanización Marina d’Or),  reconoce un gasto anual de 100.000 euros para regenerar sus playas. Julio Barea también subraya otra gran amenaza para la calidad del agua: los fondeos de embarcaciones de recreo, que afectan a la posidonia: «Una solución sería crear fondeos artificiales fijos como en Islas Baleares, pues la posidonia es como un bosque submarino que limpia y oxigena el agua».

Color esperanza

La gran esperanza viene con los cambios de gobiernos autonómicos y municipales. Clara Mejías reconoce que «se han celebrado reuniones, por ejemplo, para solucionar los problemas de la playa del Saladar. Se nota una cierta predisposición, y el partido Guanyar Alacant está mostrando mucha voluntad política». Por su parte, Pilar Soriano, delegada de Medio Ambiente y Cambio Climático del Ayuntamiento

de Valencia, está convencida de que conseguirán «la bandera azul para la Malvarrosa y el Cabanyal durante esta legislatura», pero no esquiva el problema de las dos playas. Debido a las obras de la Marina Real con motivo de la America’s Cup, el puerto de Valencia actúa como tope en el trasvase de sedimentos de las corrientes de agua que van de norte hacia el sur, provocando el crecimiento de la playa del Cabanyal —62 metros entre 2007 y 2012— mientras que la Malvarrosa se reduce —31 metros durante el mismo período de tiempo.

Pilar Soriano reconoce que este problema afecta a varias playas del Sur: «El ayuntamiento ha mantenido conversaciones con la Autoridad Portuaria de Valencia para, junto con la Generalitat, pedir ayudas a la Unión Europea a través de la delegación de Costas, porque ninguna administración puede asumir un proyecto de esa envergadura. Regenerar las playas del sur supondría un coste de alrededor del centenar de millones de euros».

En la misma línea, Julià Álvaro, secretario autonómico de Medio Ambiente, hace autocrítica y abre una puerta: «Para nosotros no es una competición llegar a 120 banderas azules o quedarnos en 110. Este año queremos ponernos en contacto con las asociaciones ecologistas para trabajar conjuntamente, porque es cierto que en los últimos años ha habido muchas críticas. Queremos que las playas que sean excelentes se declaren como tal, y que se sepa públicamente cuáles no cumplen».

Preguntado acerca de la denuncia ante el Seprona de julio de 2014 sobre los peces muertos en la playa de San Gabriel por contaminación orgánica, Julià Álvaro sentencia: «Seguramente las denuncias de este tipo tienen toda la razón de ser. Queremos transparencia, que lo que se denuncie se aclare». De la práctica dependerá, no sólo la credibilidad de las banderas azules, sino el futuro de nuestras aguas.


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