GRUPO PLAZA

fútbol femenino

Compitiendo por la igualdad

El derbi femenino entre el Levante UD y el Valencia CF reunió en Mestalla a 17.000 aficionados. Fue una gran fiesta pero la realidad es que las futbolistas españolas no pueden vivir de su deporte favorito. Convertirse en una liga profesional y el desembarco de patrocinios les ha abierto las puertas del cambio

| 22/09/2017 | 10 min, 32 seg

VALÈNCIA.- Entrenan y compiten como los hombres, saben de técnica tanto o más que ellos, marcan goles casi imposibles y luchan en cada partido por el escudo que llevan. Sin embargo, el fútbol es un entorno masculino por excelencia y ellas son mujeres. Futbolistas de alto nivel, pero mujeres que compaginan su pasión con los estudios o el trabajo porque, ¿de qué vivirán cuando cuelguen las botas? «Es tu hobby y es tu trabajo pero debes compaginarlo con los estudios o el trabajo porque nosotras no llegaremos a vivir de esto. Quizá en diez años las niñas que ahora son benjamines o alevines puedan dedicarse enteramente al fútbol profesional pero hoy en día es imposible pensar eso», comenta Marta Carro, que esta temporada viste la camiseta del Valencia CF. Una realidad que tiene su halo de esperanza. Desde el año pasado la liga femenina tiene un patrocinador principal que da nombre a la competición: Liga Iberdrola —integrada por dieciséis equipos—. «No tiene nada que ver; en solo un año la competición ha dado un salto cualitativo muy grande», añade. 

Sin embargo, el día que una mujer pueda vivir del fútbol queda aún lejos. El sueldo de algunos jugadores de Primera División se negocia en millones pero las futbolistas cobran el salario mínimo interprofesional o incluso algunas no perciben ninguna cuantía. Un dato, las jugadoras del Atlético de Madrid percibieron 1.352,28 euros de prima por ganar la Liga Iberdrola, 54 euros cada una. Lo comenta la también valencianista Georgina Carreras (más conocida como Gio), que compagina el fútbol con otros trabajos: «El año pasado trabajaba como monitora en un colegio y como fisioterapeuta, pero este año no sé si podré compaginarlo todo porque entrenamos por las mañanas». Un doble esfuerzo que le recompensa pero que a veces le resulta un tanto injusto: «Si te paras a pensar en las horas que pasas de entrenamiento, viajando y todo el tiempo que le dedicas al fútbol te planteas ¿por qué nosotras no y otros sí?». 

Lea Plaza al completo en su dispositivo iOS o Android con nuestra app

La comparación con sus compañeros se hace casi odiosa. «El hecho de que la mejor liga del mundo esté en España nos perjudica porque solo importa el fútbol masculino», comenta la jugadora del Levante UD Maitane López (más conocida como Mai) y lamenta que «si los otros deportes no tienen importancia, imagínate el femenino del deporte rey en España». La gerundense Gio va más allá: «hay gente que ni sabe que existimos». 

No les importa, es su hobby, su vida y su ilusión. Un sentimiento que comparten las más de 40.000 federadas en todas las categorías que hay en España. En sus inicios juegan en equipos mixtos, donde quizá son las únicas chicas de la plantilla y deben competir con la fuerza y resistencia de los chicos. Unos inicios que tanto las valencianistas Marta Carro y Gio Carreras como las granotas, Ana Buceta, Maitane López y Lucía Gómez recuerdan con cariño. «Nosotras no hemos tenido problemas pero sí hay compañeras que te cuentan que los han tenido y que han escuchado comentarios fuera de lugar», explica Gio. Según el reglamento de la Federación Española de Fútbol (Rfef), los equipos mixtos están permitidos en las categorías de alevín y benjamín, pero no a partir de infantil (12 años). «Es mejor que empecemos a jugar con niños porque sabemos que ellos tienen unas capacidades biológicas superiores y nos anima a esforzarnos más. Además, más adelante te ayuda porque destacas sobre el resto», explica la granota Mai.

Conquistando nuevos espacios

Son muchas las que comienzan pero pocas las que terminan jugando en Primera División. De hecho, la cifra de mujeres futbolistas no supera el 9% del total en ninguna de las federaciones territoriales. En este sentido, la Comunitat Valenciana es una gran aventajada. En València los dos grandes equipos de la ciudad tienen su homólogo femenino y en Alicante las jugadoras del Sporting Plaza de Argen (SPA) la temporada pasada se quedaron a las puertas del ascenso. «El cambio es muy grande y clubes como el Levante UD —un histórico del fútbol femenino— están apostando mucho por nosotras», sostiene Lucía, sin obviar que el Real Madrid no cuenta con su homólogo femenino. «Teniendo la liga que tenemos aquí, ¿por qué no hacer lo mismo con la femenina?», se pregunta.

Existe una cantera de gran calidad y queda demostrado en las distintas competiciones europeas: las Sub-19 fueron campeonas de Europa y las Sub-17 subcampeonas. «La cantera es buena pero ese salto hay que verlo en la absoluta», remarca Marta Carro, quien resalta que «en categorías inferiores las jugadoras españolas son buenas pero el problema viene cuando llegan a la categoría profesional, cuando no tienen el fútbol como profesión, cosa que no ocurre en otros países». Marta insiste: «Ojalá que algún día las jugadoras puedan decir ‘soy futbolista y voy a vivir de ello’». 

Un sueño que va cobrando forma. Ahora es posible ver por televisión tres partidos de Primera (dos en GOL y uno en beIN Sports) y la quiniela incluye un partido de fútbol femenino. Las deportistas han conquistado espacios que antes les eran casi inaccesibles, como los grandes estadios. Sin ir más lejos, Mestalla acogió el derbi femenino entre el Valencia CF y el Levante UD, al que asistieron 17.000 aficionados.

«Es evidente que no se puede comparar con el fútbol masculino pero creo que hay muchas cosas que pueden vender», remarca Ana Buceta

«Fue un hito histórico. Fue increíble ver a personas haciendo largas colas para entrar en el estadio. Realmente no lo había vivido nunca y aún hoy me quedo sin palabras», recuerda la jugadora del Levante UD Ana Buceta. Una sensación de incredulidad compartida por la valencianista Gio, que exclama «¡Ojalá podamos volver a repetir algo así!». Con la emoción aún contenida, recuerda cómo la gente disfrutó del partido y de la fiesta que se generó, y sin dudar ni un ápice asegura: «Si se repitiera volvería a ser un éxito sin precedentes».

Eso sí, siguen lidiando con la mentalidad machista de algunas personas. «Se han dejado atrás muchos estereotipos pero aún quedan algunos porque todavía hay gente que no asimila que una mujer juegue al fútbol», explica Marta, que reconoce que cuando escucha algún comentario despectivo se evade porque «lo que realmente nos importa son todos esos aficionados que vienen a vernos y que nos apoyan en los desplazamientos». Van rompiendo barreras y la siguiente es demostrar que «el fútbol femenino sí interesa». «Jugamos desde bien pequeñas, le dedicamos muchísimas horas, nos entrenamos para ser cada vez mejores... Si alguien viene a ver un partido se dará cuenta de que sabemos jugar al fútbol, tocar bien el balón... Lo tenemos todo», aseguran. 

Las jugadoras tienen el compromiso de dar lo máximo de sí mismas porque quieren «rendir y dar más espectáculo», pero,¿qué hace al fútbol femenino tan atractivo? Todas coinciden en destacar la técnica y el tan laureado tiki-taka. Mai se desmarca y asegura que «podemos quitar todo lo malo del masculino en cuanto a peleas, tirarse, juego sucio... y quedarnos con el fair play y la técnica». A continuación, resalta: «Jamás se me ha ocurrido empujar o decir algo al árbitro». Su compañera Ana especifica que «el juego es más lento, el balón no corre tanto pero la gente valora nuestra técnica» e insiste en que «es evidente que no se puede comparar con el masculino pero que hay muchas cosas que se pueden vender».

Profesionalizar el fútbol 

Al esfuerzo conjunto de las futbolistas se le une el patrocinio de Iberdrola a la Liga femenina, que ha supuesto una inyección de capital de unos dos millones de euros, cantidad a la que se le suma el apoyo económico de la Federación Española de Fútbol y de La Liga —otros dos millones—, así como la creación de un departamento que pretende dotar de estructuras a los clubes. Se trabaja para mejorar cinco aspectos clave: dirección general, marketing, finanzas, fiscalidad y comunicación/redes sociales. Mai lo tiene claro: «Si los medios de comunicación, los clubes y los patrocinadores apuestan por nosotras, es una rueda que va sumando y que nos beneficia». Su compañera de equipo Lucía va más allá: «Todas estas mejoras hacen que rindamos más, habrá más repercusión mediática y más gente querrá ver un partido». Los cambios, dicen, se empiezan a notar: «Hay más personas que vienen a vernos jugar al campo y que incluso nos acompañan en los desplazamientos». 

Con tan solo una temporada el salto cualitativo de la competición femenina ya se nota. Ahora, los campos deben ser de hierba, natural o artificial, y los partidos son dirigidos por árbitras de Tercera División de la misma provincia o, en su defecto, Federación Autonómica del equipo que juega en casa. «Ahora los árbitros son más neutrales y ya no es posible llegar a un campo y ver que arbitra algún conocido o familiar de una jugadora de ese equipo», comenta Gio. «A veces decías: o marco tres goles o no ganamos», resalta. 

Objetivo: la Copa de la Reina

Todas coinciden en afirmar que el despegue del fútbol femenino es una cuestión deportiva, de marketing, de los clubes y hasta de ellas mismas. «Estamos poniendo todo nuestro esfuerzo para ser mejores y ahora falta que poco a poco vayan acompañando lo exterior, aquello que no está en nuestras manos, como es la comunicación o la retransmisión de los partidos y que favorecerá que más personas vayan luego al campo para vernos jugar», sostiene Gio. Por su parte, Mai comenta: «Es un compromiso que tenemos entre las jugadoras, y el avance implica más esfuerzo y trabajo por nuestra parte» y augura que en el futuro «no será tan fácil subir a Primera División». Y es que, como explican, ascender al primer equipo es relativamente sencillo. «El nivel de las jugadoras es cada vez más alto, están más preparadas y esto es importante porque es en las bases donde hay que incidir en la técnica y el juego», comenta Gio. 

Ese empuje hace que la liga que acaba de empezar sea más competitiva que antes. En el Valencia CF son conscientes de que el año pasado hicieron «una muy buena temporada» y este año el nuevo entrenador y los nuevos fichajes «se han acoplado muy bien». Eso sí, Gio dice que este año «no se escapa la Copa de la Reina». Desde el Levante UD son más comedidas con respecto a la liga, pero también tienen como objetivo ganar el llamado torneo del KO.

Es evidente que el fútbol femenino está aquí, se ha asentado y mira hacia un futuro prometedor, con más mujeres jugando, haciéndolo mejor y con la sociedad más pendiente de sus logros. El camino no es fácil pero la semilla es buena: más financiación, más posibilidades de crecimiento y más oportunidades para todas las futbolistas. Lo saben y pelean para que la cantera actual sí que pueda vivir del fútbol.  

* Este artículo se publicó originalmente en el número 35 (VIII/17) de la revista Plaza

next