anÁlisis ap - Ruptura de las negociaciones sobre las cuentas de 2017

C's pierde influencia en el presupuesto de Alicante y refuerza al tripartito

22/12/2016 - 

ALICANTE. La ruptura del proceso de diálogo sobre los presupuestos de 2017 que el equipo de Gobierno de Alicante confirmó este miércoles tras conocer el decálogo de exigencias de Ciudadanos deja a PSOE, Guanyar y Compromís sin garantías de que su planificación económica para el próximo ejercicio pueda llegar a ejecutarse. Sin el respaldo (descartado antes incluso de comenzar a negociar) o abstención de la formación de Albert Rivera, el tripartito queda abocado a esperar el voto de los ediles no adscritos, Nerea Belmonte (expulsada de Guanyar) y de Fernando Sepulcre (que decidió abandonar las filas de C's por discrepancias internas cuando el partido ya barajaba su expulsión), ante el probable rechazo que podría esperarse por parte del PP.

Con todo, lo cierto es que el cierre del proceso (al parecer, todavía no comunicado formalmente por el alcalde, Gabriel Echávarri, pero sí por el portavoz del tripartito, Natxo Bellido, a través de una llamada telefónica a la líder de C's, Yaneth Giraldo) no sólo deja en una frágil posición a los tres socios que comparten la responsabilidad de la gestión, sino que coloca a C's como un actor secundario, ya casi sin capacidad de influencia en la distribución de las partidas económicas. O lo que es lo mismo: sus cinco ediles pierden definitivamente la oportunidad de plasmar en números ese decálogo de medidas ideológicas y políticas que habían puesto como condición irrenunciable para permitir el desbloqueo de las cuentas

C's, como el resto de la oposición, sólo podrá promover traspasos de partidas dentro de cada área municipal, pero no podrá plantear que una cifra asignada a una concejalía pase a otra diferente

¿Por qué motivo? La clave la facilitaron tanto el vicealcalde y líder de Guanyar, Miguel Ángel Pavón, como la edil de Hacienda, Sofía Morales (PSOE), en la comparecencia pública ofrecida al mediodía del miércoles, en la que el tripartito acusó a C's de no haber tenido nunca una voluntad real de negociar y les instó a recapacitar para realizar aportaciones. Tanto Pavón como Morales detallaron que C's queda ahora constreñido a presentar enmiendas en la Comisión de Hacienda, o en el mismo pleno en el que la propuesta se someta a votación, y alertaron de que se trata de un proceso reglado, con poco margen de maniobra, a partir de lo que establece el reglamento orgánico de funcionamiento municipal. Ambos insistieron en que, una vez que el presupuesto haya pasado el trámite de aprobación en Junta de Gobierno, los grupos de la oposición sólo podrán promover traspasos de partidas dentro de cada parcela municipal, pero no podrán plantear que una cifra asignada a una concejalía o a un organismo autónomo municipal (la Agencia de Desarrollo Local, por ejemplo) pase a otra concejalía diferente. 

Así lo reconocen incluso en las filas del principal partido de la oposicion, el PP, al que -a diferencia del trato dado a C's- hasta ahora no se le ha dado la oportunidad de presentar aportaciones. Es más, el portavoz del tripartito y líder de Compromís, Natxo Bellido, dejó claro en esa misma comparecencia conjunta que no se extenderá a los populares ese periodo privilegiado para formular aportaciones. "Después de veinte años de gobiernos del PP, entendemos que los votantes eligieron cambio y ese partido no lo representa", dijo.

La unidad de los socios

La posición de los cinco ediles de C's, que en una comparecencia previa habían defendido que su intención no era dinamitar los presupuestos, ni desestabilizar al tripartito, tiene otro efecto colateral que quizá no fue bien valorado. Su enroque en torno a peticiones que se intuía que el tripartito no iba a asumir -cuestiones como la revisión del callejero o la desaparición de la Concejalía de Protección Animal que, en todo caso, sólo podrían haber tentado al PSOE a desembarazarse de sus socios- ha acabado por reforzar a un equipo de Gobierno que por primera vez desde hacía cerca de dos meses (en los que se han sucedido episodios como el silencio del alcalde en el debate sobre el estado de la ciudad; las diferencias de voto sobre la libertad de horarios comerciales; la escalada de tensión por la contrata de limpieza de colegios y la anécdota de la prórroga del Arca de Noé) sí dio este miércoles sensación de bloque.

Bastaron dos gestos para poner en escena esa unidad. El primero, de Bellido. El edil de Presidencia dijo que no sentía las peticiones de C's como un ataque a las concejalías que gestiona Compromís o, al menos, que no las sentía de un modo diferente a cualquier otra crítica contra otras concejalías. Es decir, como Fuenteovejuna, todos a una. El segundo, de Pavón. El concejal de Urbanismo animó a C's a reconsiderar su postura "porque al fin y al cabo, lo que planteamos no es nada descabellado, es un buen presupuesto para la ciudad". 

Los socios del PSOE defendieron las cuentas diseñadas por Hacienda y Echávarri: primer gesto de unidad en meses 

La frase es la primera valoración pública (y, además, positiva) de alguno de los socios del PSOE sobre unos presupuestos cocinados por la Concejalía de Hacienda (en manos de la socialista Sofía Morales) y que sólo han pasado el control de calidad del mismo Echávarri. Hasta ahora, a Guanyar y a Compromís únicamente se les había pedido que formulasen sus propuestas económicas para tenerlas en cuenta en la elaboración de las cuentas. Pero, pese a haber llegado a solicitar estar presentes en las conversaciones con C's, se les había dejado al margen de las cuatro reuniones celebradas hasta el martes. Eso sí, según Bellido, se les mantenía informados sobre ese diálogo.

¿Voluntad de diálogo?

Así, al menos provisionalmente, el órdago de C's ha servido de forma indirecta para dar oxígeno a tres aliados que habían llegado a tocar la lona. Es más, les proporciona un relato al que acogerse en el caso de que su propuesta económica no llegue a prosperar: se intentó pero no hubo acuerdo y no quedó por nuestra parte. Por si fuera poco, se les proporciona otra baza: pueden trasladar el mensaje de que son otros quienes ponen en peligro la llegada de proyectos subvencionados por la Unión Europea como la EDUSI de Las Cigarreras o las cámaras de tráfico de Alicante Se Mueve. No obstante, la pregunta pertinente que surge de manera inmediata es si realmente existió esa voluntad de negociación por parte de los dos interlocutores. ¿Se pretendía el acuerdo o se buscaba una representación?

La respuesta sólo la tienen los protagonistas. Y aunque la edil de Hacienda dijo este miércoles que el segundo documento propuesto por C's -una lista de 29 modificaciones de partidas concretas- podría haberse discutido hasta llegar a un entendimiento, no es menos cierto que las formas en la que el primer edil invitó a C's a presentar sugerencias (Echávarri sostuvo que tenían tiempo más que suficiente para estudiar el documento) no ayudaban al pacto. Hubo provocación y derivó en tensión (hasta el punto de llegar a un altercado sobre el uso de la sala de prensa del ayuntamiento, este miércoles), lo que no contribuyó precisamente a crear un clima favorable al entendimiento. 

El enroque de C's da al tripartito un relato en el que escudarse: son otros los que ponen en peligro la llegada de inversiones

Por su parte, C's -que ya dio un voto de confianza al PSOE al apoyar la investidura de Echávarri pese a que su apoyo no era necesario-, tenía en los presupuestos una buena oportunidad para acabar de desmarcarse del tripartito y reafirmarse en la oposición. Y la usó. "No podemos ser cómplices de las posiciones políticas del tripartito, y menos de las de Guanyar o Compromís", llegó a decir su portavoz, Yaneth Giraldo. "El tripartito no tiene mayoría, no pueden seguir tomando decisiones como si la tuviese y no pueden pedirnos que les demos nuestro apoyo solo por responsabilidad, ya que la responsabilidad de buscar el acuerdo es de ellos", añadió.

El proceso y la confianza

¿Cuál es el proceso a seguir a partir de ahora? Como publicó este diario, el tripartito prevé poner su propuesta económica en manos del interventor como muy tarde este viernes para que valide la corrección de la propuesta. En unos diez días, se elevará al escrutinio del Ministerio de Hacienda (el ayuntamiento está intervenido y sometido a un plan de ajuste) para que le dé el visto bueno o exija modificaciones. Y después se llevará a Junta de Gobierno, donde se aprobará, y se trasladará a la comisión de Hacienda, donde toda la oposición podrá presentar enmiendas (con los límites ya explicados). Por último, se debatirá en pleno. No hay fechas concretas, pero el tripartito no quiere más demoras para tener el tiempo necesario que permita acometer inversiones (se prevén actuaciones por 10,5 millones).   

PSOE, Guanyar y Compromís (14 ediles en una corporación de 29) necesitan de al menos la abstención de un concejal para que el presupuesto se apruebe con la suma de más votos a favor que en contra. Los tres socios aseguran no tener ningún pacto con los dos no adscritos: Belmonte y Sepulcre. Ninguno de los dos tienen decidida su posición, según manifestaron a Alicante Plaza. Belmonte (ex de Guanyar) apuntó que sería consecuente con el programa con el que se presentó a las elecciones y sostuvo que si sus enmiendas se aprueban, lo lógico sería que votase a favor. 

EL TRIPARTITO PODRÍA FORZAR LA APROBACIÓN DEL PRESUPUESTO SI LO VINCULA A UNA CUESTIÓN DE CONFIANZA, YA QUE NO PUEDE PROSPERAR UNA MOCIÓN DE CENSURA

¿Qué sucede si el tripartito no suma más votos positivos que negativos? En ese supuesto se abrirían dos escenarios: prorrogar las cuentas de 2016 y esperar al remanente de este ejercicio para ejecutar inversiones o forzar la aprobación automática de su nuevo presupuesto vinculándolo a una cuestión de confianza. El mecanismo implica que el alcalde solicite el respaldo del pleno a su gestión. Si se obtuviese ese apoyo, el presupuesto quedaría aprobado. En el caso de que no lo obtuviese, se abriría un plazo de un mes para que se presentase una moción de censura para promover un cambio de gobierno. Si, transcurrido ese plazo, no se hubiese registrado esa moción, las cuentas también quedarían aprobadas. 

La cuestión trascendental en este punto es que el actual reparto de fuerzas en la corporación impide que se presente esa moción de censura: PP y C's suman 13 concejales y los votos de Sepulcre y Belmonte no cuentan porque han dejado de pertenecer al grupo político por el que fueron elegidos concejales, como establece la reforma de la Ley Electoral aprobada en 2012 para combatir el transfuguismo. Hasta ahora, en el tripartito no hay ninguna decisión oficial sobre la posibilidad de ejercer ese recurso, aunque algunos ediles sí mantienen que no debería ser procedente, puesto que se percibe que la confianza del pleno en la gestión del tripartito no está en duda. "No hay bloqueo, sino que apoyan la gran mayoría de nuestras propuestas", insisten. Todas las dudas se disiparán con el tiempo. Parece que nunca antes de febrero. 

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