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tan cerca, tan lejos

De la extinta Institución al soñado museo: la tortuosa vuelta de Sorolla a València

27/04/2018 - 

VALÈNCIA. Cada cierto tiempo la idea de poner en marcha un Museo Sorolla en València cobra vida, un sueño que parece latir en la conciencia de los distintos dirigentes valencianos, sean del color que sean. Rojos, azules o naranjas han querido -o soñado- hacer realidad un espacio expositivo permanente dedicado a la obra del artista valenciano, uno de los máximos atractivos culturales de la Comunitat. Sin embargo, materializar el proyecto es otra batalla distinta, máxime cuando el Museo Sorolla de Madrid no tiene intención de hacer las maletas. “El Museo Sorolla es generosa prestando, pero para exposiciones temporales […] En ningún momento se plantearía una cesión a tiempo indefinido”, recalcó la directora del museo en Madrid, Consuelo Luca de Tena, el pasado mes de febrero.

Ahora la idea resurge de sus cenizas desde el despacho de Presidencia de la Generalitat Valenciana, con Ximo Puig al mando, una iniciativa que quiere echar a andar cuando no hace tanto que enfrió el cadáver del gran proyecto -durante el gobierno del Partido Popular- para poner en valor la figura del pintor: la Institución Joaquín Sorolla de Investigación y Estudios. La entidad dio sus primeros en el año 2010 con el objetivo de fomentar los estudios y la investigación en torno al pintor valenciano y su época, el periodo entre los siglos XIX y XX. Vinculada a la conselleria de Cultura y con sede en el Centre del Carme, el último proyecto del que dio cuenta -en noviembre de 2014, pocos meses antes del cambio de gobierno- fue un estudio sobre las portadas de las novelas de Blasco Ibáñez publicadas por la editorial Prometeo a principios del XX y su vinculación con la obra de Joaquín Sorolla.

La obra de Sorolla en Fundación Bancaja. Foto: EVA MÁÑEZ.

Tras este proyecto, la institución se esfumó, una entidad que, tal y como confirman desde la propia Conselleria de Cultura, nació y murió con el antiguo gobierno. De hecho, desde el departamento liderado por el conseller Vicent Marzà se especifica que la Institución Sorolla “nunca tuvo personalidad jurídica propia ni se constituyó de forma autónoma”. Así, la Institución desapareció a finales de 2014 sin hacer ruido, un ‘coitus interruptus’ que ha resultado en un vacío entre este proyecto y el del futuro museo, una ruptura tras la que ahora se tiene puesta la mirada en la Marina. 

Por el momento, de la Institución queda un puñado de publicaciones a la espera de encontrar una biblioteca donde ser asumidas, pues de la sala dedicada a Sorolla en el Centre del Carme no queda más que el recuerdo. El proyecto se deshizo cuando todavía estaba Felipe Garín al frente del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana (CMCV), aunque ha sido definitivamente enterrado con la transformación del centro cultural en espacio dedicado a la cultura contemporánea con su nuevo gerente, José Luis Pérez Pont. Como curiosidad, en la sala donde en un momento se consagró el espacio para Sorolla se ubica actualmente el Espai de Telles, un espacio permanente dedicado a niños de 0 a 3 años que abrió sus puertas en noviembre de 2016. 

El Ayuntamiento lo ve "complicado" 

La idea de un museo, sin embargo, ha hecho que muchos levanten la ceja, poniendo en duda su idoneidad con las cartas que actualmente cuenta la Generalitat para su puesta en marcha. Desde el área de Cultura del Ayuntamiento de València ven “complicado” la creación del nuevo museo, un espacio que además ambiciona instalarse en un lugar de la ciudad, la Marina, que dificulta especialmente desde un punto de vista técnico su creación. Las condiciones vinculadas a la cercanía al mar encarecerían considerablemente el acondicionamiento de un espacio que requiere de un entorno óptimo para la correcta conservación de obras de arte. 

El propio director del Museo del Prado, el valenciano Miguel Falomir, se mostró escéptico ante la idea de la Generalitat de poner en marcha el museo. “Soy muy consciente de que Sorolla es probablemente el mayor activo de arte valenciano en términos de atracción de público, pero también creo que no es bueno vestir a un santo desvistiendo a otro ni poner todos los huevos en la misma cesta”, indicó durante una entrevista con Cultur Plaza el pasado mes de marzo. “El momento álgido del arte valenciano no fue Sorolla, fue la pintura del gótico internacional en torno al año 1400. Tenemos un museo con extraordinarios fondos de ese periodo. Me parece bien Sorolla, pero no olvidemos lo otro. Hay que pensar más a larga duración”, añadió en referencia a la falta de dotación económica del Museu de Belles Arts de València. 

Marina. Puerto de Valencia, de Joaquín Sorolla

Con aproximadamente medio centenar de piezas de Sorolla en sus fondos, es precisamente a esta cuestión a la que se refiere Falomir cuando habla de ‘desvestir santos’, pues sin la ayuda de Madrid el museo lo tendría difícil para compilar una colección potente. A este respecto, desde Fundación Bancaja, poseedora de piezas del autor, admitió en febrero: “La Fundación Bancaja no tiene ningún conocimiento de dicho proyecto, no habiendo recibido ninguna propuesta ni habiéndose establecido con ella ningún contacto por parte de ninguna institución [...] no ha podido estudiar internamente ni en sus órganos de gobierno una propuesta inexistente por lo que no puede valorar la misma”.

Siendo este un proyecto iniciado por Presidencia, es en última instancia el área de Cultura el que tiene que ‘defenderlo’, pues las obras de las que se nutriría -además de los posibles fondos privados- saldrían de las salas del Museu de Belles Arts de València, un museo, ¿a la sombra del de Madrid? “Si pensáramos que el Museu Sorolla fuera la ‘hermana fea’ del de Madrid, no lo haríamos [...] Si se hace es porque tiene sentido. Si no, no lo haremos”, declaró el conseller de Cultura, Vicent Marzà, a este diario hace apenas tres semanas. “Nosotros lo que tenemos que hacer es propiciar que las cosas pasen. Que cada día más, el territorio valenciano sea referente en manifestaciones culturales como pueda ser un Museo Sorolla. Pensamos que el espacio es adecuado, que València tiene las condiciones para poderlo hacer y que con los fondos que se disponen en instituciones valencianas, se podemos llegar a otros fondos privados que pueden ayudar a que ese proyecto expositivo no debilite otro proyecto. Que sea para sumar”.

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