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Alegan que su razón de ser es el desarrollo de tecnología 

¿De verdad han traído ellas la precariedad laboral? Las 'startups' se defienden

10/09/2018 - 

VALÈNCIA. El Plan Director por un Trabajo Digno 2018-2020 diseñado por el ejecutivo de Pedro Sánchez y aprobado el pasado 27 de julio persigue “recuperar derechos laborales y mejorar la calidad de empleo y de las condiciones del trabajo”. La intención sería acabar con el exceso de temporalidad, de rotación laboral, de horas extraordinarias no remuneradas ni compensadas y, entre otras más, con la proliferación de falsos autónomos, también conocidos como autónomos económicamente dependientes. El documento aclara que la existencia de falsos autónomos “no es exclusiva de un determinado sector de actividad” aunque matiza que “la presencia que tiene en las nuevas formas de organización social, así como en los nuevos negocios creados a través de plataformas digitales es significativa”. 

Hasta el momento, con poco más de un mes en vigor, dicen haber logrado que afloren 8.000 puestos ocupados por falsos autónomos, aunque no se haya especificado su procedencia. Sentencias judiciales por este motivo hay para todos, desde negocios tradicionales como clínicas privadas, empresas cárnicas o una conocida compañía de instalación y mantenimiento de ascensores, hasta empresas tecnológicas de nueva creación. Entre las últimas cabe recordar la denuncia por esa causa interpuesta por UGT contra plataformas como Deliveroo o Glovo. También figuran entre las demandadas Uber eats o Stuart Delivery.

Se da la circunstancia de que gran parte de los demandados corresponden a empresas de reparto a domicilio, motivo que a Diego Moya, CEO de entrenar.me, le lleva a cuestionarse si los clientes de todas estas plataformas estarían dispuestos a pagar más a cambio de una mejora en las condiciones laborales de los ‘riders’.

Diego Moyá, cofundador de Entrenar.me

La misma duda sobre los costes repercutidos en el cliente siembran los responsables de muchas de estas startups. Suman a ello el argumento de que se trata de nuevos modelos de negocio y de que son empresas de base tecnológica. “Somos una empresa que desarrolla tecnología y la pone al servicio de sus usuarios”, defiende Manel Pujol, director general de Uber Eats en España. El mismo declaraba en una entrevista concedida a otro medio: “Estamos convencidos del modelo que tenemos y es evidente que las estructuras laborales evolucionarán. Si tuviésemos que adaptar nuestro modelo para tener empleados, no tendría nada que ver”.

La adaptación laboral a la tecnología

También la Asociación Española de la Economía Digital, Adigital lanzaba el pasado mes de junio, en el marco de la jornada ‘Futuro del trabajo y plataformas digitales’, su manifiesto “por un trabajo independiente, innovador y de calidad”. Según éste, el nuevo paradigma surgido a raíz de la digitalización y la revolución tecnológica “está facilitando la creación de nuevos servicios y propuestas de valor, nuevas formas de organizar el trabajo y nuevas oportunidades económicas. Servicios que ya gozan de una aceptación masiva por parte del consumidor y que están en pleno desarrollo”. Esa es una de las fortalezas de estas soluciones: haberse ganado el apoyo de los clientes a base de ahorros económicos y confort.

El manifiesto refiere también la oportunidad laboral que estas plataformas ofrecen a “aquellos que han quedado excluidos del mercado de trabajo o a los que buscan un complemento a sus ingresos a través de una alternativa flexible que encaje con sus obligaciones personales o su estilo de vida”. Terminan poniéndose a disposición del Gobierno y de los grupos políticos, “para, de la mano, encontrar soluciones que permitan aprovechar las oportunidades que la digitalización ofrece, haciéndolas compatibles con un adecuado nivel de protección social y seguridad jurídica para todos los actores de esta nueva economía”.

Pero, al margen del delivery, la mayoría de las startups consideran injusta la asociación con el concepto de precariedad laboral. “Creo que la mayoría estamos de acuerdo en que a la gente hay que pagarla como se merece y sé de muchas startups que pagan mejor que las compañías tradicionales”, dice Diego Moya. También el IV TIC Monitor de la compañía Vass pone de manifiesto el tirón de las consultoras y las compañías TIC no solo en el conjunto de la economía española sino también “en lo referente a demanda de empleo especializado, un apartado en el que las previsiones de contratación no dejan de crecer”.

Tampoco Maite Moreno profesora de Recursos Humanos en EAE Business School y socia de la consultora de innovación Monday Happy Monday, cree que esté en la voluntad de las startups explotar a los trabajadores o vulnerar la ley. Si entiende, sin embargo, que “el fenómeno startup impone la necesidad de replantearse una nueva relación laboral. Hace falta una adaptación legislativa a los nuevos tiempos”, dice, y observa que dicho ajuste será cada vez más apremiante en la medida en que los algoritmos vayan tomando decisiones empresariales y las máquinas reemplacen la mano de obra. Como recuerda Moya, en Amazon llevan ya tiempo experimentando el reparto con drones.

La amenaza de las máquinas

Este es el tema que aborda Manuel Alejandro Hidalgo Pérez, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Olavide, en su libro recién publicado ‘El futuro del empleo’. En él habla de ganadores y perdedores debido al impacto de las nuevas tecnologías en el mercado laboral. La conclusión final es que sí, que las máquinas retirarán al hombre de los trabajos más automatizados, con la consecuente conflictividad en el proceso de transición, pero que surgirán nuevos desempeños laborales. 

Declaraba también Hidalgo en una entrevista que “la ola tecnológica no ha creado la precariedad laboral y los falsos autónomos” a cuyo titular respondía en un tuit María Luz Rodríguez, secretaria de Empleo con el Gobierno de Rodríguez Zapatero y profesora titular de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad de Castilla-La Mancha: “Cierto: la precariedad y los falsos autónomos existen desde antes de la revolución tecnológica. Por eso, en debate sobre si en plataformas son trabajadores o autónomos siempre parece que ser trabajador te incluye en una zona de confort, cuando no es así”. 

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