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El museo del fin del mundo: Ángel Masip toma el Centre del Carme

16/09/2017 - 

VALÈNCIA. Desde 1947, un comité de investigadores asociados a la Harris School of Public Policy de la Universidad de Chicago, publican periódicamente el Bulletin of the Atomic Scientists  donde mantienen en funcionamiento un reloj simbólico que marca nuestra aproximación al fin del mundo. Esta ficción pretende recordar a la sociedad la importancia de sus actos, que han motivado la modificación de los ciclos de la naturaleza y alertar sobre el peligro del conflicto nuclear o el cambio climático. El llamado Doomsday Clock, ha venido marcando desde entonces nuestra aproximación y alejamiento a lo que se considera el colapso de la humanidad.

El pasado 26 de enero de 2017, y tras el análisis de una serie de acontecimientos, como el nuevo rumbo político estadounidense o el reconocimiento de una nueva era geológica, el título del último informe publicado era… ‘Dos minutos y medio para la media noche’. A partir de este hecho Ángel Masip presenta en el Centre del Carme un museo apocalíptico (construido a partir de lo que se encontraría de nuestra civilización) en el que analizar cómo construimos nuestra historia, no de forma ortodoxa, pero sí poniendo en tela de juicio los criterios políticos o económicos sobre los que la hemos erigido. El director del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, José Luis Pérez Pont, presentó ayer la exposición, acompañado por el artista y por el comisario, Juan Luis Toboso. Así, Pérez Pont recordó que esta muestra “supone el segundo momento del ciclo Reinventar lo Posible / Accionar lo imaginable,  proyecto ganador de la convocatoria pública 365 dies VLC, un programa de investigación, creación, exposición y debate alrededor del pensamiento ecológico, no sólo ambiental, sino también político y subjetivo”.

“Si en un primer momento analizábamos las fronteras entre ciencia y naturaleza, en esta segunda propuesta lo científico, lo natural y lo artístico se dan la mano para invitarnos a reflexionar sobre la cultura de nuestro tiempo” ha explicado Pérez Pont quien ha añadido que “de nuevo estamos ante una exposición en la que el arte se muestra como una herramienta necesaria para abrir la mente y enseñarnos a pensar y a cuestionar nuestro entorno como personas libres”. El director del Consorci de Museus ha manifestado que “Ángel Masip transgrede los cánones de la museografía en una muestra que nos conduce a observar, buscar, rodear, y a sorprendernos ante el objeto artístico”.

Two and a half minutes to midnight

El proyecto de Ángel Masip crea una ficción para comprender lo que la realidad en ocasiones, con su exceso de veracidad, no consigue explicar: ¿cuáles son las posibilidades de elaborar una arqueología de la sociedad del presente? y cómo la ruptura con los paradigmas de una herencia cultural en crisis, nos hacen pensar en un futuro desde las ruinas del presente. Desbordando las fronteras del espacio formal de la exposición Masip da una vuelta de tuerca a la museografía tradicional y crea una instalación / artefacto de 17 metros que atraviesa los muros de la sala de exposiciones. Este artefacto muestra, a modo de museo apocalíptico, los restos de nuestra civilización.

En la exposición los elementos propiamente expositivos se presentan de forma alterada, dejando desnudas las paredes y sin iluminación vertical. Los objetos se presentan en una vitrina muy personal donde hay piezas que no están o se encuentran escondidas. El valor de lo estético se pone en entredicho cuando las obras de arte se sustituyen por objetos de desecho o plantas secas. Según el artista “se trata de una deconstrucción de nuestra cultura para analizar cómo construimos nuestra historia”. Masip ha señalado que “esto se puede vincular también a otro concepto y es cómo percibimos la naturaleza, qué es lo natural o artificioso”. 

Una de las características más reconocibles en la obra del artista alicantino es su interés por aquellos lugares que él denomina “intersticiales”, en el extrarradio de la ciudad: descampados, ruinas. “Lugares donde esa parte de nosotros se descontrola y aparece todo aquello que desechamos, piezas que están por debajo en nuestra escala de valores ¿qué pasaría si en el futuro esos objetos fueran los que nos representan como civilización?” ha explicado. Desde el punto de vista del comisario “la obra de Masip se construye a partir del espacio y en la relación entre el paisaje y la condición humana. Para el proyecto de Reinventar lo posible / Accionar lo imaginable, su obra suponía un nuevo desafío”.

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