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el billete / OPINIÓN

El PNV cabalga de nuevo (a lomos de Rajoy)

Foto: EFE/Javier Lizón
29/04/2018 - 

Como en las películas de suspense en las que todo parece perdido hasta que a diez minutos del final la fortuna cambia de bando y sonríe a los buenos, Mariano Rajoy va a sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado (PGE) sin ninguna heroicidad cuando nadie daba un duro por él hace dos meses. 

Hace dos meses, Ciudadanos ponía duras condiciones para apoyarlos –la expulsión de la senadora imputada Pilar Barreiro–, el PNV aseguraba que mientras hubiera 155 en Cataluña no se sentaría a negociar el precio de sus cinco votos y lo de Cataluña no tenía –ni tiene– arreglo. Se acababa el tiempo, saltaba el escándalo de Cifuentes –el del máster–, los barones del PP se sumaban a Ximo Puig en el clamor por el cambio de sistema de financiación autonómica –eso sí, sin quita– y los pensionistas salían a la calle –donde más en Bilbao, luego veremos por qué– a decirle al Gobierno que el aumento del 0,25% aprobado en enero es una miseria. Todo estaba en contra del Gobierno y a favor de unas elecciones anticipadas.

Pero el guion –ahora se escribe sin acento– era tan malo, que quienes esta película ya la han visto sabían, desde que Montoro presentó los PGE, que (spoiler) el Congreso aprobará las cuentas después de un tormentoso debate y al día siguiente saldrá el sol en la Carrera de San Jerónimo. El interés de este tipo de films no es su previsible final feliz sino los hechos a veces increíbles que lo desencadenan cuando todo estaba manga por hombro. Tim Burton lo parodió como nadie en Mars Attack, pero para desatascar los PGE hacía falta algo más que el Indian Love Call de Slim Whitman.

Era necesario un encaje de bolillos, una sucesión de acontecimientos tan concatenados que a estas alturas uno sospecha que no pueden ser fruto de la casualidad: la senadora imputada deja el Grupo Popular; Rivera se sienta con Montoro para imponer sus condiciones; Rivera exhibe sus logros, entre ellos una subida de las pensiones mínimas del 2%; el Gobierno aprueba el proyecto de PGE pero el ministro ridiculiza a Rivera porque no es el 2 sino el 3%... 

Manifestación de pensionistas en Bilbao el pasado 16 de marzo. Foto: EFE

No obstante, el PNV sigue en sus trece de no sentarse a exprimir al Gobierno mientras persista el 155 en Cataluña. Vamos con Cataluña, dice Rajoy, que se hace el sueco para que un diputado huido pueda delegar su voto. Todo parece encarrilado, pero las fiestas de Pascua se nos han comido el tiempo y no hay margen: el 26 de abril se vota en el Congreso si se devuelven los PGE a los corrales. ¿Fallo de guion? Para nada, más emoción para quien no conozca el final.

El PNV sale al rescate

Andoni Ortuzar –el héroe, el resto son secundarios, y los valencianos, meros extras–, que ha visto como Montoro regaba el País Vasco con otra lluvia de inversiones en el proyecto de PGE –un 32% más–, abre la cartera para mostrar que aún le cabe más y se sienta a negociar con Rajoy. El Gobierno pone una línea roja: la caja única de la Seguridad Social no se toca, y el portavoz parlamentario vasco sale de La Moncloa después de tres horas de reunión y dice que allí no se ha negociado nada. Simplemente, ha hecho tragar a Montoro la mayor rueda de molino imaginable –esa subida de las pensiones que según el ministro era imposible porque "no hay dinero, señorías, no hay dinero"– y a Rajoy el sapo de una declaración a favor de que en Cataluña haya pronto un gobierno democrático –lógicamente independentista–. 

"Exigencias previas", lo llama Ortuzar, previas a la verdadera negociación que viene ahora con las enmiendas parciales que ha presentado el PNV por valor de 63 millones de euros. Los rescates cuestan dinero.

Estamos en ese emocionante momento de la película en el que se han salvado los PGE de ser devueltos enteritos al Gobierno y lo que queda (spoiler) es el final feliz –sobre todo para los vascos y vascas– que hemos visto tantas veces. Hay que decir que el PNV le ha quitado emoción al anunciar que lo de quitar el 155 en Cataluña es necesario pero no imprescindible. Lo imprescindible son los 63 millones.

(Un inciso: esos 63 millones son muchos más que los 38 que pedían los alcaldes para el Transporte Metropolitano de València –glosados aquí hace dos semanas–, que el Gobierno ha rechazado un año más, según le confirmó la número tres del Ministerio de Hacienda al conseller Soler el pasado viernes. Habrá, al parecer, 10 millones que ha conseguido arrancar Ciudadanos, menos es nada).

Cristóbal Montoro, el pasado jueves. Foto: EFE/Zipi

Los vascos y vascas, gracias a sus enmiendas, tendrán 10 millones para la construcción del carril bici Bilbao-Getxo y 1,5 para la reparación del voladizo y barandilla del Paseo de la Concha de San Sebastián, entre otras inversiones de carácter local que denotan que los del PNV ya no saben qué pedir porque tienen de todo. 

Los jubilados dirán que, al menos esta vez, con lo de las pensiones el PNV ha doblegado al Gobierno en beneficio de todos los españoles y no solo de los vascos. Sí y no. La subida pactada entre Montoro y Rivera de hasta un 3% beneficiaba a las pensiones más bajas y era progresiva; los que cobran más de 860 euros al mes se quedaban en el 0,25%. La mejora forzada por el PNV beneficia a todos los que perciben más de 700 euros y no es progresiva, es el mismo incremento porcentual para todos. Es decir, beneficia sobre todo a los jubilados con pensiones altas. ¿Y qué comunidad autónoma tiene la pensión media más alta? ¡Bingo!

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