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Etiquetas en el valencianismo, qué lío

Queda toda la temporada entera y a pesar del horror de inicio, teniendo a un entrenador de aparente consistencia, el Valencia podría conseguir una temporada digna, aspirante no sé si a la neoIntertoto o a Champions, sobre todo aspirante a algo más que eso: hacer un equipo

14/10/2016 - 

VALENCIA. Después de meses de un circo frenético de etiquetas arrojadas como proyectiles, hemos llegado a un momento interesante. Las etiquetas son mestizas y en este nuestro comité federal las corrientes se entremezclan. 

Atención, podría ocurrir que un llorentista auténtico, de los de timba con Társilo, reconociera que la contratación de Prandelli como entrenador es -así a simple vista- un acierto. Podría ser que un meritonista, de los de verdad, de los del séptimo día y la ascensión celestial, conviniera que la política deportiva este verano ha sido puro cachondeo, parcheada a última hora con dos buenos centrales. Podría suceder incluso que un miembro de la congregación salvista asumiera las evidencias de incumpliento en la hoja de ruta que selló la hiper transacción de venta. 

Aleluya, mestizaje en los convencimientos. Las verdades únicas y frentistas ya no son lo que eran. Debe tener que ver con el paso del tiempo, que fermenta. Se ha llegado al extremo de la existencia de antiguos llorentistas que en lugar de valorar los hechos en base a si benefician o no a Lim lo hacen en función del beneficio del Valencia. Insólito, aborronador. Caminan meritonistas capaces de detectar que en octubre el equipo permanece castrado, con los delanteros extirpados; nada más empezar la temporada se buscan refuerzos para subsanar el empastre. Claro que no era sencillo, de ahí la virtud de un buen director deportivo. 

Ojo cuidado, incluso se ha dado el caso de llorentistas que ahora son meritonistas, como Javier Gómez, cuya adaptabilidad al medio es insuperable. Podría intentarse pero él siempre será más dúctil. 

Qué lío de etiquetas. A este paso Llorente podría terminar siendo consejero del gobierno de Lim y hacerse meritonista de toda la vida. Más allá del tacticismo y la conveniencia de cuatro aprovechados, es sana la normalización que lleva a cuestionar o alabar fuera de las trincheras. 

Queda toda la temporada entera y a pesar del horror de inicio, teniendo a un entrenador de aparente consistencia, el Valencia podría conseguir una temporada digna, aspirante no sé si a la neoIntertoto o a Champions, sobre todo aspirante a algo más que eso: hacer un equipo. Contribuirá al propósito dejar las propias etiquetas en barbecho y empezar a llamar a las cosas por su nombre, un hábito con poca costumbre. 

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