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EL PEOR DE LOS TIEMPOS / OPINIÓN

¿Existe el “milagro danés”?

El caso danés no es un milagro, sino el resultado de décadas de reformas estructurales

20/03/2016 - 

El CESifo alemán es la fusión entre el Centro de Estudios Económicos y el Instituto ifo, vinculado a la Universidad de Munich, constituye un importantísimo centro europeo de investigación en economía, así como de prospectiva y de divulgación. Hace unos días presentó el Informe sobre la Economía Europea 2016, uno de cuyos capítulos se dedica a Dinamarca y al “milagro danés”. No en vano Torben Andersen, catedrático de la Universidad de Aarhus y experto en el mercado de trabajo y en el modelo nórdico de estado del bienestar, es uno de los autores de dicho capítulo.

Los buenos resultados de la economía danesa no son, sin embargo, fruto de ningún milagro. Su elevada renta per cápita actual, el bajo nivel de deuda pública o el superávit por cuenta corriente son consecuencia de muchos años de reformas como respuesta a una situación económica que en los años 80 era insostenible. Entre los setenta y los ochenta Dinamarca era un país en crisis, con desequilibrios en casi cualquier indicador macroeconómico: no sólo tenía elevado desempleo, sino que su moneda sufrió diversas devaluaciones (en gran parte porque la política monetaria carecía de credibilidad) y también acumulaba importantes déficits por cuenta corriente. 

LAs autoridades danesas emprendieron una larga lista de reformas económicas en casi todos los frentes, conscientes de sus características y límites como país

Ante esta situación las autoridades danesas emprendieron una larga lista de reformas económicas en casi todos los frentes, conscientes de sus características y límites como país. Por un lado, desde el punto de vista económico, el hecho de ser una economía pequeña y abierta (tiene un tamaño en población similar a la Comunidad Valenciana), la hacía muy dependiente del exterior y de su propia competitividad. Por otro, desde el punto de vista político, la apuesta por el modelo nórdico de estado del bienestar, la llevaba a tener que fomentar la igualdad de oportunidades, los bajos niveles de desigualdad y un elevado nivel de protección social. 

¿Qué es lo que hicieron bien? Comenzando por su sector exterior, se puede ver en el primer gráfico que entre los años 70 y 80 su déficit por cuenta corriente tenía un perfil semejante al español, con déficits tales que les forzaron a devaluar para corregir el desequilibrio. Con el fin de estabilizar sus cuentas exteriores y su moneda, decidieron vincular de forma estrecha la corona danesa al marco alemán a través del Sistema Monetario Europeo. Este mecanismo les sirvió también para ganar credibilidad en su política monetaria. El control de la inflación se hacía necesario si no querían perder competitividad (como ocurría de forma cíclica) y tener que devaluar nuevamente.

En España, las necesidades de financiación continuadas, nos han llevado a la posición del 100% del PIB

Al mismo tiempo apostaron por el Mercado Interior y aprovecharon para realizar reformas estructurales, ganar competitividad y hacer su sistema económico mucho más flexible. Así, a partir de finales de los ochenta, su balanza por cuenta corriente pasó a ser positiva, posición que no han abandonado, con la excepción de 1998. También su posición neta de endeudamiento frente al exterior cambió radicalmente de signo gracias a la corrección de la cuenta corriente. De una posición deudora (véase el gráfico 2) que llegó a superar en los años 80 el 40% del PIB (frente a algo menos del 20% en España), en la actualidad es positiva (desde hace más de una década) en la misma proporción. Mientras tanto, en España, las necesidades de financiación continuadas nos han llevado a que la posición deudora alcance el 100% del PIB.

Por lo que se refiere al mercado de trabajo, se ha hablado mucho sobre el sistema de flexi-seguridad. Dicho sistema se basa en que las reglas para contratar y para despedir son bastante flexibles, al tiempo que el seguro de desempleo es bastante generoso en comparación con otros países. Sin embargo, la flexi-seguridad ya existía en los años 70, por lo que este sistema no explica por sí solo el bajo desempleo actual, puesto que convivió con elevadas tasas de paro hasta comienzos de los años 90. Fueron las reformas realizadas en los noventa las que explican las diferencias: se endurecieron los requisitos de elegibilidad para recibir los subsidios, al tiempo que se redujo la duración. Se pasó a una política activa, basada en la formación y la educación, con incentivos para mejorar la cualificación: si los beneficiarios no han alcanzado niveles formativos que les cualifiquen antes de los 30 años, los subsidios de desempleo se reducen hasta niveles semejantes a las becas, por lo que no les queda otro remedio que formarse. Asimismo, las políticas de mercado de trabajo están en continuo cambio y actualización, puesto que su coste es elevado y puede poner en riesgo la sostenibilidad de las finanzas públicas. 

Por lo que se refiere al modelo danés de estado del bienestar, muchas veces se asocia el elevado tamaño del sector público danés (el mayor de la UE, alrededor del 60% del PIB) con un sistema económico intervencionista. Ocurre justamente lo contrario: para poder mantener el elevado nivel de protección social que ellos desean, su sector privado debe ser altamente eficiente y es uno de los más liberales de la OCDE. Desde el proceso de desregulación que se inició con la puesta en marcha del Mercado Interior europeo, Dinamarca se encuentra entre los más puntuales cumplidores de las recomendaciones de la Comisión Europea. Es el quinto países del mundo con menor regulación en los mercados de productos y se sitúa también a la cabeza en el índice de competitividad global que elabora el “World Economic Forum”. El objetivo es siempre mantener la competitividad, en una economía muy exportadora y formada por una mayoría de empresas medianas y pequeñas. Su moneda continua siendo muy estable: aunque no es miembro del euro (no porque sus autoridades no estén dispuestas, sino porque se ha rechazado dos veces en referéndum), la corona danesa mantiene su tipo de cambio vinculado al euro.

Finalmente, las finanzas públicas danesas son de las más estables y sostenibles de Europa. Porque lo importante no es el tamaño del sector público, sino que su funcionamiento sea sostenible. Como puede verse en los gráficos 3 y 4, al inicio de este milenio Dinamarca y España tenían similares niveles de deuda respecto al PIB, al tiempo que, en ambos casos, sus cuentas públicas tenían pequeños déficits. Sin embargo, cuando llega la crisis, mientras que la economía danesa fue capaz de, no sin problemas, salir de la recesión, la falta de mecanismos de ajuste en el caso español han causado un deterioro tal de las finanzas públicas que la deuda aún no ha dejado de crecer.

El caso danés no es un milagro, sino el resultado de décadas de reformas estructurales y una combinación de medidas liberalizadoras y desreguladoras en el sector privado, junto a incentivos para lograr trabajadores cualificados, altas tasas de participación y muchos años de cotización. No es el resultado de unas pocas medidas para salir del paso, sino de un esfuerzo continuo de reforma y corrección, no sólo de los desequilibrios, sino también de los errores. No esperemos nosotros un milagro, que no va a llegar. Saber qué es lo que queremos lograr como sociedad y tener voluntad de lograrlo es el primer paso. El resto es cuestión de tiempo y de trabajo.

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