GRUPO PLAZA

ENTREVISTA LAS MIGAS

Marta Robles (Las Migas): “En España ahora mismo es muy difícil mantenerse como un grupo independiente"

El cuarteto presentará Vente Conmigo, su nuevo disco tras 4 años de silencio, el próximo 27 de enero en un concierto en La Rambleta

19/01/2017 - 

VALENCIA. “¡Me has cogido muy sincera hoy!”, concluye Marta Robles al otro lado del teléfono tras certificar el final de la entrevista. Lo cierto es que la guitarrista y compositora principal de Las Migas, como miembro más veterano de la formación, representa a la perfección la idiosincrasia de una banda que se mueve en una bonita asincronía con respecto al signo de los tiempos. “Tienes que tomar un camino, y no es nada fácil porque en este país no hay nada en medio”, explica Alba Carmona, la cantante que podría haber firmado la primera sentencia de este artículo: “o vas con un sector muy independiente que a lo mejor no te puede generar una difusión y una promoción buenas, o te vas a una multinacional que es todo lo contrario”.

Las Migas se han tomado 4 años para publicar su tercer disco. En todo ese tiempo se han encontrado con una “verdad cruel”: la industria tritura las buenas intenciones si con ellas no se venden discos. “Cuando te presentas ante una multinacional se ve mucho el potencial que podamos tener y tratan de dirigir la producción hacia algo más vendible”, reconoce la guitarrista, que asegura que, a pesar de que es algo “muy goloso”, retirar la música del foco principal de prioridades les haría ganar cosas pero perder “muchas más”. Alejadas de lo comercial, no por comercial sino por la ausencia de control sobre su proyecto, resulta fascinante mirar a través de lo cristalino de su compromiso: “es una fórmula que funciona a nivel discográfico y de toda la industria, y al final han querido probar con nosotras esa fórmula”, recuerda Alba Carmona: “nosotras, en algún momento, incluso nos hemos arriesgado a probar cosas, pero es que tenemos un sentido de la responsabilidad con lo que hacemos muy grande, entonces nunca podemos”.

-Vente Conmigo es vuestro primer disco en 4 años. ¿Estáis contentas con cómo ha quedado?
-Marta Robles: Estamos muy contentas porque, como muy bien dices, ha sido un trabajo que hemos tardado mucho tiempo en sacar por muchas razones; hace ya más de dos años que estamos intentando grabar, conseguir discográfica que nos gustara… ha sido un trabajo muy lento. Teníamos muchas expectativas y creo que se han cumplido porque hemos conseguido producirlo con Josemi Carmona, que es uno de nuestros referentes musicales, no sólo como productor sino como músico; eso ha hecho que el disco nos encante a nosotras mismas porque tiene su toque. Hemos escogido muy bien los temas, se ha hecho una producción muy bonita y más arriesgada. Estamos muy felices con el resultado musical y con la portada que nos han hecho, que es muy especial… Nos sentimos muy afortunadas respecto a esto.

-Alba Carmona: Teníamos muchas ganas de arriesgar un poquito e incorporar músicas nuevas, trabajar en el estudio con sonidos nuevos, con Josemi Carmona… Cuando ves que todas tus expectativas con lo que quieras que sea tu disco y cómo plasmar tu música acaban siendo mejores de lo que tú te esperabas, al final el resultado es muy satisfactorio y estamos súper contentas. Llevábamos trabajando mucho tiempo este disco y también las cuatro como banda, el resultado nos llena porque es el disco que queríamos.

-¿Por qué elegís a Josemi Carmona?
-M.R.: Por el tipo de música que estamos haciendo ahora. Como siempre, partimos del flamenco y nos queremos ir hacia otros lugares musicales, así que para producirlo tenía que ser alguien experto en este tipo de fronteras. Es muy complicado mantener tu esencia e irte hacia la música latina o hacia el pop. Josemi, tanto por su trabajo en Ketama como por sus propios discos, parecía un sello de garantía total porque todo lo que él hace queda increíble; dentro de este mundo, de músicas que no son fáciles de etiquetar porque tienen un poco de todo.

A.C.: Ha sido como una especie de colofón. Nosotras teníamos muchas ideas para este disco, el repertorio ya estaba bastante definido antes de entrar en el estudio y muy trabajado, pero necesitábamos afianzar los sonidos de este disco y queríamos que sonora realmente hacia la música latina; también queríamos investigar otros campos como podía ser el pop -tampoco es que nosotras nos hayamos metido en hacer nada muy pop, pero sí algún tinte sí queríamos incorporar-. Entonces, Josemi nos ha dado una seguridad y ha redondeado todos los temas, los ha hecho crecer, tanto en el trabajo con nosotras cuatro, como con los músicos, con los colores de las percusiones, con otros tipos de sonidos. Él ha terminado de cuajar todo el proyecto. Ha sido fundamental: era él la persona que iba a entender este discurso nuestro.

Este cuarteto tiene una esencia muy de música de cámara, muy a flor de piel, muy directo de la emoción y sin demasiadas florituras. El disco anterior casi lo grabamos en directo y hemos sido muy de música muy fiel a lo que es, sin demasiado, pero llevamos muchos años con eso y en el fondo uno también tiene ganas de investigar. Josemi nos decía “¿qué voy a hacer yo? Vosotras tenéis el repertorio muy por la mano y sabiendo lo que tenéis que hacer”, y él veía que no hacía falta demasiado, pero puedes elegir un discurso más sencillo o complicarlo mucho más; nosotras no queríamos complicarlo por complicarlo, pero sí veíamos que en este repertorio la música admitía más, un sonido más grande para que se entendiera mejor.

-No diría que es vuestro disco más flamenco…
-M.R.: No.

-… pero sí diría, sin embargo, que el flamenco está presente como una capa por todo el disco. Trascendiendo el propio sonido flamenco en sí.
-M.R.: Sí, exactamente. Por ejemplo, una de las cosas que son muy flamencas es las letras; las hay que sí son más historias, pero luego hay otras que son pequeñas estrofas en las que se dicen mucho en muy poco versos: de hecho, algunas letras las hemos cogido del repertorio del flamenco popular. Eso lo veo mucho. También el tipo de mensaje y el tipo de temas. Salvo ‘Viejo Patio’, que son unas bulerías, el resto son difíciles de encasillar en un palo flamenco en sí. Sin embargo, las guitarras tienen un toque muy flamenco porque las hemos producido con Josemi, el color de la voz de Alba… Cada una nos hemos sentido muy libres de expresar como queríamos porque sabíamos que, si algo estaba mal, él nos iba a arreglar el camino. Quizá por eso hay momentos más abiertos de otras músicas, pero también el flamenco está ahí: nosotras no vamos a dejar ese mundo nunca porque es de donde hemos venido y nos apasiona.

-Tengo la sensación de que, a nivel de producción, estáis mucho más arropadas en este disco.
-M.R.: Sí, esto es una cosa que hemos hecho a conciencia. El disco anterior era una propuesta mucho más íntima, y es lo que nos apetecía en ese momento, pero hay que cambiar y reinventarse: no porque algo te haya salido bien tienes que volverlo a repetir. El momento musical en el que nos encontramos nos daba para querer divertirnos un poco más en este sentido, y una canción tiene sus guitarras, sus violines y su voz, pero nos hemos metido con más coros, con toques electrónicos -que son muy sutiles y quizá el oyente ni los escucha, pero que están ahí y le dan una potencia a las canciones-, también hay más batería… Es una cosa que nos apetecía muchísimo, y creo que nos hubiéramos tirado más a la piscina de lo que luego Josemi ha querido, porque él quería mantener la esencia de Las Migas. A nivel producción queríamos arriesgar y ahora estamos trabajando eso para el directo porque, claro, el directo ahora no lo podemos hacer las cuatro solas. Ahora tendremos más músicos, un director musical increíble que se llama Ludovico Vagnone, que ha producido a los mejores, y nos está ayudando a llevar este directo y poder estar un poco más libres; cuando todo lo tienes que hacer tú todo el rato estás un poco atado y es un trabajo muy bonito y muy divertido.

-A.C.: Absolutamente. En el anterior disco el repertorio era un repertorio de tocarlo en directo, de estar las cuatro muy en nosotras mismas, de currar la expresión entre las cuatro y por eso decidimos grabar el disco con Raúl Rodriguez prácticamente en directo. En algún momento reforzábamos con algo de percusión y contrabajo, pero era un elemento muy de pinceladas; no había una presencia de grande instrumentación, tampoco en la producción, todo era más crudo porque el repertorio era ese y el grupo se encontraba en ese momento de querer mostrar raíz. Raúl hizo un trabajo muy bueno; nosotras también nos queríamos arriesgar ahí, me acuerdo, y queríamos que nos diera toda su visión de la música latina, pero él decía que no, que el grupo tenía que grabar ese repertorio tal y como era, sin mucho más. 

Sin embargo, esta música nace de dar muchas vueltas, de querer hacer algo más moderno con el sonido, de juguetear… Las cuatro nos hemos comprado unas pedaleras, nos encanta este mundo que te pueda abrir la electrónica -dentro de que nosotras no hacemos música electrónica ni lo pretendemos-. A lo largo de tu vida vas adquiriendo nuevos conocimientos, conoces a gente, ves cosas de gente que te emocionan y que te gustan, con sonidos nuevos y que están a la alcance, y te apetece investigar. La producción en un estudio te permite jugar con todo eso: nosotras queríamos una producción que, dentro del riesgo que íbamos a asumir, queríamos llevarlo también a escena y no podía ser algo que estuviera fuera de lo que es este grupo; es encontrar el equilibrio entre hacer una producción más elaborada y, por otro lado, no dejar de ser nosotras.

-Esa era una de las preguntas que tenía preparadas: ¿cómo trasladáis esto al directo?
-M.R.: (risas) ¡Pues ahí estamos! Todavía no te puedo decir cómo va a quedar. Nosotras somos muy exigentes y, sobre todo, tenemos muchas expectativas en todo y luego a veces te tienes que conformar un poquito más abajo porque a nivel técnico hay muchas cosas que quieres hacer y luego no se puede. Hemos partido muy alto y luego poco a poco vamos perfilando lo que es la realidad de los sitios a los que vamos a ir; yo creo que, gracias a este hombre y a la gente de la que nos hemos rodeado, vamos a hacer un espectáculo que ni en nuestros sueños nos lo hubiéramos imaginado.

-A.C.: Nosotras teníamos muchas ganas de cambiar e innovar, porque este grupo lleva muchos años y cada persona de forma individual, pero también como grupo, evoluciona. Hacía años no nos movíamos de las sillas y estábamos las cuatro sentadas, luego nos empezamos a mover un poco, interactuamos con el público… y, al final, esta evolución del directo ha sido una consecuencia de muchos años y de darnos cuenta de que nos apetece tener en escena esa producción que tenemos en el disco. Una cosa va con la otra. Todo lo que quieras hacer bien y cuidado, y con mucha dedicación, te cuesta mucho trabajo, pero en este momento queríamos aprovechar toda la escena. Es todo de una forma muy natural: nada de lo que se hace en este grupo está impuesto, todo va cambiando y, de forma natural, vas viendo que necesitas otras cosas. Ahora tenemos ganas de cuidar las luces, la escenografía, de cuidarnos a nosotras mismas e interactuar bien con el público y aportar más de lo que puede ser un concierto al uso. Estamos siguiendo mucho la sintonía que tenemos ahora.

-Es difícil encajaros en un estilo concreto. ¿Cómo se vive en España sin tener una etiqueta definida?
-M.R.: Es un tema muy complicado. El disco anterior yo creo que era mucho más flamenco, este disco lo etiquetamos como música mediterránea; por decir algo, porque tampoco es que signifique mucho lo de mediterránea porque es un término muy amplio. Nosotras partimos del flamenco, con toques latinos -yo creo que también hay un rollo latino bastante común en el disco entero, porque hasta los temas más intimistas tiran hacia ahí-, pero intentamos no etiquetarnos para no meter la pata: si dices que el disco es flamenco, los flamencos dirán que no, y si dices que el disco es pop, pues la gente del pop que este disco es súper flamenco. Cada uno que se lo piense para sí mismo. Nosotras intentamos hacer canciones bonitas e intentar sorprender cada vez para tener más público y para que nuestro público de siempre nos siga queriendo como hasta ahora.

-El hecho de no tener una etiqueta, ¿os lo pone aún más difícil?
-A.C.: Yo creo que sí. Por un lado nos beneficia porque nuestra amplitud a la hora de programarnos puede ser muy grande: unas veces estamos programadas en un festival de flamenco, aunque no hagamos flamenco, otras veces en festivales de músicas del mundo, del sector independiente… Gracias a eso no tenemos que estar en un círculo determinado. Pero, por otro lado, sí es verdad que siempre nos reclaman esto, y cuando es una música que pertenece a tantos sitios, es más difícil porque no sabes a quién dirigirte; en nuestro público no hay un solo perfil, entonces a la hora de clasificar es muy difícil. Tú diriges este producto a alguien y, ¿a quién lo haces? No lo haces a la gente del flamenco, ni tampoco a la gente que le gusta el jazz… En la industria y en el periodismo nos topamos con que se necesitan etiquetas para que la gente esté tranquila: esto es esto, y ya sabemos dónde tenemos que meterlo. Nosotras precisamente no acabamos de llevarlo muy bien porque no nos sentimos de ningún sitio solamente.

-¿Habéis percibido que, en España, el hecho de que seáis cuatro mujeres ya es una etiqueta en sí?
-A.C.: Sí. Totalmente. Nosotras no somos de reivindicar nada, pero es evidente que no hay muchas bandas de mujeres donde las instrumentistas también sean mujeres, donde el concepto de banda sea todo mujeres. La gente lo ve como un atractivo y noto como eso crea una expectación -a un nivel normal-. Es un producto que llama la atención. A la hora de trabajar en el extranjero yo veo que es recurrente lo de las cuatro mujeres porque no es muy típico, y la gente se asombra, y en sí yo creo que también es una etiqueta. Cuando tú tienes un grupo de tíos nunca dices “son cuatro hombres que hacen”; sin embargo, a nosotras siempre, como que es algo que hay que destacar.

-Es llamativo porque vosotras nunca habéis explotado esa veta…
-A.C.: No. ¡Además, a mí no me gusta nada! Desde que he nacido y me he metido en el mundo de la música me he sentido igual de bien con hombres como con mujeres. Nosotras no vamos por el mundo ni lanzando mensajes de reivindicación de nada, ni lanzando mensajes de “aquí estamos nosotras”. Nos conocimos, tocamos porque nos gusta como tocamos entre nosotras… La banda nace de una forma muy normal, han pasado los años y seguimos tocando, pero no porque seamos mujeres. Es una pena que las bandas de mujeres no sean más típicas, pero nosotras no estamos en esa lucha.

-Os he escuchado decir que, a la hora de hacer el disco, en su concepción, intentaron dirigiros hacia otro lado…
-M.R.: Hemos dado un poco de vueltas a nivel de oficinas y discográficas, hemos visto muchas propuestas. Lo que nos pasó es que, claro, cuando te presentas ante una multinacional se ve mucho el potencial que podamos tener y tratan de dirigir la producción hacia algo más vendible, digamos. Esto es muy goloso, pero al final decidimos que nuestra música es lo más importante que tenemos; si eso lo llevas hacia otro lado demasiado lejos, puede ser que ganemos cosas, pero seguramente perderemos muchas más. Al principio ni siquiera nos atrevíamos a llamar a Josemi porque pensábamos que nos iba a decir que no, pero él tiene esa cosa de un poco comercial, pero manteniendo lo que te decía antes del respeto hacia la esencia musical de Las Migas; hemos hecho algún que otro experimento que nosotras no consideramos que salieron bien, por eso ha pasado tanto tiempo, porque hemos dado un poco de vueltas, y por eso al final hemos vuelto a lo que siempre volvemos: a rodearnos de gente que respeta el proyecto desde donde está sin querer hacer magia. Nosotras somos lo que somos, se puede siempre mejorar, pero la música que hacemos está muy clara; para hacer otra música, que hagan otro grupo de cuatro chicas y hagan la música que tengan que hacer. Nuestra esencia no está en eso, nuestra esencia está en la música.

-Vuestra esencia no está en lo comercial.
-A.C.: Eso es lo menos natural que hay dentro de la música, por lo menos en nuestro camino. Nosotras siempre hemos pertenecido a un sector muy independiente, y siempre nos hemos cuidado mucho, nos hemos autogestionado, autoproducido… autotodo, porque queríamos conservar nuestra esencia y manejar lo que es más importante para nosotras, que es la música, y no tanto el negocio. Al final el negocio independiente no deja de ser algo que cuesta mucho trabajo diario, y que tiene la cobertura que tiene y a veces es agotador hacer de todo aparte de cantar o de tocar. Decidimos emprender un viaje un poco más allá, en colaboración con alguna multinacional: es una pena porque estamos condenados a la cosa comercial, te topas con una verdad muy cruel. Para mí lo más importante es ser consecuente y honesta con la música que hago y conmigo misma, lo que canto y cómo lo canto… Pero te das cuenta de que para el negocio no es lo más importante, y es verdad que han querido reconducirnos porque nuestra música, en el fondo, dentro de que tengamos un público bastante variopinto, no es una música comercial.

No somos un grupo de música comercial. Es una fórmula que funciona a nivel discográfico y de toda la industria, y al final han querido probar con nosotras esa fórmula; y nosotras, en algún momento, incluso nos hemos arriesgado a probar cosas, pero es que tenemos un sentido de la responsabilidad con lo que hacemos muy grande, entonces nunca podemos. A mí me encanta la música comercial, aunque hay música comercial y música comercial. Nosotras no pensamos en hacerla, hacemos la música que nos sale del cuerpo y del alma, y no pensando en vender un disco u 80.000: hacer un buen disco no es un criterio unido al de una industria que necesita vender discos. Al final tienes que tomar un camino entre una cosa y la otra, y no es nada fácil porque en este país no hay nada en medio: o vas con un sector muy independiente que no te puede generar a lo mejor una difusión y una promoción buenas, o te vas a una multinacional que es todo lo contrario. Te das cuenta de que la realidad es difícil para un músico que quiere conservar su esencia y no está haciendo una música comercial al uso.

-M.R.: Cuando uno está en un mundo, piensa que su mundo es el más correcto. Si tú eres un productor de música pop o indie, de eso es de lo que más sabes y crees que, pasando por ese filtro, todo va a ir mejor. Esa experiencia de ver por dónde tú no te ves te sirve mucho para saber dónde sí te ves. En España ahora mismo es muy difícil mantenerse como un grupo un poco más alternativo o independiente; lo que se intentó hacer es conseguir un disco que se venda, y no es fácil, porque se venden muy pocos discos. Un tipo de música que tampoco es para masas hace que te tengas que buscar tu propio camino.

-Quizá no es tanto no querer hacer música comercial como tener un control total sobre lo que queréis hacer.
-A.C.: Nosotras, más que no querer hacer música comercial en plan “me niego”, pues no, porque si de repente tienes un tema que tú ves que lo es, ¿por qué no? Pero es verdad que al final pierdes el control de cómo se hacen las cosas; como tú te cuidas crees que nadie te va a poder cuidar, y en el fondo es así. Tú cedes una protección a tu proyecto que duele, a nosotras nos cuesta porque estamos muy acostumbradas a cuidar muy bien al público, a la gente que nos contrata, a trabajar con muchísimos tipos de públicos… y cuando eso no depende de ti, te tienes que dejar llevar mucho. El control lo pierdes y es una de las cosas que más nos impacta y que más nos cuesta a nosotras como grupo.

-¿Vosotras vivís de Las Migas?
-M.R.: Sí. Bueno, hasta ahora hemos vivido (risas). Ahora es una nueva etapa en la que todo es mucho más producido, más gente contratada… Yo espero que se pueda seguir viviendo, pero en principio es un proyecto que da mucho de sí, viajamos mucho, trabajamos incansablemente; cuando la gente piensa que tenemos mucha suerte, también deberían saber que nosotras nos pegamos unos curros que solamente en nuestras casas lo saben. A veces tenemos momentos de tranquilidad, pero en general estamos siempre muy a la carga. Gracias a eso podemos vivir.

-En 2011 Sílvia Pérez Cruz salió de Las Migas, y un par de años más tarde hubo dos cambios más. Sólo quedas tú de la formación original. ¿Cómo afectó eso al grupo?
-M.R.: A mí me ha afectado muy positivamente porque, cuando no quiere estar en un sitio, lo mejor es que no esté. Ha habido mucha libertad y cuando alguien ha querido abandonar el proyecto se ha ido cuando ha querido y como ha querido, y yo pensaba que este era un proyecto que merecía mucho la pena continuar, una propuesta única en el mercado que hay aquí y con la que yo me lo paso muy bien; lo que he hecho es encontrar gente que tuviera muchas ganas de trabajar conmigo y de crear cosas nuevas, y de pasárselo bien también, porque tampoco hemos buscado a la mejor música, sino a la mejor música y persona. Pasamos demasiadas horas juntas como para no ser muy amigas. Ya llevamos casi 3 años con la formación que estamos ahora, y hace mucho de todas esas historias: para mí Las Migas somos las que estamos. Y creo que estamos en nuestro mejor momento.

next

Conecta con nosotros

Valencia Plaza, desde cualquier medio

Suscríbete al boletín VP

Todos los días a primera hora en tu email


Quiero suscribirme

Acceso accionistas

 


Accionistas