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TVE EN SERIE

Los espías también lloran

El regreso de The Americans con su cuarta temporada y la reciente emisión de la miniserie El Infiltrado representan el nuevo y viejo modelo de las historias de espías

| 20/04/2016 | 2 min, 5 seg

VALENCIA. Una última generación de espías ha llegado hasta nuestras pantallas. Aunque ahora, en alguno de los casos recientes, su faceta personal cobre mayor presencia mezclada con el melodrama. Obligados por una profesión oficialmente oculta, los agentes secretos se renuevan bajo personalidades más solitarias y angustiadas, liberadas de la pátina de glamour que irradiaba la televisión y el cine de la segunda mitad del siglo XX. Con este cambio de paradigma regresa su mejor representación, la exquisita serie norteamericana The Americans, con una cuarta temporada estrenada este mes de marzo en AMC España. Mientras, en la misma cadena, la reciente emisión de la adaptación del libro de John Le Carré El infiltrado (The night manager) evidencia que las aventuras de corte clásico de estos agentes secretos tampoco han pasado de moda.

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Los espías han sido personajes recurrentes en la literatura de género, el cine y la televisión. Es imposible no recordar a los sofisticados James Bond o El Santo. En décadas pasadas, cuando los argumentos de cualquier ficción nos mostraban planteamientos de indios y vaqueros, de quienes se saltaban las normas y quienes se aseguraban de que se cumplieran, los espías navegaban por un camino distinto ya que podían permitirse actuar al margen de la ley, aunque en el fondo tenían al sistema de su lado.

Por entonces, sus vidas nos parecían apasionantes, estaban llenas de éxito social y mujeres guapas, en contraste con una España que empezaba a alejar de su mente la sensación de país de posguerra, de hambre, pobreza intelectual y escasos recursos. Ser espía estaba entre los sueños húmedos de cualquier macho alfa, no me lo nieguen.

Para mayor riqueza, sus peripecias han encajado siempre a la perfección en cualquier contexto sociopolítico beligerante. Envueltas en grandes dosis de actualidad sociopolítica o de nostalgia, según la época, británicos y estadounidenses repiten este año esta apuesta argumental con sendas emisiones. Aunque unos arriesgan mucho más que otros.

(Lea el artículo completo en el número de abril de la revista Plaza)

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