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AL OTRO LADO DE LA COLINA / OPINIÓN

Marruecos y España, del win-win al juego de suma cero

Decían nuestros padres fundadores de la UE que había que ocuparse del desarrollo de África, y parece que a nosotros ahora, además, nos toca preocuparnos

28/07/2018 - 

Acabamos de ver estos días como se materializado, otra vez, el problema de seguridad que tenemos en nuestra frontera sur terrestre, en concreto con Marruecos, y plasmado con el asalto de subsaharianos de la valla de Ceuta. En esta ocasión el salto de la valla la han protagonizado un grupo cercano a 1000 individuos agresivos y violentos, de los cuales han logrado entrar unos 600 que directamente se han presentado ante Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), una prueba más de su organización y dirección por parte de mafias de trata de seres humanos. Además en el salto se ha producido un virulento ataque contra nuestras FCSE, en esta ocasión la Guardia Civil, ocasionando entre sus agentes unos 22 heridos según fuentes de la Cruz Roja de Ceuta, número que la Delegación de Gobierno en esa ciudad autónoma ha reducido a sólo 11, parecería que se quiera minimizar el problema.

Estos asaltantes, evidentemente organizados, alentados y dirigidos por las mafias, han actuado usando prácticas y tácticas que se asemejan o pueden recordar a las de casi la Kale Borroka, o cualquier otro grupo irregular, pues para alcanzar sus objetivos han actuado en base al principio de la acción conjunta y única dirección, a la que dada su desesperación se le une una voluntad clara de conseguir su propósito (saltar la valla) y desplegando por sorpresa una virulencia y un uso de productos irritantes y abrasivos, a la par del uso de objetos cortantes y contundentes que ha provocado como hemos dicho numerosos heridos entre los guardias.

A lo anterior hay que sumarle que ante las dificultades impuestas al tráfico de seres humanos por parte de las autoridades de Italia y Malta la ruta marítima central del Mediterráneo se ha desplazado en parte hacia la occidental (Estrecho de Gibraltar) y en las pasadas semanas se han superado el número de personas que pasan en pateras por el Estrecho a las que navegan por el Canal de Sicilia.

Y puede que esto (los asaltos a nuestra frontera y el desembarco continuo de pateras) sea solo el principio, pues algunas fuentes calculan en casi 50.000 subsaharianos los que esperan en Marruecos para alcanzar su sueño dorado de llegar a Europa a través del Estrecho. Los padres fundadores de la UE, como hemos avanzado, en concreto la declaración de Robert Schuman de 9 de mayo de 1950, lo exponía de forma clarividente “Europa podrá, con mayores medios, proseguir la realización de una de sus tareas esenciales: el desarrollo del continente africano”, pero casi 70 años después parece que no se ha desarrollado todo lo que se podría esperar, y que por otra parte es muy necesario.

Esta falta de progreso ha traído consigo la existencia de unos Estados débiles que no cumplen con la totalidad de los requisitos exigidos, o que se derivan, de la Convención de Montevideo sobre Derechos y Deberes de los Estados del 26 de diciembre de 1933, pues a estos se les exige como actores del Derecho Internacional que posean una población permanente en un territorio concreto sobre el que un Gobierno ejerza sus competencias, y con capacidad para relacionarse con el resto de los Estados. Es por ello que al incumplir con la obligación de ejercer su soberanía sobre todo el territorio, especialmente en sus fronteras para el caso que nos ocupa, se produce una permeabilidad de las mismas, que aprovechan las mafias, para traficar (y perdonen que use un lenguaje rudo y claro) con uno de los mayores excedentes que tiene África, los seres humanos (de cuyos sueños se aprovechan), pues recordemos que esta misma primavera pasada el Banco Africano de Desarrollo (BAFD) ha alertado de que la bomba demográfica africana está a punto de explotar, piensen que al fin de la primera década de este siglo XXI África tenía unos 1.000 millones de seres humanos, y que para mitad de siglo tendrá unos 2.000 millones.

Ante el desafío de estas mafias, y las calamidades que provocan, se deberían adoptar las mismas medidas y aplicar los contundentes medios que se han utilizado para acabar, o al menos contener, al terrorismo global, persiguiéndoles desde los lejanos desiertos hasta las cercanas citys financieras donde puedan blanquear su dinero, y poner de acuerdo a todas, o por lo menos al mayor número posible, de organizaciones internacionales, como puedan ser, ONU, OTAN, UE, UA, etc.

Y por supuesto, como no, la implicación de nuestros países vecinos, como Marruecos que tiene sus obligaciones como Estado soberano de guardar sus fronteras, y por eso fueron loables a la vez de efectivos, los esfuerzos de Ignacio Cosidó (actual portavoz del PP en el Senado) en su etapa de Director General de la Policía por tener y desarrollar una buena relación con los servicios de seguridad alauitas. Aunque esas relaciones con nuestra otrora provincia Hispana del norte de África, Mauritania Tingitana, no son, o han sido, siempre del todo fáciles, desde momentos (como los de Cosidó) en los que se planteaba una estrategia del win-win en la que se pretendía que todos, marroquíes y españoles salieran beneficiados de nuestra vecindad, a otros tiempos en que más bien parece un juego de suma cero donde para tener un beneficio se necesita o es a costa de una perdida de la otra parte.

Por otro lado, ustedes habrán oído decir que en la política las casualidades no existen, y mucho menos (añadiría yo) en la política internacional, se acuerdan cuando les escribí hace tiempo sobre la relación existente entre los flujos de inmigrantes que partían desde las costas turcas hacia Europa, con sus negociaciones de acuerdos con la UE, pues algo parecido puede estar pasando con Marruecos. 

 

Estos días pasados se ha firmado un principio de acuerdo o protocolo de pesca (pues ahora se inicia el trámite de ratificación por las partes respectivas) entre Marruecos y la UE, donde el reino alauita ha sacado sus réditos oportunos, primero se mantiene la obligación de descargar las capturas pesqueras en puertos marroquíes (en detrimento de los nuestros pues algo más del 70 % de los pesqueros incluidos en el acuerdo son españoles), después se va a elevar el número de marinos de aquel país embarcados en buques europeos (71,87% españoles) y la contrapartida económica se eleva un 30 %, se pasará de pagar 40 millones de euros a 52 millones, y como guinda del pastel, se lo envolvemos con un reconocimiento de la soberanía marroquí sobre las aguas del Sahara Occidental, estupendo para la descolonización del Sahara y los planes de la ONU.

Pero dentro de este juego de suma cero, algunos parecen afectados por el cortoplacismo y el lograr hacer caja rápidamente, se vanaglorian del éxito comercial de las relaciones entre Marruecos y la Comunidad Valenciana, y es así como hace pocos días en este mismo diario de Valencia Plaza, se recogía la información de cómo “las exportaciones valencianas a Marruecos se duplican durante la última década”, y eso está muy pero que muy bien, pero pensemos con perspectiva, que ha ocurrido con la producción de cítricos y la comercialización de naranjas de aquel país, que aunque para ciertas empresas haya supuesto pingues beneficios, para nuestro campo valenciano y su degradación medioambiental, por el abandono de su explotación, ha sido terrorífico.

Y para ir acabando, no sé si comentarles la noticia aparecida en el diario sudafricano Business Day (y sus posibles derivadas), en el que se afirma que Marruecos puede desplazar a Sudáfrica como principal Hub (centro de actividad) africano de la industria automovilística, por lo que pasaría de ocupar la posición 28 a la 23 en la lista de productores de vehículos del año 2017 de la OICA (International Organization of Motor Vehicle Manufacturers), España ocupa el puesto 8º; y les revelo esto porque el centro principal de distribución del país alauita será el Tánger Med, una formidable plataforma logística, industrial y comercial que tiene por ejemplo asociada (a 15-20 Km) la zona franca industrial de Meloussa donde albergara fábricas de la Renault-Nissan, además comprende la Tánger Free Zona (algo parecido a nuestras Zonas Francas, y que en Valencia-Paterna se intentó conseguir pero no se logró), y donde empresas españolas como Inditex, Mango o el Corte Inglés ya están posicionados.

Fíjense que competidor tan magnifico va a ser este Tánger Med para toda el área del extremo occidental del Mediterráneo y costa Atlántica del Estrecho (pues se encuentra en el centro del triángulo Baleares-Estrecho-Canarias), donde las multinacionales van a encontrar casi un oasis fiscal (zonas francas) con unos sueldos de casi la mitad de nuestro salario mínimo interprofesional; y no sé ustedes, pero a mí me preocupa mucho nuestro patio trasero, no sólo por nuestra seguridad que también, sino por esa competencia económica que supone la combinación de jugar con diferentes reglas de juego (laborales, sindicales…) y de un gran puerto asociado con una importante zona industrial principalmente automovilística, esta competencia desleal nuestra agricultura ya lo sufre, se verán afectadas también nuestras infraestructuras logísticas e industriales, ya veremos.

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