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Primarias del PP: ¿el día del militante?

5/07/2018 - 

VALÈNCIA. Este jueves los afiliados del PP elegirán por primera vez a su presidente. Una decisión que, probablemente, no será definitiva dado que las premisas para alcanzar una mayoría por parte de uno de los seis candidatos obligarán a una segunda vuelta con los compromisarios como protagonistas que se producirá en el congreso del partido fijado para los días 20 y 21 de julio.

En cualquier caso, el acontecimiento es inédito para la militancia popular. Los que se hayan inscrito en el proceso -unos 66.000-, tendrán la ocasión de votar libremente al candidato que más les agrade para liderar la formación de la gaviota. 

¿Libremente? Esa es la cuestión. Las presiones que están ejerciéndose por parte de los dirigentes que apoyan a unos u otros candidatos recuerdan notablemente al proceso que no hace mucho vivió el PSOE con aquella pelea a cara de perro entre Pedro Sánchez, Susana Díaz y Patxi López. En aquel envite, el madrileño se impuso a la andaluza, que tenía un aparato del partido muchísimo más destacado, y al vasco, que jugó una baza para la tercera vía sin disponer del espacio suficiente para ello. 

En el proceso del PP, el aparato regional y los provinciales en la Comunitat Valenciana se han decantado por Soraya Sáenz de Santamaría. "Controla todo, por favor. Si la cosa va bien tendrá recompensa". "Ten controlados a los tuyos. Nosotros no te fallaremos". Son algunos ejemplos de mensajes que recibían en las últimas horas algunos militantes o cargos intermedios de cara al día decisivo: unas prácticas -promesas de un futuro mejor o un ascenso fulgurante- muy alejadas de la neutralidad que viene promulgando la líder del PPCV, Isabel Bonig.

Hay afiliados molestos en la Comunitat Valenciana. Algo que también ocurrió en el proceso socialista en esta tierra y que desembocó en una participación masiva -esto está controlado en el PP con la inscripción previa- pero también en unos votos que fueron de un candidato a otro simplemente por el enfado con el aparato. 

Sobre esto, quien más tiene que perder es precisamente la cúpula regional y las direcciones provinciales: buena parte de los dirigentes que apoyan a María Dolores de Cospedal no tenían ya sintonía con sus superiores inmediatos y los que respaldan a Pablo Casado, han hecho una campaña centrada en la libertad de voto y en, precisamente, animar a que los afiliados tomaran la decisión que consideren oportuna a sabiendas de que su candidato posee una pátina de renovación mayor que sus oponentes.

Sáenz de Santamaría, Cospedal y Casado, los tres candidatos favoritos. Foto: VP

Sin embargo, el exceso de tensión provocada puede regresar como un bumerán a los referentes de las distintas cúpulas que se han empeñado en entregar como ofrenda al grueso de la militancia del PPCV a la exvicepresidenta del Gobierno. Si hay victoria, respirarán tranquilos, aunque se habrá plantado una semilla de oposición interna con un porcentaje adscrito al más puro estilo PSPV. Si triunfa alguno de los otros aspirantes, la bofetada recibida por las cúpulas dirigentes que se han implicado de forma tan vehemente en el proceso, dejará tambaleándose la jerarquía actual de los populares valencianos. Más aún en un partido tan centralista como el PP.

El enigma, y posiblemente lo más bonito de este proceso, es conocer cómo actuará el militante del PP que, por primera vez, acude a las urnas con su voto 'libre' -a priori- para decidir el candidato que debe guiar al partido en su camino para retornar a La Moncloa. Una decisión individual y particular que, como descubrieron en el PSOE recientemente, es muy complicada de controlar. Y de esa manera, los afiliados de base se dieron cuenta de que podían votar a quién les diera la gana sin que pasara nada. O mejor dicho, haciendo que pasara todo.

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