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Rarezas cinematográficas envueltas en secretismo: así funciona Sesión de Incógnito

11/10/2018 - 

VALÈNCIA.  Adivina la película:

  1. Se concibió para la televisión británica, pero tras su paso por un gran festival se estrenó en todo el mundo.
  2. Entonces los Monty Python estaban dando sus últimos coletazos y esta película tiene que ver con uno de ellos. 
  3. Su trama fresca y levemente morbosa difícilmente podría producirse en estos tiempos que vivimos.
  4. Su éxito clamoroso supuso el pasaporte directo a Hollywood para su jovencísima protagonista.
  5. Ahora, olvidada desde los tiempos del VHS , es un momento ideal para volver a mostrarla y revindicarla.

Y como bola extra, la siguiente imagen:

¿Alguna idea?¿No? ¿Nada? Ufff, menos mal, porque en caso contrario se rompería la magia. Estas pistas son la única información con la que cuentan los audaces ciudadanos que esta noche acudan a Rambleta para asistir a una nueva entrega de Sesión de Incógnito, una iniciativa que proyecta de forma periódica películas transgresoras y poco conocidas sin desvelar previamente de que título se trata. Un puñado de datos imprecisos, una fotografía sugestiva…y nada más. Sin prejuicios, sin críticas especializadas ni sinopsis en Filmaffinity. Apología del vacío y la oscuridad. Una experiencia audiovisual a ciegas: tú y un largometraje misterioso. Lo que viene siendo una experiencia de simple y puro amor al cine. 

Al frente de este juego, se encuentra Dani Gascó, regente del mítico e imprescindible videoclub Stromboli y una figura clave en los circuitos cinematográficos de València. El objetivo no se limita a asistir a una película sin conocer su título, sino que la meta está en lograr que los espectadores se aproximen a obras que hasta ahora han resultado casi invisibles para el gran público. 

Así, la apuesta de Sesión de Incógnito es ofrecer cintas no estrenadas en España, difíciles de conseguir o que en su momento no tuvieron apenas difusión. Se buscan metrajes abandonados en el fondo de un cajón, rarezas cinematográficas, pepitas de oro que no lograron hacerse un hueco en la jungla de las distribuidoras, ornitorrincos del celuloide que esperan a ser descubiertos. “La idea es que no solamente la actividad sorprenda, sino que, al abrir la tapa de ese regalo, el contenido resulte sorprendente en sí mismo”, señala Gascó. Desde la absoluta ignorancia, la audiencia puede encontrar pequeñas gemas fílmicas a las que quizás jamás hubiera prestado atención. El misterio ejerce aquí de antídoto contra la indiferencia. “Piezas que serían ignoradas en otro contexto, de repente, se convierten en la estrella de la noche y les damos la importancia que se merecen. Actualmente, vivimos tan invadidos de imágenes que estamos anestesiados. Pero si coges una obra y le dedicas un espacio propio  y privilegiado todo cambia, empiezas a mirarla de una manera especial”, sostiene. 

Esa atmósfera, que sugiere pero no desvela, prosigue con la llegada a la sala de Rambleta, donde el espectador se ve envuelto por una melodía también relacionada con la película en cuestión. A continuación, se proyecta un cortometraje también vinculado a esta y se repasan las cinco pistas  difundidas en redes sociales. Una vez finalizada la película, es inevitable que se produzca una conversación colectiva sobre las impresiones causadas “por estas películas inimaginables”. 

Sentarse y observar

Esa fascinación por lo desconocido, para Gascó tiene “algo de ancestral”. “Quiero recuperar esa inocencia de acercarte al cine sin saber nada de lo que vas a ver y simplemente rendirte a la pantalla. Normalmente acudimos a las salas con mucha información previa y eso nos condiciona”,  señala Gascó. La ignorancia se vuelve, pues, un arma poderosa para dejarse arrastrar por la narración fílmica sin que haya ideas preconcebidas entrometiéndose en nuestro cerebro infoxicado. Tan sencillo como sentarse y observar los fotograbas que cabalgan ante nuestros ojos. 

A la hora de elegir título, Gascó se deja llevar, fundamentalmente, por su intuición: “la historia del cine es tan amplia y hay tantas posibilidades que creo que vale la pena darle otra oportunidad a cintas que en su momento pasaron desapercibidas”. A veces, como sucedió con el Día del Libro, trata de elegir un largometraje cuya temática vaya en sintonía con la efeméride. 

Foto: 'La habitación azul' 

“Un conocido me habló de que las iniciativas de Secret Cinema eran muy populares en Londres. A veces proyectaban películas muy malas, pero a las que acudía mucha gente porque les parecía divertido el misterio”, apunta Gascó sobre el origen de este proyecto. Los primeros pases se realizaron en La fábrica de hielo, también se realizó alguno en los Cines Aragón. De ahí, Gascó pasó a la Rambleta, donde ya lleva cuatro proyecciones: la argentina Los guantes mágicos (Martín Rejtman, 2006), Wiener-Dog (Todd Solondz, 2016), La habitación azul (Mathieu Amalric, 2014) y Schizopolis, un film que Steven Sodenbergh rodó en 1996 con un diminuto presupuesto. Hoy, 11 de octubre, realizará la quinta. Y parece que el proyecto coge ritmo, pues, según indica el responsable del videoclub Stromboli, el contenedor cultural pretende realizar un encuentro de este tipo cada mes. 

No se trata de la primera iniciativa que aúna en València cine y secretismo: en diciembre de 2016 nació Clandestino Cinema: una sala ubicada en algún punto indefinido "a 20 minutos al sur de Valencia por la A7”, que proyecta en 35 mm, cuenta con 20 butacas y una palomitera, y en la que se ofrecen también títulos secretos que no le son desvelados al espectador hasta que se encuentra frente a la pantalla. Gascó, conocedor del proyecto, señala como diferencia fundamental dos cuestiones: el amplio aforo que ofrece Rambleta (“hemos llegado a convocar a más de 100 personas”) y su selección de títulos “más polémicos, atrevidos, transgresores o extravagantes”. “Me parece muy interesante desenterrar películas políticamente incorrectas o que en su momento causaron mucho revuelo y fueron condenadas al ostracismo para  poder comentarlas y debatir sobre ellas desde el ahora. El arte, desde siempre, ha perturbado y molestado”, indica. 

Respecto al público, Gascó señala que en Sesión de Incógnito se entremezclan de cinéfilos apasionados y curiosos. Además, tras tantos años realizando proyecciones de cinefórums en la ciudad, “mucha gente ya sabe que si selecciono una película va a tener algo especial”. En ese sentido, señala que las película se proyectan en versión original subtitulada por lo que pueden ejercer también como “gancho para la población extranjera que reside en la ciudad”. En un mundo en el que acumular conocimientos es tan sencillo como hacer clic un par de veces, adentrarse con la guardia baja en un paréntesis de ignorancia puede convertirse en una bendición. O, al menos, en un vehículo para descubrir universos que habíamos desdeñado previamente. 



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