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grand place / OPINIÓN

Un toque de atención desde Bruselas

Foto: QUIQUE GARCÍA/EFE
3/10/2017 - 

Entrevistarse, conferenciar, conversar, hablar, departir, platicar, charlar, dialogar… End efinitiva, encontrarse, aunque sea en un punto equidistante —la palabra de moda—. Bruselas se ha resistido, pero al final no ha tenido más remedio que entrar en la cuestión catalana y dar un toque de atención al Ejecutivo español: hay que sentarse a hablar. Y lo ha dicho con ojos de espanto ante los sucesos acaecidos el domingo en Cataluña, donde los medios de comunicación y las redes sociales fueron testigos de cargo de una actuación policial contra la ciudadanía sin precedentes en cuarenta años de democracia española. 

No, no quiero hablar, insistía la Comisión Europea eludiendo opinar sobre la insistencia de Cataluña de separarse del Estado español. Y su presidente, Jean-Claude Juncker, apelaba a que la cuestión catalana era un asunto interno de un Estado miembro. No, no lo vamos a discutir, decían hace unos días en el Parlamento Europeo, rechazando entrar en la cuestión catalana, con miedo a posicionarse. Y es que, en pleno proceso de desmembramiento interno europeo —léase Brexit—, el referéndum de Cataluña quedaba muy lejos de Bruselas. 

La ciudadanía en la calle clamando por ejercer su derecho al voto frente a un escuadrón de policías, en un país en el que se nos ha hurtado este derecho durante cuarenta años de Dictadura franquista, ha resucitado viejos fantasmas y ha echado por tierra todo el respeto que se nos tenía como país democrático. Las redes sociales han actuado de amplificador. Lo hemos visto en directo desde cada rincón de Europa, desde cada mullido sofá, un domingo por la tarde. “La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres”, dice el artículo 2 del Tratado de la Unión Europea.

En las redes se apelaba a “mamá Europa”, ante la brutal respuesta de “papá Estado”. Meter un papel en una urna no es delito, es decir, no está tipificado en el Código Penal español. Tampoco lo es en ninguna ley europea, donde la libertad de opinión y de expresión están sacralizados. Y el domingo, el pueblo catalán sólo quería expresar su opinión. Así que, comenzaron a rodar tweets con los artículos del Tratado de la Unión Europea defendiendo los valores europeos y castigando la respuesta del Gobierno español ante el desafío del Gobierno catalán.

Y los ciudadanos europeos seguían apelando al Tratado, donde en su artículo 7 se cierne la amenaza para un Estado miembro, si se constata la existencia de un riesgo claro de violación grave por parte de éste de los valores contemplados en el artículo 2”. Recuerden, el del respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad…

Pero, claro, aquí deberíamos poner en relación también el artículo 4.2 del mismo Tratado, donde Bruselas matiza sutilmente que “respetará las funciones esenciales del Estado, especialmente las que tienen por objeto garantizar su integridad territorial, mantener el orden público y salvaguardar la seguridad nacional”. Y añade expresamente que, “en particular, la seguridad nacional seguirá siendo responsabilidad exclusiva de cada Estado miembro”. Con lo cual, no se mete en la decisión de utilizar la violencia con objeto de garantizar la seguridad nacional —y la integridad territorial, ¡ojo!—, pero se lo dice al oído y por teléfono. “La violencia nunca puede ser instrumento de la política”, ha dicho el presidente del ejecutivo europeo, Jean Claude Juncker, al tiempo que insistía en el diálogo.

Dicho esto, por lo que pueda pasar en el resto de la Unión y para que no sirva de precedente, Bruselas se cubre las espaldas por si en otros territorios se llegara a reproducir este desafío soberanista: el movimiento independentista corso, el Véneto, Escocia, Bretaña, Flandes, Bavaria…, por no remover las cenizas de Euskadi. “El referéndum catalán no es legal”, ha sido su segunda sentencia.

Y, por último, Juncker ha dejado clara la postura de la Unión intentando mostrarse más unida que nunca ante una anunciada declaración unilateral de independencia de Cataluña. Pero es que, además ha recordado que, incluso si el referéndum fuera legal y dentro del marco de la Constitución, ese territorio “se encontraría fuera de la Unión Europea”. Sólo hay que recordar que, en el actual marco del Tratado de Lisboa, sigue siendo necesaria la unanimidad de todos sus Estados miembros para que un nuevo Estado entre a formar parte de la Unión. Y España utilizaría su veto una y otra vez, como ha venido anunciando repetidamente. 

No hace falta decirlo al oído… Pero sí hace falta hablarlo, como ha instado el presidente del Consejo Europeo Donald Tusk en un tweet: “Just spoke to @MarianoRajoy. Sharing his constitutional arguments, I appealed for finding ways to avoid further escalation and use of force”… Evitar el uso de la fuerza y encontrar caminos, encontrarse, entrevistarse, conferenciar, conversar, hablar, departir, platicar, charlar, dialogar…

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