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Una exposición en el OCCC da voz a la "lucha clandestina" de los 3.000 'niños de la guerra' exiliados

11/01/2017 - 

VALENCIA (EP/VP). Una muestra de fotografías y documentos inéditos relata en el Octubre Centre de Cultura Contemporània (OCCC) de Valencia la "lucha clandestina" de los cerca de 3.000 niños españoles expatriados en 1937 a la Unión Soviética (URSS) para evitar la Guerra Civil. Un centenar de imágenes, cartas y recortes de periódico dan voz a su historia desde que fueron exiliados, algunos con solo cinco años, hasta que fueron acogidos por casas, combatieron en guerrillas con el Ejército Rojo y formaron familias en la Rusia de hoy para después "ser ignorados" a su regreso.

La exposición se inaugura esta tarde en el Octubre y permanecerá abierta hasta el próximo sábado 28 de enero en Valencia después de estrenarse en 2014 en Madrid y Moscú (Rusia) y pasar por varias ciudades españolas de Cataluña, País Vasco, Cantabria, Andalucía y algunos municipios de Alicante, después de incluso viajar a Kazajistán, donde algunos niños fueron acogidos en campos al estilo de los 'gulags'; según ha explicado a Europa Press la coordinadora Dolores Cabra.

'Niños de la guerra' rememora las vivencias de estos 2.895 niños --la mayoría asturianos y vascos-- a partir de los recuerdos de los propios protagonistas en cartas, instantáneas y palabras recogidas por algunos en sus memorias. Este fondo inédito se completa con documentos textuales y gráficos del fondo del Centro Español de Moscú donado por la Asociación Archivo Guerra y Exilio (AGE) al Arxiu Nacional de Catalunya, todo dispuesto en alrededor de 40 paneles dobles.

Con estos elementos, la muestra pone de relieve "uno de los episodios que mejor reflejan la solidaridad entre los pueblos": el acuerdo entre la URSS y el Gobierno español de la Segunda República para la acogida en el país de los niños y así "protegerlos" de la Guerra Civil ya activa en 1937, tras los bombardeos de ese año en varias ciudades españolas, "las primeras atrocidades y crímenes contra la humanidad".

Muchos de los pequeños eran huérfanos o hijos de luchadores en el frente y recibieron una "gran acogida" en suelo ruso para después esta estancia temporal se convirtió en un "exilio forzoso" porque el Gobierno franquista les impedía regresar a su país. No fue hasta el año 1956 cuando algunos comenzaron a volver tras la muerte de Stalin --en dos barcos hasta Valencia y Castellón-- para ya definitivamente llegar "en masa" en la década de los años 70, con el inicio de la democracia, hasta los 90.

A pesar de ello, prácticamente la mitad de los 'niños de la guerra' decidieron quedarse en la URSS y en Cuba --donde fueron escogidos como traductores por el Gobierno de Castro en la Guerra de los Misiles--, ya que en la España franquista "no aguantaban los interrogatorios infernales de la CIA y el FBI estadounidenses: Era una persecución total".

"Su suerte estaba echada"

Las fotografías muestran cómo los niños eran acogidos en casas, recibían formación y los más mayores, de poco más de 14 años, entraban a formar parte de las guerrillas del Ejército Rojo para luchar contra la Alemania nazi en la Gran Guerra Patria de la URSS en 1941, en la que "el 30% cayeron" en el frente. "Al final, su suerte estaba echada y se enfrentaban contra lo que había destruido su infancia, sus padres y su entorno", ilustra la coordinadora, que los define como "niños con heroismo contra bestias nazis".

Para participar en la contienda, los niños falsificaban su edad y se convertían en guerrilleros porque no podían entrar en el ejército al ser extranjeros, lo que Dolores Cabra define como "una lucha clandestina dentro de la propia guerra". "Eran seres aislados: no tenían nombre ni existían", ha aseverado.

Frente a estas instantáneas, la muestra incluye retazos de "esperanza" en un apartado dedicado a los niños que se convirtieron en maestros en la URSS, ya que "nunca perdieron su lengua materna"; imágenes "impresionantes" de niños estudiando y "jugando como pilluelos sin saber lo que se les viene encima" con la Segunda Guerra Mundial; o una fotografía de una pequeña sonriente "como si se levantara de un sueño: Es como el despertar de la vida en el 41 antes de que empezara la guerra".

A su regreso a España, la responsable de 'Niños de la guerra' ha relatado que los gobiernos de la época no les prestaron la atención que merecían y que, desde entonces, "sus derechos han pasado inadvertidos". "Había un compromiso importante con ellos de ocuparnos de que tuvieran una prestación", ha recordado, algo que no consiguieron hasta 2005, diez años más tarde de que lo solicitaran. En la actualidad, los que todavía viven cobran una pensión de Rusia y otra del Gobierno, de "solo unos 400 euros al mes" entre las dos.

Algunos de estos niños ya superan los 100 años, como Alejandra Soler, de 103, que presenta esta tarde la muestra, y otros alcanzan los 80 y 90, mientras muchos han fallecido o residen en centros de mayores, si bien siguen formando parte del AGE, una plataforma que les representa en esos "combates y batallas".

Lamentan la falta de acogida en Valencia

Respecto a la llegada de la exhibición a la capital del Turia, la coordinadora ha lamentado que la organización llevaba dos años con la intención de traerla, si bien "era bastante difícil" a pesar de haber hablado de ello con el Gobierno valenciano, instituciones y entidades.

"No lo entiendo: era el momento oportuno por ser Valencia la capital de la II República", ha lamentado, para subrayar la "actualidad candente" de la propuesta en relación al drama de los niños refugiados.

'Niños de la guerra' es una iniciativa conjunta de la Asociación Archivo Guerra y Exilio, el Arxiu Nacional de Catalunya, el Centro Español de Moscú y la Fundación Nostalgia, comisariada por Juan Barceló y coordinada por Dolores Cabra, ambos de AGE, y con documentación a cargo de Josep Fernández Trabal y Pilar Frago del Arxiu catalán.

La muestra permanece abierta de lunes a viernes en el OCCC con entrada libre en horario de 9 a 21 horas y los sábados por la mañana de 10 a 14 horas. La intención de la organización es llevarla próximamente a Castellón, si bien todavía está en conversaciones, puesto que en la capital de la Plana también desembarcó un barco de los niños exiliados.


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