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diversidad funcional 

Ver con la manos y escuchar con los ojos: los museos valencianos apuestan por el arte inclusivo

1/08/2018 - 

VALÈNCIA. Quizás en 2018 todavía haya quien crea que hablar de accesibilidad en los museos se limita a la imprescindible colocación de rampas en los lugares en los que sean necesarias. Pero teniendo en cuenta el impacto que puede causar el arte en la trayectoria vital de cualquier ser humano, no resulta complicado suponer que estos espacios tienen todo un horizonte de opciones que ofrecer para resultar más inclusivos. Para convertirse en los museos de todos. En este sentido, los centros valencianos van, poco a poco, incorporando nuevas perspectivas y acciones que les ayudan a acercarse a las personas con discapacidad. Porque cada individuo merece emocionarse al encontrar ese cuadro, esa escultura, esa instalación, esa fotografía con la que conecta a un nivel tan íntimo que resulta imposible de explicar con palabras. Esa creación que sale a su encuentro y logra que el universo (con sus miserias y sus bondades) tenga sentido por unos instantes.

En dicha travesía está embarcado Pau Lagunas, del área de Cultura de la Diputación de València, la entidad que gestiona el MuVIM, el Museo de Prehistoria y el de Etnología.  “Hasta ahora cada museo organizaba sus propias actividades, pero actualmente estamos trabajando para que todas estén unificadas dentro de un programa común”, explica. “Hemos tenido varias reuniones con Cocemfe (Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica) y nuestro objetivo es empezar a dar forma a las propuestas después de verano y poder presentar a finales de año un programa de servicios para la atención a personas con discapacidad”, apunta.

Entre las acciones que los centros culturales dependientes del ente provincial habían llevado a cabo de forma individual, destacan iniciativas como la actuación en el MuVIM de la compañía británica Stopgap Dance, que integra a bailarines con y sin discapacidad y cuyo espectáculo formaba parte del Festival 20 Sentidos. Asimismo, desde el Museo de Etnología se está trabajando en exposiciones específicas para niños autistas. En cualquier caso, se trata de propuestas efectuadas “siguiendo el libre albedrío de cada entidad. Lo que pretendemos es elaborar una carta más ajustada los problemas reales de estos colectivos y poderles ofrecer actuaciones ajustadas a sus necesidades”, señalan desde la Diputación.

  

Para Lagunas la meta reside en que los museos "sean 100 % inclusivos y puedan acoger de forma satisfactoria a personas con todo tipo de diversidades funcionales, pues somos conscientes de lo variada que es nuestra sociedad”. “Hay que tener en cuenta que hablamos de un abanico de necesidades complejas, es importante contar con colaboradores que te ayuden a orientar tus proyectos de manera concreta”, señala.

Y es que, a menudo estas actividades brotan en un terreno en el que nadie se había parado a sembrar antes. Como muestra, Lagunas señala una ocasión en la que desde el MuVIM se habló con Cocemfe para que sus usuarios con dificultades de movilidad asistieran a alguno de los ciclos de proyecciones o música en vivo: "la respuesta fue de absoluta sorpresa. Tradicionalmente ha habido una dejadez por parte del mundo de la cultura y el espectáculo respecto a estos colectivos, las personas con sillas de ruedas encuentran problemas para acceder al cine, al teatro o a un concierto... Al final, ellos mismos han interiorizado que esas actividades no les pertenecen. Pero son ciudadanos como los demás y debemos recordar que los museos públicos se deben a la sociedad". "Nuestra obligación es promover acciones para que todo el mundo pueda formar parte del público habitual de estas salas con total naturalidad", señala.

Describir la luz en los cuadros de Sorolla

Una visión semejante a la de Lagunas es compartida por Estrella Rodríguez, del departamento de Didáctica del Museo de Bellas Artes de Valencia: “la accesibilidad, para nosotros, consiste en que todo el que entre por la puerta pueda disfrutar del museo y realice una lectura de los cuadros”. “En el siglo XXI debemos dar las claves para que todo el mundo pueda entender mejor las obras que están expuestas”, resalta.

A este respecto, Rodríguez incide en que al preparar sus talleres se busca que sean “de diseño universal”. ¿Qué quiere decir eso? “Pues que no es necesario idear actividades específicas para cada franja de edad o colectivo, sino que están pensamos de una manera muy amplia para que sean flexibles y versátiles. Por eso, quizás no todas nuestras iniciativas, pero sí la mayoría, se pueden adaptar a distintas discapacidades”, señala.

En su caso, cuentan con numerosas propuestas educativas destinadas a Centros de Día. “Cuando llaman de estos espacios nos explican las características del grupo: si se trata de cuestiones físicas, psíquicas…A partir de ahí nosotros ya sabemos cómo debemos actuar. Pero tampoco existen muchas diferencias con las acciones que desarrollamos para un público generalista, precisamente porque ya se pensó para que fuera accesible a la mayor cantidad de personas posible”, explica. Así, a los adultos con discapacidad visual se les facilitan guantes para que toquen las esculturas y se les explica el contenido de las piezas pictóricas “a partir de analogías: hablamos de frío, calor…Por ejemplo, para describir la luz en las obras de Sorolla comentamos que es como notar el sol en la piel”.

 

La iniciativa de emplear los guantes como un vehículo con el que personas invidentes o con deficiencia visual pueden descubrir las obras a través de los dedos es también compartida por el IVAM, donde se ha puesto en marcha en exposiciones como Las constelaciones de Julio González. Además, según indican desde este centro, durante todo el curso escolar se organizan talleres educativos vinculados a alguna de las exposiciones que haya en cada momento y que se adaptan a las necesidades específicas de los asistentes. Estos encuentros constan de una visita a la muestra y un trabajo didáctico vinculado a ella. En esta misma línea, el enclave lleva dos años celebrando el Taller de Arteterapia para personas con Alzheimer, un ciclo en el que se cultivan tanto las habilidades psicomotrices como las cognitivas.

Si nos centramos en Bombas Gens, según explica la responsable de Comunicación del recinto, Ana Valls, el pasado mes de julio y con motivo de la celebración de su primer aniversario, realizaron varias visitas guiadas (tanto de arte como patrimoniales) en lengua de signos para promover la participación de las personas sordas. “Tenemos intención de repetirlas periódicamente. Si no hay ningún imprevisto, la próxima será en octubre”, apunta Valls, quien incide en que estas visitas inclusivas son “exactamente iguales a las habituales, pero además de nuestro mediador va también un intérprete. Son recorridos tanto para oyentes como para no oyentes”.

“Queremos que todas las personas disfruten del arte a un nivel profundo”

El Centro Cultural de la Fundación Bancaja es uno de los espacios de la ciudad especializados en arte y discapacidad. “Estamos muy volcados en los colectivos en riesgo de exclusión social y creemos que las personas con diversidad funcional, por el tratamiento histórico que han recibido, corren ese peligro, por lo que son un grupo clave para nosotros", apunta Ana Arias, responsable de Acción Social de la entidad. Así, según explica, desde 2008, llevan a cabo los talleres ApropiARTE, por los que ya han pasado cerca de 13.000 personas. Se trata de una iniciativa de carácter semestral que se construye en relación a alguna de las exposiciones que la institución tiene en marcha en cada periodo. El taller incluye una retrospectiva del artista en cuestión, una visita guiada a la exhibición y una actividad vinculada con el creador, habitualmente, la realización de una obra propia. El próximo se organizará junto a la muestra de Andreu Alfaro.

“Intentamos siempre que los talleres estén al alcance de personas con toda clase de diversidades funcionales. A veces vienen entidades como AVAPACE, cuyos miembros tiene parálisis cerebral; otras veces son personas en las que coinciden, por ejemplo, una discapacidad psíquica y otra sensorial", apunta Arias. "Tenemos accesorios que permiten a personas cuyo sistema motor está muy afectado realizar obras de arte, expresarse artísticamente con sus propias capacidades, porque ellos también tienen capacidades", recuerda Arias. "Al fin y al cabo, el arte se puede expresar de muchas formas", añade.

"Nuestros talleres tienen distintos componentes y, en concreto, trabajamos mucho con el tacto a través de los materiales”, apunta la responsable de Fundación Bancaja. Por ejemplo, en la muestra de Manolo Valdés emplearon, entre otros, tela de arpillera y metal, elementos que el artista utiliza, que resultan muy reconocibles y que permiten trabajar las obras a través de sus texturas. “Hoy en día los centros tienen que estar abiertos a cualquier tipo de discapacidad, también a personas mayores que van perdiendo facultades con la edad y eso les impide desarrollar su vida como lo hacían antes, esa circunstancia no puede hacer que queden excluidos del circuito cultural”, resume Arias. “No se trata de hacerlo accesible sólo arquitectónicamente, sino en todos los sentidos. Que todas las personas puedan disfrutar de nuestras actividades a un nivel profundo”, incide.

 

En cuanto al Centre del Carmen, como el resto de entidades dependientes del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, se encuentra actualmente trabajando en colaboración con la Asociación In-Arte en un proyecto de investigación dirigido a fomentar la inclusión social de las personas con diversidad funcional a través, precisamente, de la creación cultural. “El objetivo es formar a las personas que imparten los talleres de expresión artística en distintos centros ocupacionales para que cuenten con criterios unificados y su trabajo sea lo mejor posible”, apuntan desde la institución autonómica. “Entendemos que la mediación cultural no es solamente una cuestión que se aborda desde el museo, sino también una acción necesaria desde el ámbito de la escuela y hacia la ciudadanía”, inciden. “Queremos que sea un proyecto para todos, en el que también puedan participar otras entidades que así lo deseen”, añaden.

Además, las distintas instalaciones del Consorci reciben periódicamente a grupos con distintas necesidades “a los que adaptamos nuestras visitas habituales. También hacemos actividades específicas para ellos”, explican desde la entidad. Por ejemplo, la exposición de Pablo Bellot Actos de comunicación, que acogió el enclave valenciano el pasado otoño, incluía una instalación realizada por personas con discapacidad en la que, bajo el título Esto no es una piedra. Es una idea, los 140 participantes enviaban mensajes al resto de la sociedad. Probablemente, Marc Chagall andaba en lo cierto cuando decía que el arte “es, sobre todo, un estado del alma”.

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