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tribuna libre / OPINIÓN

Y también dos huevos duros

Foto: KIKE TABERNER
29/03/2018 - 

VALÈNCIA. Estamos en un mundo que cambia a velocidad de vértigo y no, necesariamente, para mejorar. Las noticias ahora anteceden a los hechos; relatos de una supuesta realidad que acaban creando falsas verdades. En estos mismos momentos, hay en el mundo ejércitos de personas describiendo a las sociedades, trasladando sus mensajes a los diferentes colectivos, relatando lo que cada uno de ellos quiere oír, porque es más fácil dejarse llevar por el río que nadar a contracorriente. Es más fácil dejar que otros piensen por ti que pensar. Es más fácil creer en lo que sabes que será imposible, que buscar una solución real y aceptable. Por eso, funciona la posverdad, -término antidemocrático y reaccionario donde los haya-, la mentira de siempre puesta al servicio de la manipulación de la opinión pública. La posverdad, tan potente, que llevó al Brexit del Reino Unido, o a Trump a la Casa Blanca.

Posverdad y también noticias falsas, las tan traídas y llevadas fake news. Que Trump se invente delirios terroristas en Suecia, o que Putin enrede en los asuntos internos de otros países, son episodios fake news. Vamoslos bulos de toda la vida. Pero no, ni vuelve Friends, ni van a prohibir los kebabs, ni ninguna anciana cuidaba un lince ibérico creyendo que era un gato raro. Ni Elvis sigue vivo. Todos bulos.

Por eso, todavía me sigue sorprendiendo la candidez de la especie humana y su propensión a creer en cualquier promesa, aunque sea falsa, aunque sea un fake. Candidez que aprovechan los políticos de todo origen y color para prometer todo lo que gusta oír, aun a sabiendas que más tarde habrá que decir “donde dije digo, digo Diego”. Gobernantes que prometen nuevas obras y reformas, nuevas tecnologías, más profesionales, más inversiones, más y más y más. ¡Haremos un puente, y si no hay río, pues haremos también un río! Y mientras tanto, algunos ciudadanos prefieren dejarse llevar y les aplauden y les hacen la ola, convencidos de que están ante los Reyes Magos. No pasa nada si los políticos presupuestan tres millones y prometen gastar veinte. Saben que no es verdad, pero lo importante es crear ilusión, dicen. Miren si no a Trump instalado en el trono del mundo, manejando como nadie a golpe de tuits los bulos y las posverdades, o Nigel Farage, promotor del Brexit desde el UKIP, ahora sentadito en su casa como comentarista político.

Foto: KIKE TABERNER

El Departamento de Salud de La Ribera pasará a ser gestionado directamente por la Administración, va a crecer, va a recibir inversiones, más profesionales, más tecnología, más plaza de aparcamiento gratis… y también dos huevos duros (mooc, en lugar de dos pon tres). Por fin, se podrá decir que Alzira se pone a la altura del resto de Departamentos de Salud que la Administración dirige directamente. Por fin, va a entrar en la modernidad sanitaria. Como dijo un gran político cuando aún se hacía política de verdad: “no lo va a conocer ni la madre que lo parió”. ¡Seguro!

Mientras tanto, seguimos sin saber cómo vamos a afrontar los retos sanitarios y sociales que plantean los ciudadanos. Seguimos sin saber qué vamos a hacer con un sistema de salud anquilosado, que necesita urgentemente cambios para adaptarse a los cambios. Mientras tanto, ya vemos que la única propuesta es volver a la casilla de salida, traer dos huevos duros (o tres) y seguir abarrotando el camarote hasta que rebose. ¿Se admiten propinas a bordo? Sí, señor. ¿Tienes cinco dólares? Sí, señor. Pues no los gastes que tal vez te los pida luego.

¿Habrá, entre nuestros gobernantes, alguien capaz de transformar la sanidad que necesitamos para el resto del siglo XXI? Siempre nos quedará Groucho.

Javier Palau es médico y gerente del Departamento de Salud de La Ribera

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