La firma alemana ha sido la primera en mostrar la compatibilidad entre la movilidad 100% eléctrica y el sector más distintivo del automóvil con propuestas como el versátil i3
VALENCIA. La apuesta de BMW por la tecnología eléctrica se puede calificar como una de las más decididas de las realizadas por las diferentes firmas del sector de la automoción. Una alternativa en pleno desarrollo y con una limitada oferta real en el mercado actual, por la que la firma alemana ha echado el resto, para situarse como una de las referencias de un concepto llamado a dominar el futuro de movilidad. Y como bien dicen, quien golpea primero, golpea dos veces...
Con el inicio de la comercialización hace ya dos años del i3, y el reciente lanzamiento del súper deportivo i8, ha conseguido romper con la imagen de electricidad asociada a ausencia de prestaciones, dinamismo y, en definitiva, aburrimiento al volante. Algo que se puede comprobar en un vehículo de uso diario como el i3. Se trata de un modelo con una arquitectura desarrollada específicamente para los modelos eléctricos y enchufables. Sus elementos clave son la cabina de plástico reforzado con fibra de carbono y un chasis de aluminio que incorpora todos los componentes de la transmisión y suspensión. Este método de construcción ayuda a proporcionar al coche, de 4 metros de largo y 5 puertas, no sólo un interior muy amplio y versátil, sino también un reducido radio de giro (9,86 metros), así como características de conducción ágiles y seguras.
Con un motor eléctrico de 170 CV, el BMW i3 es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 7,2 segundos. La batería de alto voltaje de iones de litio del coche per- mite una autonomía que oscila entre 160 y 180 kilómetros según el modo de conduc- ción seleccionado. Asimismo, se puede op- tar por un paquete opcional que incluye un pequeño motor gasolina de 34 CV, para poder seguir rodando en el caso de agotar la batería principal, y aumentar la autonomía hasta los 300 kilómetros.