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Del ‘shock’ a la indignación: la cultura valenciana un mes después de la Dana

Además de las pérdidas materiales directas, los diferentes sectores afrontan una reactivación "urgente"

29/11/2024 - 

VALÈNCIA. Hoy hace un mes que la Dana azotó la provincia de Valencia. Y desde entonces, la cultura ha vivido un shock profundo que, desde algunos sectores, igualan al de la pandemia de 2020. El primer plano, el más evidente, son las pérdidas materiales de las empresas que estaban en la zona más afectada por las inundaciones, pero el temblor se ha sentido en prácticamente todas las profesiones relacionadas con los sectores artísticos profesionales. Una paralización que empezó primero con la ola de cancelación por el luto decretado, y que se han convertido más tarde en evaluación de daños y en rabia ante la falta de iniciativa de la administración pública.

Los datos preliminares dibujan un panorama desolador: el sector editorial cifra las pérdidas en más de cuatro millones de euros y un millón de ejemplares; las artes escénicas, al menos seis millones entre material técnico, cancelaciones y daños en espacios; el audiovisual, un millón entre pérdida de material y lucro cesante, y más de cinco millones de impacto que dejarán de generar proyecto a medio plazo

La cultura este mes se ha reivindicado como otra víctima más de la Dana, también como solución, y por qué no decirlo, los primeros días se ha acomplejado como una vanidad inoportuna en medio del horror. Pero además de la dimensión humana y la política, el paso de los días ha dejado claro que los profesionales de la cultura necesitan trabajar y que la reactivación no se va a dar de un día para otro. 

En las semanas posteriores al temporal, se suspendieron programaciones de teatros, auditorios y festivales, mientras los museos y centros culturales tuvieron que posponer inauguraciones y exposiciones debido a problemas logísticos. Los problemas de movilidad y las pérdidas materiales dificultaron retomar la actividad, dejando secuelas en un sector que, en su dimensión local y regional, es endémicamente frágil. A pesar de la urgencia, las ayudas prometidas aún no se han asentado, y el sector vive entre la frustración por la inacción administrativa y la solidaridad de la sociedad civil. 

Administraciones a dos velocidades

Ante una catástrofe de este calibre es necesario hacer balance, un mes después, de la respuesta de las administraciones, que ha llegado a dos velocidades. Por un lado, tenemos al gobierno central, que activó apenas unos días después de la riada su plan de reconstrucción de las industrias culturales, una batería de medidas para paliar los efectos de la Dana en las empresas y trabajadores del sector que, por ejemplo, ayer mismo sumaba una nueva partida de ayudas —la tercera— por valor de dos millones de euros, entre otras acciones. El propio ministro de Cultura, Ernest Urtasun, tras reunirse de manera telemática con numerosas entidades del sector a lo largo de este mes, lideró un encuentro presencial la pasada semana en València en el que convocó a más de cuarenta asociaciones para hacer seguimiento del plan y recoger sus impresiones.

Al otro lado de espejo encontramos a una Conselleria de Educación y Cultura, liderada por José Antonio Rovira, que ha mantenido en estas semanas un perfil bajo que le ha valido las críticas prácticamente unánimes del sector, especialmente en estos últimos días. Este mismo jueves, un mes después, anunciaba el primer paquete de ayudas extraordinarias, dotado con seis millones de euros para la compra material de sectores como artes escénicas o músicos así como para la reimpresión del stock de editoriales, aunque sin concretar los plazos de las mismas. Esta ha sido la segunda comparecencia de Rovira en un mes para hablar de asuntos culturales, siendo la primera, precisamente, causada por la visita de Urtasun, una reunión entre Conselleria y Ministerio tras la que, sin embargo, se acabó poniendo de relieve las contradicciones e improvisación del relato de la Generalitat.

Y es que, menos de 24 horas antes de la visita ministerial, el área de Rovira emitió un comunicado en el que cifraba el presupuesto necesario para la reactivación del sector en 94,8 millones de euros, a pagar entre gobierno central, Generalitat y fondos europeos, una cifra que el propio Urtasun confesaba conocer a través de la prensa. Pero entre que el ministro leyó el periódico por la mañana y se reunió con Rovira por la tarde el relato había cambiado de manera significativa. Ahora la estimación es de 153,3 millones de euros y la petición -o exigencia- es que sea sufragado en su totalidad por el gobierno central, una cuestión todavía por resolver.

Con un Rovira más centrado en el área de Educación, ha sido la secretaria autonómica de Cultura, Pilar Tébar, y los directores generales Miquel Nadal y Marta Alonso, quienes han liderado las interlocuciones con el sector y los primeros movimientos, centrados en el ámbito patrimonial, con visitas a distintas localidades afectadas y el traslado de parte de los archivos y elementos artísticos afectados a Feria Valencia para su evaluación, para lo que, por cierto, cuenta con ayuda de técnicos desplazados por el Ministerio de cultura, que se han sumado a los propios de la Generalitat. En este sentido, hay un elemento clave sobre el que están puestos muchos ojos: la colección de arte contemporáneo de la Generalitat, que se ubicaba en una nave del polígono de Riba-Roja, duramente afectado por la riada.

Críticas generalizadas

Esta sensación de inacción de la Conselleria de Cultura ha desatado una oleada de críticas por parte de las principales asociaciones culturales valencianas, que han señalado esta misma semana la falta de medidas y la "ausencia" del conseller Rovira en este momento tan frágil. En un comunicado firmado por 18 entidades de diferentes sectores se denuncia "la actuación inoperante de esta Conselleria", así como los retrasos en las convocatorias de ayudas y la ausencia de un plan estratégico que permita abordar la recuperación del sector cultural. “Ni los profesionales de la cultura ni los ciudadanos valencianos merecemos el abandono al que estamos sometidos por parte del actual gobierno de la Generalitat Valenciana”, concluyen.

En paralelo, el sector del libro señaló solo un día antes ya no solo la falta de respuestas tras la Dana, sino también el bloqueo de las ayudas ordinarias. La Associació d’Editorials del País Valencià (AEPV), que estima que más de 30 editoriales han resultado afectadas, opinaba que: “Nos enfrentamos al peor año de nuestra historia, y la falta de acción de la Conselleria agrava una situación ya de por sí insostenible”. 

Hoy este diario desvela que la Conselleria de Innovación también suspende unas ayudas para atraer rodajes dotadas con seis millones de euros. La desesperación de los sectores profesionales es porque llueve sobre mojado: un año y medio después de las elecciones autonómicas, muchos organismos están descabezados y no son plenamente funcionales, por lo que no solo cuesta vehicular respuestas rápidas, sino que lo que estaba apurando a las últimas semanas del año están ahora en serio peligro.

Repensando las programaciones

Los efectos de la Dana en las industrias culturales son numerosos, un terremoto que también afectará a las instituciones artísticas públicas a medio plazo. Es precisamente en estas semanas cuando, habitualmente, se presentan las programaciones de los museos, proyectos para 2025 que, por el momento, siguen en el cajón. No es un secreto que muchos de ellos se están repensando. El caso más polémico, el del Centre del Carme, que tras acumular varias exposiciones suspendidas por la “falta de mantenimiento” en las salas y las “irregularidades” en las convocatorias, según el relato más reciente de Cultura, encara un nuevo curso con más preguntas que respuestas. 

Y es que, si se había prometido que estos proyectos serían reprogramados, ahora el escenario es distinto: “En estos momentos el gobierno valenciano y sus instituciones públicas están centrados en la reconstrucción y esa reconstrucción pasará, indudablemente, porque haya una revisión de proyectos para el año que viene”, expresó el pasado viernes el gerente del Consorci de Museus, Nicolás Bugeda

También el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) está pendiente de presentar su programación, aunque ya ha desvelado algunos cambios que afectan a las muestras de este último tramo del año a causa de los problemas provocados en las empresas vinculadas al montaje. De igual forma, enfocará parte de su programa educativo a las zonas más afectadas, como lo harán otros tantos museos, como l’Etno, en este caso dependiente de la Diputació, que se ha convertido en epicentro del soporte para los museos locales afectados. 

Ola de solidaridad

La trastienda política es esencial pero no otorga la fotografía completa. Ante el relato político y el lío de las ayudas, la cultura sabe, como nadie, organizarse para ser solidarios sectorial y generalmente: las iniciativas solidarias propuestas van desde conciertos benéficos hasta campañas de donaciones a los comercios afectados. En el caso de la música, varios colectivos han publicado recopilatorios para recaudar fondos; o el ciclo Som València, que ha movilizado a toda la escena de la música independiente estatal para recaudar 465.794 euros para los municipios afectados.

El Día de las Librerías, organizado por el gremio estatal, pidió destinar un 5% de los beneficios a un fondo de ayuda a los comercios de los municipios afectados. La Acadèmia Valenciana de l’Audiovisual está vehiculando varios mecanismos de solidaridad con los profesionales afectados. Subastas solidarias de arte, de guitarras… A lo largo de este mes Culturplaza ha ido haciéndose eco de un puzzle complejo en la que la cultura se necesita y se ofrece a la vez. Fortaleza que recuerda, una vez más, que en los malos momentos se evidencia más que es necesaria.

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