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Diario FER / OPINIÓN

Hay que mirar día a día hacia adelante

25/05/2020 - 

Teníamos muchas ilusiones puestas este año en el World Tour; con ganas de luchar por los puestos de arriba. Creo que aprendimos muchas cosas el año pasado. Y este año era aspirar a dar un pasito más en los Juegos de Tokio; uno, dos, tres, o los que hicieran falta. Estábamos muy motivadas. Y ahora hay que esperar un año más con el aplazamiento a 2021. Quizás se haga larga la espera, porque encima no hay competición. Va a ser un año largo de entrenamientos. Pero hay que tomarlo como ha venido, centrarse en entrenar y mirar día a día hacia adelante.

En todo este tiempo he mantenido una mentalidad bastante lineal. Antes de que se decretara el estado de alarma, le comentaba a mi compañera Elsa, nuestro entrenador Sebas y a mi marido Edu que el mensaje que estaban dando no cuadraba con las acciones que se veían. Cuando veía las medidas que se habían tomado en China o cuando ya empezó a haber problemas en Italia no concordaba con el mensaje que se daba aquí. Estaban dando un mensaje de que no pasaba nada, que era una simple gripe, que no nos preocupásemos, que aquí no iba a llegar, que pasaba en China. Sin embargo, empezaron a cerrarse ciudades, a cerrarse aeropuertos en Italia. Y ya se nos vino encima y empezaron a aumentar los contagios. Como digo había una discrepancia entre los actos y el mensaje. Algo gordo estaba pasando. Nosotras ya habíamos decidido no ir a México incluso antes de que se cayera la prueba. La verdad es que mi pensamiento siempre ha sido: ‘Bueno, esto es lo que nos toca vivir ahora, hay un problema de salud mundial, hay que adaptarse y afrontarlo y cumplir con lo que nos digan’.

He intentado centrarme en mi día a día: me levantaba pronto para entrenar y me centraba el resto del día en Saúl, y si podía hacer un segundo entrenamiento por la tarde en función de cómo me encontrase, mejor. Me he intentado mantener muy activa, de hecho la cuarentena se me ha pasado volando. Me han faltado horas al día y me siguen faltando horas al día para poder hacerlo todo. Siempre voy dejando cosas para el día siguiente y poco a poco me las voy quitando a lo largo de la semana, pero me faltan horas. En suma, he tenido un pensamiento bastante estable: ha primado la salud, la precaución, la responsabilidad, me he quedado en casa entrenando y no he tenido prisa en volver a la playa, de hecho volví esta semana pasada con los reconocimientos hechos, el test hecho. Todo bien hecho, con calma, y poco a poco.

El cambio a nivel deportivo ha sido brutal. De pasar de sesiones dobles y triples, junto con el físico, los entrenamientos de competición, más duros que nunca, a este parón y meternos en casa. Durante los dos primeros meses mi rutina era levantarme, desayunar, hacer la sesión de pesas o de cardio que me tocara. Se levantaba Saúl, le preparaba el desayuno y pasábamos la mañana o jugando en casa o en el patio o en el jardín. Por la tarde, salíamos a la huerta, e intentaba la mayoría de los días hacer un segundo entrenamiento vespertino.

Y para todo ello ha sido importante cómo ideó mi marido unas pesas con hormigón. Solo tenía 40 kilos y no tenía más peso. Entonces ideó esas pesas de hormigón con unos cubos con el hormigón y un palo. También mi suegro me dejó material para montar un pequeño gimnasio. Con todo ello he podido hacer mi gimnasio para ejercitarme y también tocar campo real con ese vóley huerta que hemos montado. Y la verdad que lo ha hecho todo más ameno, porque si no hubiera podido hacer la parte física en casa me hubiera agobiado y me hubiera preocupado bastante. Ha sido muy importante el trabajo a nivel mental en este confinamiento. En cuanto al material también tuvimos ayuda para material por mediación del Comité Olímpico Español, del Proyecto FER e Iberdrola.

Además, en todo este tiempo hemos estado contestando mucho a entrevistas y por las redes sociales, directos, hemos estado bastante liadas… Al no haber entrenamiento y competición los patrocinadores nos requerían un poco más en redes sociales, lo que es totalmente normal y comprensible. Y los sábados íbamos haciendo una charla de una hora u hora y media de equipo y analizábamos rivales. Cada semana era con unas rivales. Elsa daba su punto de vista sobre determinadas cuestiones, yo daba el mío, lo poníamos en común con Sebas, y veíamos qué podíamos mejorar nosotras contra ese equipo.

Hay un aspecto que se ha hablado mucho al respecto de si esta dificilísima situación que estamos viviendo en el mundo podía traducirse en un cambio en la sociedad. En las primeras semanas nos volcábamos todos con los sanitarios, con los policías, con los trabajadores de servicios esenciales como supermercados, limpieza… Nos volvíamos súper solidarios y mirábamos por el prójimo, aunque siempre nos encontramos excepciones.

Siempre pensaba que, en efecto, esto podía hacer que hubiera un cambio para bien en la sociedad, que realmente no se necesita tanto para vivir y que lo realmente importante son los pequeños detalles: un abrazo, un beso, el pasar tiempo hablando con alguien sentados. Y como nos hemos quedado privados de esas cosas, pues se ha echado en falta. Ahora bien, en cuanto nos han dejado, primero, los paseos y el deporte; nos han dejado cambiar de fases y, por ejemplo, acceder a las terrazas, pues ya hemos visto cómo hay gente que ha seguido haciendo las cosas bien y otras que no. De modo que ese cambio social, me cuesta verlo. Me esperaba algo más. Al final, esta situación nos pide mucha responsabilidad individual, porque aunque el Gobierno nos obligue a estar en casa, a llevar mascarillas, a determinadas cosas, muchas en realidad están en uno y requieren de mucha responsabilidad individual. Hay mucha gente que la tiene, pero también hay gente a la que le cuesta mucho esfuerzo mirar por los demás. Aprovecho estas líneas para pedir esa responsabilidad, disciplina, paciencia, porque esto pasará, pero debe ser estando todos ‘unidos’ en esa lucha común contra el coronavirus.

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