VALÈNCIA. La Dana del 29 de octubre ha dejado una impronta catastrófica en múltiples municipios de l'Horta Sud: garajes anegados de lodo, calles llenas de barro y una sensación generalizada de abandono. Tras semanas de limpieza, la decisión del Instituto Valenciano de Seguridad y Salud en el Trabajo (INVASSAT) de suspender temporalmente las labores de extracción de lodo por parte de las brigadas forestales del Consorcio Provincial de Bomberos en espacios cerrados, -como los garajes-, a causa de la falta de protocolos adecuados de seguridad laboral, ha exacerbado la angustia de los ciudadanos y complicado todavía más la respuesta ante la emergencia.
Hasta la fecha, no hay constancia de que las brigadas forestales hayan retomado estas labores, tras la paralización anunciada el 4 de diciembre. Desde el consorcio, tampoco fijan una fecha concreta para la reincorporación de las brigadas a las tareas en sótanos y garajes, aunque aseguran que la formación necesaria para ello está planificada para poder realizarse de manera inminente "en unos pocos días". Mientras tanto, las labores exteriores, como el baldeo de calles y la limpieza de alcantarillado, han continuado con unos 100 efectivos operativos y la contratación de empresas privadas para complementar estas tareas.
En ese sentido, el consorcio ha destacado que las brigadas forestales realizaron trabajos más allá de sus funciones habituales durante las primeras semanas tras la Dana, incluyendo la limpieza de espacios confinados. Sin embargo, las limitaciones en los protocolos y la falta de coordinación entre las administraciones han ralentizado la respuesta en esta fase crítica. Además, la movilización de unidades especializadas ha resultado"insuficiente", con solo dos de las seis disponibles activas durante la emergencia, según denuncias sindicales. Esta falta de recursos ha puesto una carga desproporcionada sobre los municipios afectados, que han tenido que recurrir a medios privados y comunitarios para avanzar.
Catarroja ha sido uno de los municipios más afectados, donde el lodo, en la actualidad, cubre muchos de los garajes y viviendas. El vicealcalde, Jesús Monzó, describe la situación a Valencia Plaza como "desesperante" y destaca que los trabajos de limpieza avanzan "a un ritmo lento, no sé si en un año habremos terminado". De hecho, la extracción de lodo en los garajes del municipio está muy por debajo de lo esperado, y los vecinos se han visto en la obligación de recurrir a medios privados para sacar el lodo.
Monzó subraya que, a pesar de los esfuerzos realizados por el ayuntamiento y las empresas contratadas por la Diputación de Valencia para la limpieza de calles y espacios abiertos, la intervención en los garajes es mucho más difícil y conlleva un tiempo mucho mayor del que se había previsto inicialmente. Los garajes son un "desafío monumental", ya que, aunque se han dado pasos, los avances son mucho más lentos de lo esperado, y la situación parece no mejorar. El municipio, atrapado en una situación de incertidumbre, observa cómo el progreso en la limpieza es insuficiente para afrontar la magnitud del desastre.
Este retraso no solo está afectando la calidad de vida de los vecinos, sino que está frenando cualquier intento de reconstrucción. "Hasta que no tengamos todo limpio, no podremos plantearnos la reconstrucción. La gente está desesperada", comenta Monzó. El lodo ha generado olores insoportables que no solo incomodan, sino que también presentan riesgos sanitarios, lo que ha generado una creciente preocupación por la salud pública. Las autoridades han insistido en la necesidad de mejorar los protocolos de actuación para evitar que la acumulación de residuos cause más estragos, pero la respuesta sigue siendo insuficiente.
Por otro lado, el Ayuntamiento de Catarroja ha intentado paliar la situación a través de una serie de medidas como la contratación de empresas privadas para acelerar la limpieza, además de dar apoyo a los residentes que han decidido encargarse personalmente de la retirada del lodo. Sin embargo, Monzó admite que la magnitud del desastre está superando las capacidades del municipio. "Es un proceso muy complicado", reconoce a este diario. Los esfuerzos, aunque notables, no han sido suficientes para devolver la normalidad a un municipio que todavía ve sus calles y garajes anegados.
Aldaia se enfrenta a un panorama similar, aunque las tareas de extracción de lodo en espacios cerrados se llevan a cabo con la colaboración de empresas contratadas tanto por la Diputación de Valencia como por el ayuntamiento. Los trabajos, aunque progresan, lo hacen de forma "paulatina". El consistorio ha priorizado las zonas más afectadas, pero las limitaciones en cuanto a personal y equipos capacitados están retrasando la solución definitiva. Los garajes, especialmente aquellos con más acumulación de agua y barro, requieren de intervención profesional y especializada, pero la escasez de recursos hace que los avances sean "frustrantemente lentos".
Por su parte, en Albal, el municipio ha recurrido también a empresas privadas para la limpieza de los garajes más afectados, pero la tarea es compleja y se encuentra con numerosas dificultades. Los trabajos están siendo apoyados por voluntarios, que, "aunque han sido esenciales en la ejecución de las tareas", no cuentan con la capacitación ni los recursos técnicos necesarios para abordar la magnitud del desastre.
Según mencionan fuentes municipales del Ayuntamiento de Albal a este diario, "cada garaje tiene sus propias características, lo que hace que lo que parecía un trabajo de dos días se convierta en una tarea mucho más larga". La falta de recursos para completar la limpieza de manera rápida y efectiva es uno de los puntos más críticos en este municipio, y la situación se ve agravada por la aparición de polvo en el ambiente, lo que añade un riesgo sanitario adicional.
El municipio de Benetússer se encuentra entre los más castigados por el temporal. De hecho, la situación ha llegado a ser tan insostenible que desde el propio consistorio se solicitó la incorporación de la Unidad Militar de Emergencias (UME) a la limpieza de los garajes. Estos espacios continúan desbordados por el lodo y, según alertaron fuentes municipales a Valencia Plaza, la acumulación prolongada de residuos podría derivar en un riesgo sanitario mayor, especialmente, en las áreas más afectadas.
En ese sentido, la intervención militar o de otros equipos especializados podría acelerar de forma significativa el proceso de limpieza tras la Dana. "La UME tiene los recursos y la experiencia necesarios para intervenir rápidamente en espacios confinados y resolver la situación que está afectando a miles de familias", explicaron desde el consistorio, subrayando la necesidad de actuar con rapidez antes de que la crisis se convierta en una emergencia sanitaria más grave.
La respuesta a la Dana ha puesto de manifiesto las carencias de un sistema de emergencia que, pese a sus esfuerzos iniciales, ha fallado en la coordinación y en el despliegue de recursos adecuados. Mientras los protocolos de seguridad y la movilización de más recursos se convierten en una necesidad urgente, los vecinos de l'Horta Sud se ven atrapados en la incertidumbre, a la espera de una solución definitiva para la limpieza de sus hogares y la reconstrucción de sus vidas.