CARTAGENA. Vox Cartagena va a cumplir dentro de unos días seis meses en el gobierno de Cartagena. Sus cuatro concejales se han convertido en fundamentales para que el Partido Popular pueda gobernar sin sobresaltos esta legislatura. Noelia Arroyo decidió acordar un pacto para evitar lo que ella consideraba como ‘bloqueo’ de la oposición a sus propuestas: Presupuestos, ordenanzas fiscales y, probablemente, PGOU.
Vox ya presionó semanas antes para forzar la situación y advirtió que sin su mano tendida, la alcaldesa popular lo iba a tener muy complicado casi desde el principio. Dicho y hecho. En noviembre se firmó el acuerdo y Diego Salinas, Beatriz Sánchez del Álamo, Gonzalo López Pretel y Diego Lorente se convertían en concejales con voz y mando en la corporación municipal.
Pero a lo largo de estos meses algunos de estos concejales han ido ganando peso, mientras que a otros les ha sucedido todo lo contrario. López Pretel y Beatriz Sánchez del Álamo forman parte del primer caso y Diego Salinas está en una situación bien diferente. Lorente, por su parte, con una concejalía sin apenas visibilidad, se mantiene en un segundo plano.
López Pretel es el portavoz municipal de Vox Cartagena y asumió la concejalía de Litoral, de la que se eliminaron algunas competencias, principalmente en materia de infraestructuras. Es el portavoz de su partido y el que suele centralizar el debate plenario cuando toca responder, argumentar y debatir en mociones que no están vinculadas directamente a una concejalía concreta. Pero, además, el portavoz se ha ganado la confianza de Murcia y su valoración ha subido como la espuma, hasta el punto de que no hay que descartar que en las próximas elecciones, si no hay sobresaltos mientras tanto en un partido acostumbrado a ellos, pueda erigirse como el cabeza de lista en Cartagena, situación que ocupa a día de hoy Salinas.
Y es que Diego Salinas tiene un perfil mucho más técnico, menos político -porque, como el resto de sus compañeros nunca ha ejercido esta profesión-, y tampoco ha podido o sabido ganarse la credibilidad que sí que tiene su compañero López Pretel frente a sus instancias superiores. Reconocen fuentes municipales que Salinas está siendo de mucha utilidad en los contactos con las empresas, una a una, para la formación a la carta y micro formación que necesitan para cubrir puestos de trabajo vacantes. Es un área que controla, en el que se siente como pez en el agua, y necesaria para que se dé la formación especializada para cubrir puestos vacantes. "Desempeña una labor más callada, pero necesaria", explican.
Salinas mantiene un perfil bajo, a veces tanto que en alguna ocasión ni interviene en los Plenos, donde los ‘primeros espadas’ de cada partido suelen lucir su discurso y capacidad de oratoria. Cada vez que ha de intervenir es una auténtico suplicio para Salinas, que si se mueve a la perfección en otros ámbitos, como el empresarial, no consigue desenvolverse igual en este rasgo eminentemente político.
Por otro lado, los cuatro concejales de Vox apenas tienen rodaje de partido, nunca antes habían coincidido en una formación política ni haciendo oposición en legislaturas anteriores: su situación es completamente atípica, ya que no acumulan bagaje anterior ni tampoco trabajo en equipo. Las discrepancias y la disputa por el liderazgo de la formación en Cartagena puede ocasionar algún quebradero de cabeza esta legislatura si alguno de ellos no asume su rol de secundario. Basta con recordar que la legislatura pasada, Vox Cartagena sufrió un auténtico calvario con sus dos concejales: Gonzalo Abad y Pilar García. El primero, fue expedientado y expulsado, y gracias a un recurso readmitido. La segunda decidió, tras cuatro años de vértigo, abandonar la disciplina decepcionada.
