VALÈNCIA. Carlos Corberán ya trabaja en la nueva temporada viendo que ha perdido su columna vertebral. Desde que terminó el curso, han caído una a una varias piezas clave del equipo que realizó una gran segunda vuelta a las órdenes del técnico de Cheste. Una situación que obliga al club a moverse en el mercado si quiere dar a su entrenador las herramientas necesarias para construir un equipo competitivo.
Cuatro salidas sensibles
El desmantelamiento empezó por las cesiones. Las salidas de Giorgi Mamardashvili y Umar Sadiq estaban asumidas: el primero se marchó al Liverpool tras acordar su salida hace más de una temporada; el segundo, propiedad de la Real Sociedad, también volvió a su club tras completar su etapa en Mestalla.
Pero el verdadero punto de inflexión llegó con la doble noticia del adiós de Cristhian Mosquera y Enzo Barrenechea. El central valenciano, uno de los jugadores con más proyección de la plantilla, pone rumbo al Arsenal por una cifra que puede rondar los 20 millones entre fijos y variables. Ese mismo día se confirmó también la venta de Barrenechea al Benfica, en una operación cercana a los 15 millones de euros que alejaba, definitivamente, al argentino de un posible regreso a Mestalla. Dos pérdidas que no solo debilitan al equipo, sino que vacían zonas clave del esquema de Corberán.

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- Foto: AFP7 / Europa Press.
Agirrezabala, única solución cerrada
De todas las salidas, la única que ya tiene recambio es la de Mamardashvili. Julen Agirrezabala ha llegado cedido desde el Athletic Club y parte como titular en la portería. Un movimiento coherente que, al menos, mantiene el nivel competitivo bajo palos.
Más allá de esa posición, todo está por hacer. Y el tiempo corre.
El eje de la zaga, por rehacer
La defensa ha quedado tocada tras la marcha de Mosquera y de Yarek, que, aunque este último no fuera importante para Corberán, deja la posición muy escasa de efectivos. César Tárrega será el líder de la zaga, y todo apunta a que tendrá continuidad. Diakhaby, por su parte, sigue en la plantilla, pero falta ver qué rol quiere darle el entrenador. La decisión está en manos del cuerpo técnico: confiar en la pareja Tárrega-Diakhaby o incorporar un central de nivel que llegue con galones para ser titular.
Lo que no parece viable es repetir operaciones de bajo coste como la de Caufriez la pasada campaña.

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- Foto: AFP7 / Europa Press.
El pivote, una pieza clave por sustituir
En el centro del campo, la situación no mejora. Con la pérdida de Barrenechea, el equipo se queda sin su único mediocentro defensivo puro. Pepelu y Javi Guerra seguirán siendo las referencias, pero necesitan un acompañante con un perfil más posicional, capaz de hacer el trabajo sucio, recuperar balones y dar orden desde atrás. Un tipo de jugador cada vez más escaso y cotizado, pero absolutamente necesario en el sistema de Corberán.
La dirección deportiva tiene claro que debe reforzar esa posición. Pero, al igual que en defensa, el perfil del fichaje marcará la ambición del club en este mercado.
Hugo Duro necesita competencia
En ataque, el escenario también exige movimientos. Hugo Duro ha sido el máximo goleador del equipo en las dos últimas temporadas y sigue siendo el ‘9’ titular. Sin embargo, durante el pasado curso, Sadiq aportó registros diferentes que ayudaron en el juego ofensivo.
El Valencia necesita incorporar otro delantero que compita con el madrileño, que aporte gol y alternativas. No se trata solo de llenar una ficha, sino de darle a Corberán más recursos. La delantera no puede depender de un solo nombre si se quiere aspirar a algo más que la permanencia.
En definitiva, el Valencia de esta temporada no será el mismo. Por necesidad y por obligación, se enfrenta a una reconstrucción que marcará el futuro inmediato del club. Con solo una posición cubierta tras las salidas más importantes, la planificación deportiva debe acelerar si quiere evitar otro verano de improvisaciones.
Corberán ha perdido mucho. Ahora, el club debe devolverle, y cuanto antes, un equipo capaz de competir.


