Álvaro Nogués Diranzo (Carlet, 1969), ha sido un agricultor enamorado de la agricultura y del cooperativismo. Y por amor y por responsabilidad era crítico y transformador, es decir, cuando algo no le parecía bien no se callaba, lo decía, criticaba de forma positiva y constructiva, y casi siempre lo hacía con una sonrisa acogedora y reconfortante que nunca hacía sentir incómoda a la persona a la que mostraba su disconformidad.
Además, hacía que las cosas pasasen. Tenía muy claro que el cooperativismo era una gran fórmula empresarial que da solución a una buena parte de los problemas productivos y de los socios, pero que había que mejorarlo e, incluso, transformarlo. Y esa idea le ha acompañado hasta el último momento. Días atrás nos había convocado a una reunión el miércoles 27 en Carlet para acelerar nuevos proyectos de integración. La reunión no pudo llegar a celebrarse.
Álvaro entró a formar parte del Consejo Rector de la Cooperativa San Bernat de Carlet en 2017, siendo elegido presidente en 2019. Desde el inicio de su presidencia, llevó a cabo una importante reorganización interna. Y como creía en la buena gestión y en la dimensión para competir en los mercados, en 2020 alcanzó un acuerdo con la Cooperativa Guadacoop de Guadassuar para la creación de Ribercamp, sociedad que pasó a presidir. También era presidente del Grupo Persimon de Anecoop, de Agropelayo, miembro del Consejo de Administración de Agroseguro, presidente del Grupo de Fruta Tropical del Consejo Sectorial de Frutas y Hortalizas de Cooperativas Agro-alimentarias de España y miembro del Consejo Rector de Cooperatives Agro-alimentàries de la Comunitat Valenciana.
En octubre de 2019 entró a formar parte del Consejo Rector de Anecoop, donde su pérdida se ha sentido como la de un verdadero amigo, con un mensaje unánime: “era una gran persona, muy vitalista e integrador, acogía a los nuevos consejeros, hacia que nos mezcláramos los consejeros de diferentes zonas de España, era un líder con ideas muy claras, desde la alegría y la simpatía defendía con fuerza sus ideas, era incansable, con una gran ilusión y pasión por la agricultura y el cooperativismo…”
Desde las diversas posiciones que ocupó en el mundo cooperativo siempre estuvo obsesionado por mejorar las rentas de los agricultores, ese fue su principal objetivo, además de ofrecer el mejor servicio y calidad a los clientes.
La fuente de la gran energía de Álvaro era su familia, una familia amplia, donde destacan su madre, sus hermanas y sobrinos y especialmente su hijo Álvaro, del que siempre se mostraba muy orgulloso y satisfecho.
Álvaro, amigo, gracias por todo lo que nos has dado, nos has marcado el camino en muchos ámbitos, tu recuerdo va a ser imborrable. Descansa en paz.
Joan Mir es director general de Anecoop