Draper Daniels fue un publicista de Chicago que ideó campañas para importantes compañías durante las décadas de los cincuenta y los sesenta. Entre otras cosas se le atribuye la creación del hombre Marlboro, concepto publicitario que se convirtió en el emblema de dicha marca de tabaco. En 2010, su segunda esposa, Myra Janko Daniels, escribió un artículo para una revista de Chicago que llevaba por título I Married a Mad Man (Me casé con un hombre enajenado), en el que explicaba el significado de ese extraño calificativo, «enajenado», aplicado a su marido. «Bebía mucho y almorzaba con alcohol. Rebosaba energía, amaba la vida y tenía ideas brillantes e innovadoras. También amaba a las mujeres, aunque una vez se casó conmigo se convirtió en un hombre de una sola mujer». Myra no escribió este artículo porque sí. Hacía tres años que la serie Mad Men estaba triunfando en la pequeña pantalla. Su protagonista, Donald Draper, no solamente compartía parte de su nombre con su marido, también fumaba y bebía como si no hubiese un mañana. Se sentía irremisiblemente atraído por las mujeres y tenía ideas deslumbrantes que se convertían en gigantescas campañas de publicidad. Aquel personaje no había nacido de la nada.
El guionista Matthew Weiner escribió el episodio piloto de Mad Men en 1999 y lo movió sin demasiada suerte. Cuando se enteró de que David Chase buscaba escritores para el equipo de Los Soprano, se presentó como aspirante y envió el guion de su piloto para que se viera cuáles eran sus aptitudes. Chase quedó impresionado y lo contrató. También le cautivó la idea de una serie que tuviera como protagonistas a esos creativos publicitarios que trabajaron en Madison Avenue, durante los cincuenta y los sesenta, diseñando un escenario para el consumo en la nueva era que vino tras la Segunda Guerra Mundial. Así que presentó el proyecto a HBO, que producía Los Soprano. Y HBO contestó que quería la serie a condición de que Chase se involucrara. Pero Chase ya trabajaba en The Wire y no pudo aceptar. Años después, un directivo de HBO declaró que la cadena nunca se perdonó haber dejado escapar una serie que era perfecta para su línea editorial. Mad Men acabó siendo producida por AMC. El primer capítulo llegó en 2007.

Una serie sin tapujos y sin filtro
Por supuesto, Mad Men hablaba de esos hombres enajenados que negocian presupuestos millonarios a cambio de ideas audaces. Tipos ambiciosos como Draper (el papel que lanzó la carrera de Jon Hamm) o Peter Dickman (Vincent Kartheiser), encarnizado contrincante de Draper, o Roger Sterling (John Slattery), socio fundador de la agencia Sterling & Cooper. Son los hombres quienes dominan este mundo. Pero la serie no sería lo mismo sin sus personajes femeninos que, entre otras cosas, ponen en primer plano la manera sexista en la que eran tratadas. Peggy Olson (Elizabeth Moss) es la secretaria novata que intenta aprender a sobrevivir en una sociedad que la ve como un objeto accesorio. Al frente del plantel de secretarias, Joan Holloway (Christina Hendricks), que se afana en adiestrar a sus chicas para que puedan trabajar en ese ambiente hostil. Hendricks estaba tan nerviosa el primer día de rodaje que la mano le temblaba al encenderse uno de los miles de cigarrillos que aparecen en casi todas las escenas. Weiner desveló que no eran cigarrillos normales, entre otras cosas porque el reparto entero habría acabado alterado y subiéndose por las paredes en cada rodaje. Lo que se usaba eran cigarrillos herbales, que, según la propia Hendricks, sabían a rayos.
Weiner aprovechó una pausa en el rodaje de la última temporada de Los Soprano para rodar el piloto de Mad Men. Entre sus influencias estaban películas como Con la muerte en los talones, de Hitchcock, o la manera en la que Wong Kar Wai introducía la música en su cine. Los títulos de crédito homenajeaban a Saul Bass, el hombre que acrecentó la personalidad de las películas de Hithcock o James Bond con sus inconfundibles diseños gráficos. A diferencia de otras series para canales por cable, en Mad Men se pusieron unos límites para no escandalizar a las audiencias más sensibles: solamente se podían decir tres palabrotas por capítulo y no estaba permitido blasfemar; no había desnudos, y mucho menos, masculinos. Y sí, desde su propio título hasta sus tramas, Mad Men era una serie de hombres, pero en su equipo técnico tampoco faltaron mujeres. Siete guionistas y cinco directoras aparecen en los créditos de la primera temporada. También hubo un personaje, Salvatore Romano (Bryan Batt), que tenía que reprimir su homosexualidad por miedo al rechazo social. Vista desde la perspectiva actual, fue una serie mucho más reivindicativa de lo que en su momento pudiera parecer. Un detalle que contribuye a que determinados productos culturales soporten el paso del tiempo sin envejecer.

Papeles que van y vienen
Roger Sterling estuvo a punto de morir en la primera temporada porque no sabían si John Slattery seguiría en la serie. Slattery, que hizo el casting para interpretar a Don Draper, siempre defendió que no había mejor actor que Jon Hamm para interpretar a Draper.
La serie en datos
Duración: Siete temporadas emitidas entre el 19 de julio de 2007 y el 17 de mayo de 2015. En España, Canal + la estrenó en 2008.
Premios: Quince premios Emmy y cuatro Globos de Oro.
La sintonía: A Beautiful Mine es el instrumental de RJD2 que sirve de sintonía a la serie.
¿Cómo verla?: Netflix y Prime Video.

* Este artículo se publicó originalmente en el número 127 (junio 2025) de la revista Plaza