Montoro ata las manos a València y no le dejará libertad para usar el superávit

VALÈNCIA. En 2016 fueron 42 millones de euros. La previsión que maneja el Ayuntamiento de València es que el curso 2017 también tendrá un balance positivo. Pero todo invita a pensar que el superávit no servirá más que para certificar que los actuales gestores del consistorio valenciano hacen un uso correcto del dinero público, cuadran las cuentas y no incurren en déficits. Un premio poco más que simbólico ya que no podrán usar ese dinero como ellos desean.

El alcalde de València Joan Ribó (Compromís) ha pedido por activa y por pasiva que, “por un por un principio básico de autonomía municipal”, cada ayuntamiento debería poder destinar estos recursos, producto de la buena gestión, a lo que considere más necesario. La tesis, explican desde su equipo, es muy sencilla: “el Ayuntamiento sabe como nadie cuáles son las necesidades de la ciudadanía a la que sirve”.

Pero sus peticiones, enmarcadas en la más pura lógica, parecen caer en saco roto y las previsiones que actualmente manejan en el consistorio son “decepcionantes”. Así lo aseguraba este martes el concejal de Hacienda, Ramón Vilar, tras asistir en Madrid a la reunión de la Comisión de Haciendas Locales y Financiación Local, organizada por la Federación Española de Municipios y Provincias.

Vilar no compartía para nada el balance optimista que había hecho su compañero de partido, el socialista Abel Caballero, alcalde de Vigo y presidente de la FEMP. Caballero se mostraba satisfecho con el resultado de las reuniones mantenidas el lunes con los Grupos Parlamentarios Popular, Socialista, Unidos Podemos y Ciudadanos, para detallar las enmiendas de la Federación a los PGE 2017, especialmente de la relativa a la reinversión de los 7.000 millones de euros de superávit obtenidos por las Entidades Locales en 2016.

En una nota hecha pública por la FEMP, el alcalde de Vigo se mostró “muy esperanzado porque creemos que se pueden reformar los presupuestos, presentar y aprobar estas enmiendas y tener la posibilidad cierta de que los Ayuntamientos puedan dedicar a los ciudadanos el ahorro y el superávit que tuvimos el año pasado”.

“Con suerte, a partir de septiembre”

Sin embargo, una cosa son los deseos y otra la realidad. Vilar no era tan optimista y según declaró a Valencia Plaza la expectativas que manejaban no son tan buenas. En este sentido relató que, “con suerte”, se podría aplicar “a partir de septiembre” con el agravante de que no se respetaría la autonomía municipal.

“Lo que nosotros queríamos”, explicó en referencia al Govern de la Nau, “es que pudiéramos dedicarlo a lo que se acordase en pleno”. Pero ésas no parecen ser las intenciones del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y su equipo.

Montoro, entendiendo al ministro como metonimia, va a seguir atando pues las manos de los ayuntamientos. Y con ello el ahorro y el superávit municipal serán poco menos que, como el título de aquella obra de Shakespeare, trabajos de amor perdidos. Porque, explican desde Alcaldía, al seguir condicionando al ayuntamiento a hacer sólo determinadas inversiones, no le va permitir a Ribó y su gobierno el fomento de empleo, que para el alcalde sería una de las líneas de inversión prioritarias.

A la espera de cómo evolucionan los acontecimientos, en el Ayuntamiento esperan que en Madrid, en el Gobierno, recapaciten sobre las actuales restricciones al uso del superávit. Un tema que preocupa y que fue motivo de una moción aprobada por la Junta de Gobierno del consistorio, hace ahora un mes y una declaración institucional, la declaración de València, firmada por más de 60 ayuntamientos. Las buenas razones esgrimidas por el Govern de la Nau y los ayuntamientos no parecen calar en los responsables de Hacienda del Gobierno central.