VALENCIA. Este martes 10 de noviembre Sony anuncio que no fabricará más cintas Betamax a partir del 1 de enero de 2016. Una decisión que afecta a su formato doméstico, ya que no pocas televisiones -por ejemplo, las de la TDT- siguen lejos de haber digitalizado todos sus equipos y contenidos y, entre otras realidades, mantienen su legado audiovisual en este formato en la mayoría de los casos.
Lo cierto es que la decisión de la multinacional de origen nipón hizo correr chorros de tinta a través de ese sujeto que tanta audiencia genera en internet: la nostalgia. En la revisión volvió a hablarse de 'la guerra de los formatos de vídeo', en la que algunos videoclubs de la ciudad de Valencia (y, por supuesto, en Madrid o Barcelona con mayor presencia) llegaron a ofrecer una misma película en tres formatos distintos: Betamax, VHS y Video 2000.
El de mayor calidad era este último, que además ofrecía que sus cintas soportaran grabación por ambas caras. No obstante, sus reproductores y el propio formato eran distanciadamente más caros, mientras que las distancias entre Betamax y VHS se situaron mucho más próximas.
La decisión de optar por uno de los dos formatos en España, según el técnico de CulturArts IVAC Lucas Soler, tuvo "mucho más que ver con la variedad de cintas que llegaba al mercado en VHS; más y diverso". El periodista Carlos Aimeur ahonda en esta idea: "en Betamax se editaba el mainstream, las grandes super producciones y el cine clásico de alta calidad, mientras que en el VHS también existía esa oferta y la de películas de 'distinto pelaje' (en referencia a series B, Z o S)".
No obstante, el también periodista Paco Gisbert, Jefe de Redacción en la revista erótica de referencia Primera Línea, si reconoce una suerte de mito que en los países sajones se da como hecho definitivo: Sony vetó veladamente la distribución de pornografía en su formato y las grandes productoras se lanzaron de entrada y sin marcha atrás hacia el Video Home System. "A mediados de los 80 fue Vivid, que era la gran productora estadounidense del momento, la que lanzó todo su catálogo en VHS en torno a sus protagonistas más aclamadas, como Ginger Lynn".
De hecho, tal y como apunta Gisbert "se generó cierta cultura en torno a las carátulas que solían incluir una foto de la protagonista y en la que 'el título' del film incluía ese nombre habitualmente". Esas fotos, a menudo eróticas y no pornográficas, fueron llenando los cuartos oscuros y estanterías de acceso restringido en los crecientes videoclubs.
Ante esta realidad se han realizado distintas valoraciones e incluso han influido a la hora de analizar el campo de mercado de nuevos canales de consumo audiovisual.
Soler, Aimeur y Gisbert sí coinciden en que en España "lo que marcó la elección de reproductores y formatos fueron los grandes eventos deportivos, en especial el Mundial de Fútbol de España 1982". Sin embargo, admiten que de alguna forma la realidad de que el formato fuera el más barato -y el peor con diferencia en solución visual- y el único con un catálogo disponible más variado, de cine no convencional, pudo no advertirse desde España aunque fuera decisivo.
"Lo más curioso hasta hace cuatro días en la industria del porno se seguía grabando en Betacam", apunta Gisbert, que reconoce que es una rareza extrema encontrar nada de porno en ninguna época en formatos Beta de Sony. Aun así, todo este escenario se normalizó a partir de la comentada ley de 1983 impulsada por Pilar Miró, que determina todo lo que se germinó en las tiendas de electrodoméstico de barrio -que ejercieron de primer videoclub- y que acabaron dando el salto a las Salas X, casi extintas aunque en Valencia existen dos de las últimas en activo de todo el Estado.
No fue hasta finales de los 80 o principios del año 90, en el más raro de los casos, cuando las cintas de Betamax desaparecieron de los videoclubs. Luego fueron estos los que desaparecieron de los barrios, lentamente, aunque la noticia de la retirada de la producción ha generado cierta sorpresa -reconocible a través de las redes sociales- ya que la mayoría de los españoles daba el formato por extinto. Lanzado en 1975, los reproductores de Betamax se dejaron de producir y vender en 2002. 2015 será su final definitivo.