VALÈNCIA. Era un anónimo. Quien lo escribió añadió al final del mismo la coletilla de que lo hacía sin firmar por temor a futuras represalias. Durante semanas estuvo circulando por los medios valencianos. En él se desvelaba un supuesto conflicto de intereses de uno de los primeros directivos de la nueva televisión autonómica, el realizador y productor César Martí, quien se encargará de seleccionar los contenidos del futuro canal. El anónimo estaba repleto de mentiras y datos inexactos que se intentaban enmascarar con documentos oficiales adjuntos al mensaje. Ningún medio quiso hacerse eco de él.
En paralelo, el presidente del Consejo Rector de la Corporació Valenciana de Mitjans de Comunicació (CVMC), Enrique Soriano, y el resto de integrantes del organismo recibieron una carta de la Associacio Valenciana de Productors Independents (AVAPI). La misiva no recibió respuesta y habría permanecido en el olvido, si no hubiera sido porque este viernes los miembros de la asociación decidieron hacerla pública filtrándola a las agencias de comunicación para así darle difusión.
El texto contenía los mismos argumentos que el anónimo, con lo que se desvelaba el origen de éste, e incluía amenazas, advirtiendo de que si no se resolvía el supuesto conflicto de intereses del nuevo equipo directivo, daría lugar a “pleitos, quejas y demandas”. Como en el anónimo citaban específicamente “la cesión de unas producciones ya comprometidas” y “el traspaso de una empresa que tiene adjudicaciones previas de la administración y más si, como es el caso, se desconoce los plazos de la compra-venta”.
En concreto, los miembros de AVAPI se referían a la venta de la empresa ANLO Produccions, de Martí, al joven productor valenciano Jordi Llorca y su socio Óscar Bernácer, sobre la que planteaban dudas. Tanto en la misiva como en el anónimo se omitían detalles clave, como que había sido el propio presidente del CVMC el que le había reclamado a Martí que vendiera la empresa para que pudiera formar parte de la directiva del nuevo canal. Es decir, la venta fue por orden de la Generalitat para que no hubiera suspicacias. Martí, quien incluso dudó en un principio en incorporarse a la televisión, accedió.
Así lo explicaba Jordi Llorca a Valencia Plaza, quien además relató como Martí les puso al corriente de que tenía que dejar la empresa y los proyectos para formar parte del nuevo equipo directivo, donde ha sido contratado de manera provisional. Como quiera que Llorca era productor ejecutivo de dos de los proyectos de ANLO, fue la primera persona en quien pensó Martí para ofrecerle la empresa.
Igualmente, ambos textos omitían el hecho de que Llorca ha trabajado en decenas de producciones audiovisuales de la Comunitat Valenciana, con directores como Agustí Mezquida. Es más, en el anónimo despectivamente se le calificaba a él y su socio como personas que sólo tenían en su haber “dos cortometrajes y un documental”. Además de ser falso (también tienen en su haber películas como Reset, sin ir más lejos), se soslayaba el hecho de que Bernácer es uno de los jóvenes cineastas valencianos más premiados.
¿Por qué César Martí decidió dejar su productora? Lo describe gráficamente él mismo a Valencia Plaza. “Si tengo que explicar porque prefiero ganar menos dinero y estar en una televisión pública es que quién me lo pregunta no cree en la televisión pública”, comentaba este viernes. Y añadía: “Yo puedo hacer aún muchas películas, muchas series, pero, sinceramente, ¿cuántas oportunidades tendré en mi vida de participar en un proyecto tan bonito como empezar una televisión de cero?”.
Más mentiras y omisiones. Desde AVAPI se señalaba que los proyectos no se pueden “de ninguna forma” trasladar a otro productor y “mucho menos a uno que no puede acreditar la experiencia y la solvencia que han hecho a César Martí”. Obviaban la pertenencia de Jordi Llorca al equipo de ambas producciones y se filtraba la falsedad de que no se puedan ceder. "Siempre y cuando cumplan los mismos requisitos (valencianía, experiencia…) no existe problemas”, le detalló el director del IVAC, José Luis Moreno, a César Martí. Otra mentira más pues del comunicado de AVAPI.
En el culmen, desde AVAPI hacían juicio de intenciones reiterados y aseguraban, con un lenguaje sinuoso, que los directivos de la nueva televisión podrían mostrar “una querencia especial por aquellas producciones que, pese a haberlas vendido junto con la empresa, han sido desarrolladas por él mismo y su equipo”, o de que él y otros directivos no debían participar en la elección de formatos de programas por “su contaminación directa” —como productores de formatos presentados— o indirecta (como socios o compañeros de asociación otros productores). Alusiones tendenciosas y además falaces; César Martí señalaba este viernes que, si alguna vez se tiene que negociar algo sobre producciones con las que él tuvo relación, no participará en esas negociaciones.
Por su parte, en el anónimo se hacía mención a la serie La forastera, sin explicar que la producción era un trabajo conjunto de Martí con Albena Teatre, que ha sido quien se ha quedado finalmente la serie. También se decía que otros dos de los nuevos directivos, Elena Vilanova y Ernest J. Sorrentino, formaban parte de la serie. Falso. Vilanova no tiene nada que ver con La forastera; Sorrentino sí, pero es que es el guionista habitual de Martí. Es de hecho Martí quien se lo ha llevado a la televisión y le ha obligado a dejar la producción. Y eso justo cuando Sorrentino estaba comenzando a consolidar su carrera cinematográfica, con participación en producciones tan relevantes como el documental sobre Rafael Guastavino.
Más omisiones; que la relación profesional entre Albena y César Martí es antigua y que se remonta a 2002, cuando éste, recién Licenciado en Ciencias de la Información, se convirtió en productor ejecutivo de Conta Conta. Con éxitos de audiencia como los programas Socarrats o Autoindefinits, o la sitcom Maniàtics, Martí mantuvo relación con la productora hasta 2010.
Fue precisamente hace ahora más de un año, con la inyección de 15 millones para producción del Alto Consejo Consultivo —todavía no ejecutada—, que Carles Alberola y Toni Benavent decidieron aunar propuestas con Martí para presentar proyectos conjuntos. “De aquellas reuniones decidimos apostar tan solo por dos contenidos, los mejores”, explicaba Benavent a Valencia Plaza. Esos eran La Forastera y Això és un destarifo.
“Para cuando los trabajamos y los presentamos por orden de registro y para cuando fueron preseleccionados para su compra, ambos con puntuaciones muy altas, ni siquiera se conocían los candidatos a la dirección general de la CVMC”, revelaba Benavent.
Fue después de que Marco se convirtiera en directora general de la corporación, que la periodista de Godella tomó la decisión de incorporar a una serie de nombres para desarrollar los informes preceptivos para la puesta en marcha de los nuevos medios de comunicación públicos valencianos. Una de esas personas fue Martí quien, como se ha señalado, aunque en un primer momento rehusó la propuesta, aceptó más tarde al ser insistido.
Según él mismo ha contado a este diario y también relataba Benavent, preguntó qué sucedería con esos proyectos. Tenía que venderlos, le dijeron desde la Generalitat. La empresa, los proyectos... No podía tener ningún vínculo con el sector, ni siquiera indirecto. “Nos ofreció que le comprásemos su parte y así lo hicimos”, contaba Benavent. “De esta forma, él ya no está vinculado a los proyectos. Que nosotros nos tengamos que fastidiar por su decisión no creo que tenga ningún sentido. Y, aun así, lo que más lamento es que él haya decidido formar parte de la corporación porque nosotros perdemos a un gran profesional, aunque lo entiendo...”.
Benavent se mostraba especialmente molesto con las suspicacias de esta pequeña asociación de productores y la aparición de anónimos llenos de mentiras. “Si a las primeras de cambio ya nos ponemos a ensuciar el proceso cuando es algo que no está relacionado, si nada más va a empezar el camino de esta nueva etapa del audiovisual valenciano ya estamos en éstas, vamos mal”, se lamentaba. “No entiendo qué tiene que ver que esos proyectos hayan sido bien valorados, antes siquiera de que el Consejo Rector escogiera a Empar Marco, como para que ahora nosotros tengamos que verlos retirados”, añadía indignado.
Y recordaba: “Albena se constituyó en 1994 para hacer, según registro, teatro, audiovisual y cine. Y así lo hacemos desde entonces. Que César haya decidido personalmente tomar ese camino... creo que todo el mundo puede entender que acudiendo a las fechas de registro, viendo que él no tiene relación con la selección ni compra del producto, que es algo previo, no hay razón para entender este comunicado”.
No es el único. Antonio Mansilla, uno de los productores más relevantes de AVAPI, se distanciaba del comunicado de su asociación y en declaraciones a Valencia Plaza aseveraba que “no es momento de entrar en batallitas”. Tras admitir que César Martí era una persona “muy querida en la profesión”, señaló que sí que creía “necesario dar explicaciones” por si es compatible la presencia de Martí en el organigrama directivo. Pero, dijo, “una cosa es pedir transparencia y otra entrar en batallitas”, y aludió a una reunión este lunes con Empar Marco donde se le preguntará por estas cuestiones, sin querer extenderse más sobre el tema.
Lo que Mansilla desconoce, al igual que los autores del anónimo y los miembros de AVAPI que redactaron la misiva, es que Martí no sólo ha actuado atendiendo a lo que marca la Ley de Transparencia, sino que también ha seguido escrupulosamente lo que le dictaron desde el CVMC, tras ser consultado previamente con abogados. Soriano y Marco están al tanto de todo. Por eso nadie les había hecho caso; porque no hay nada, aparte de la insistencia de AVAPI de amenazar con “pleitos, quejas y demandas”.