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'Atlanta': la surrealista experiencia de ser negro en Norteamérica

La comedia negra producida por el canal norteamericano FX critica los estereotipos instalados en la cultura norteamericana sobre los afroamericanos. Esta semana finaliza su primera temporada, con renovación asegurada y un estilo único que la convierte en una de las series actuales más interesantes

29/10/2016 - 

VALENCIA. “La gente está ocupada intentando no ser pobre”, dice Earn (Donald Glover), un afroamericano que se busca la vida en la ciudad de Atlanta, donde el 54% de la población es negra. Earn quiere ayudar a la madre de su hijo, Van (Zazie Beetz), pero por ahora solo conoce el fracaso. No tiene casa, ni trabajo estable. Duerme de prestado en casa de Van, la única que le trata con respeto. Sus suegros no le permiten siquiera pasar al salón cuando va a recoger al niño.

El viaje de Earn en Altanta no es en absoluto una escalada hacia el éxito, ni tampoco un descenso a los infiernos. Se compone simplemente de vida cotidiana y supervivencia. Un chico negro y sin recursos, que fue a la Universidad, y, pese a no encontrar su lugar, no tiene intención de hacerse delincuente.

La expareja de Earn, Van, trabaja duro, además de ocuparse de criar al bebé y tener una enorme paciencia con Earn. Una buena amiga le recrimina que se esté dejando echar a perder. “Las mujeres negras tienen que valorarse”, le dice. Como ella, que se rodea de jugadores de la NBA. “Follan conmigo porque les ofrezco un servicio y tengo valor. Soy culta, inteligente y guapa”. Es lo que también se espera de Van. “También existe el gris”, responde.

Earn ha tenido una idea. La canciones de su primo, el rapero Paper Boi (Brian Tyree Henry), están empezando a sonar fuerte. Le propone ser su manager y hacer negocios juntos. Sus encuentros como socios comienzan agitados. Una noche a Paper Boi se le escapa un disparo al aire mientras discute en la calle por tonterías. No hay víctimas, pero los primos pasan una noche en comisaría. Un policía reconoce a Paper Boi. Quiere hacerse una foto para después presumir: “¡Tío, yo encarcelé a ese tipo!”.

Esa noche en el cuartelillo Earn presencia otra escena. Un hombre con evidentes problemas mentales deambula medio desnudo por la sala de espera. Ha llenado su vaso de plástico de líquido del inodoro. “¿Por qué está aquí? Parece que necesita ayuda”, se sorprende. Un policía blanco llama la atención al perturbado, y éste le escupe la orina que se acaba de beber. El policía le mete entonces una tremenda paliza. Nadie se mueve.

Después de aquel día, la comunidad negra trata a Paper Boi de forma distinta. Un camarero le regala una ración extra de comida en el restaurante. “Es bueno ver a un rapero capaz de volarle la cabeza a otro en la calle. Eres uno de los últimos raperos de verdad. Como en los 90”. Paper Boi está lívido. Hay otros efectos colaterales: se ha convertido en canción del mes.

El amigo de Paper Boi, Darius (Keith Stanfield), entra en la sala de prácticas de tiro en una tienda de armas. El ambiente de las cabinas está compuesto en su totalidad por blancos. Todos apuntan hacia dibujos de siluetas humanas. Darius elige la suya y la sitúa en la zona de tiro. En el papel se ve la figura de un perro. Dispara varias veces y acierta. Los blancos se quedan atónicos. “No puedes disparar a perros ¿Qué eres, un psicópata? Mi hijo podría estar aquí”. Un minuto después le echan de la tienda.

En otro episodio se intercalan anuncios falsos de televisión de un supuesto canal de televisión para afroamericanos. Uno de los anuncios promociona un vehículo, el Dodge Charger, “el coche que hace una declaración sin decir nada en absoluto”. Después hay un debate sobre los derechos de los transexuales y la homofobia de los raperos. Paper Boi representa “el mal ejemplo para los niños”.

Hartos de estereotipos

Atlanta, la comedia amarga producida por el canal FX, que en España por ahora no tiene previsto su estreno, es una historia de desigualdad. También es una burla sobre los estereotipos hacia la comunidad afroamericana. Tópicos que se reproducen en los medios, que vemos en los anuncios, en las series o en los debates de televisión. Mensajes enraizados, incluso, entre la propia comunidad negra.

Donald Grover, su creador, más conocido por su papel en Community, empezó muy joven de guionista, en la serie 30 Rock. Su estilo ahora es mucho más oscuro. Ahora está más cerca de Louie que de las sitcoms de toda la vida. En Atlanta se van a reír por no llorar de lo absurdo. El autor nos habla de raperos, de traficantes de marihuana y de madres solteras, pero desde un punto de vista nada común: cada persona es un mundo. 

Ser rapero significa hacer música rap simplemente, no cumplir con los clichés por el que se tiene que ser un matón y un homofóbico; una mujer de color joven y guapa no tiene por qué ponerse vestidos escotados y pestañas postizas para salir a la caza del jugador millonario y alcanzar así el éxito. De hecho, se puede desear no tener éxito, y punto; también la hipocresía entre blancos y negros tiene un espacio: si un blanco en Norteamérica vende marihuana tiene glamour, acuérdense de Weeds. Si el que vende marihuana es un negro la cosa cambia: es un peligro para la sociedad.

Los personajes de Atlanta sienten, no solamente son. Tiene caracteres complejos y únicos, y sobre todo no comparten los estereotipos con que les bombardean. Los actores principales destilan naturalidad, como si no estuvieran interpretando, en ese estilo que les recordará a la mítica The Wire. Pero aquí no se trata de actores de la calle con talento natural. Detrás hay una enorme calidad interpretativa, de matices. En especial Brian Tyree Henry, un actor de método y formación, que interpreta al rapero Paper Boi. Su piel no puede ser más negra, su físico menos atlético, y la luz de la serie no le ayuda, claramente a propósito. Con sus gestos de incredulidad es quien mejor representa el hartazgo por las etiquetas.

Los afroamericanos, protagonistas de las series

En la actualidad hay una creciente presencia de protagonistas de color en las series: Luke Cage, Empire, o Power son algunos casos de protagonistas masculinos; Scandal o How to Get Away with Murder, son ejemplos de series con mujeres protagonistas. No obstante la amalgama se puede reducir enseguida en tres características: o son personajes de fantasía, como Luke Cage; o profesionales de gran éxito, como las dos series protagonizadas por mujeres, o como los protagonistas de Empire; o, por último, son traficantes, como en Power, y antes en The Wire. O las dos o tres cosas.

En Atlanta los negros se miran a sí mismos y son capaces de dejarse en evidencia. Por ejemplo Antwoine, un chico de color que se siente blanco. Es protagonista de un reportaje por televisión debido a su particular identidad trans-racial. La ironía es que nos lo cuentan como si se tratara del documental sobre Caitlyn Jenner: “No se dan cuenta de que la raza es una cosa inventada. Han nacido con etiquetas”, dice Antwoine, harto de que le miren como un negro. Estereotipos que, hasta que llegó Atlanta, también estaban presentes en cierta forma en las series. 

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