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LA MUJER EN EL LINE-UP

Balance 2015: así fue la presencia femenina en los festivales

Así es y ha sido la presencia de la mujer en la temporada de festivales que toca a su fin este fin de semana con el She’s The Fest de Las Naves

26/11/2015 - 

VALENCIA. Cada una de las señales del pasado indica que, desde un principio, todo estuvo bastante viciado. Si doscientos años atrás Beethoven ya repartía los papeles protagonistas de la música en función de la testosterona, poco espacio queda para la argumentación razonada. “La música debería inflamar el corazón del hombre y arrancar lágrimas de los ojos de la mujer”; mientras que la inflamación del corazón invita a hacer cosas, a tomar decisiones,… ¿A qué invita llorar? ¿A levantarse a por un pañuelo? La mujer como sujeto pasivo en la música viene de lugares muy oscuros. 

De aquellos polvos, estos lodos. Del patriarcado de la música clásica al del rock hay sólo unos cuantos botones de la camisa desabrochados. Dos siglos después de Beethoven, la presencia marginal de la mujer sobre un escenario marca su ausencia en la gran rueda comercial de los festivales. Encontrar el porcentaje femenino en un cartel suele necesitar de mucho tiempo y generosidad, además de altas dosis de fantasía y ciencia-ficción; especialmente si abandonamos el repugnantemente mal llamado indie y nos adentramos en los turbios territorios del rock. 

No hace demasiado, en Estados Unidos se publicaba un estudio que arrojaba, tras analizar los 9 festivales más importantes del país, una conclusión demoledora: el 74% de los grupos estaban formados sólo por hombres, mientras que las bandas con al menos una mujer apenas llegaban al 15% y, las formadas sólo por mujeres, al 10%. En España basta echar un vistazo al cartel del último Resurrection Fest, o al del mismo Azkena Rock en el que las legendarias L7 (junto a la cantante de The Last Internationale) ponían la nota exótica en un line-up masculino al 90%.

Joan Vich (FIB): “Queda mucho camino por recorrer y mucho por mejorar”

“Nuestra labor es elaborar un cartel que venda entradas manteniendo una línea estilística coherente. Dentro de esa labor, procuramos mantener un equilibrio”. No hace falta ser un asiduo: si has ido al FIB, aunque sólo haya sido una vez, seguro que has visto a Joan Vich pasearse por el recinto. Él forma parte del equipo de contratación del festival; esto es, del grupo de cabezas que piensa qué arrastrar hasta Benicàssim, cómo y cuándo hacerlo. “No nos imponemos cuotas ni nada parecido, simplemente valoramos a las artistas femeninas como lo que son: personas que hacen música que nos interesa y nos gusta”, así explica Vich la árida cuestión de la mujer en los festivales.

A pesar de que el mallorquín reconoce que es algo que en la cúpula del FIB tienen “muy presente desde hace años”, no vacila: “los festivales no dejan de ser un reflejo del resto de la sociedad, por lo tanto es obvio que queda mucho camino por recorrer y muchas cosas por mejorar”. Para Vich “es obvio” que es necesaria una mayor presencia de “líderes femeninas en los grupos y un cambio en la manera de verlas desde la industria” para que todo cristalice en una tendencia: “modelos a seguir para las mujeres jóvenes que puedan querer montar un grupo o empezar a hacer música”.

“Esta situación va mejorando y por eso procuramos reflejarla en nuestros carteles, pero aún falta mucho camino para que las chicas más jóvenes no se sientan intimidadas por la competitividad masculina y vean que hay un camino para ellas”. Sin embargo, resulta evidente que la configuración de un producto de ocio destinado a tener éxito financiero responde tanto a las tendencias comerciales como a las sociales. “No se trata solamente de programarlas en los festivales, sino también de enfocar bien las entrevistas con artistas femeninas, de respetar otras maneras de hacer música y de frenar el sexismo en todos los ámbitos”, concluye Joan Vich.

‘España y la necesidad del cambio en los líderes del mercado’

Es cierto que, aunque en la parte menos sangrante, el FIB de Melvin Benn participa de esa tendencia comercial que reduce el papel protagonista de la mujer y alimenta su marginalidad en los festivales del mismo modo que sucede en la industria de la música. Sin embargo, es cierto que se encuentra lejos todavía del sonrojante caso que a principios de año le sacó los colores a otro de los festivales que Benn. El montaje del cartel del Reading/Leeds2015 sin las bandas masculinas (dicho de otra forma, sólo con bandas que incluían a mujeres en su formación) se hizo viral y obligó al director a pronunciarse incluso en The Guardian. Benn aludía a carencias de oportunidad históricas que paradójicamente habían desaparecido ya para justificar un cartel masculino al 89’6%. 

Deben de quedar residuos muy poderosos porque la tendencia al arrinconamiento histórico de la mujer sobre un escenario se refleja, como es habitual, con precisión casi matemática en España. Y, si tenemos en cuenta el desfase histórico-cultural tan de Europa del sur, la cosa va para rato. Entre los festivales de mayor arraigo y con mayor tirón de público, la media sube, pero tampoco es que haya motivos para celebrar. En 2015, el BBK contó con alrededor de una docena de grupos en los que la mujer tenía cierto protagonismo (de los casi 70 del line-up total), mientras que el SOS de Murcia se frenaba en la decena para acercarse a la triste cifra inglesa (12% del total de su cartel).

Por su parte, FIB y Primavera Sound se establecieron en torno al 20% de presencia femenina para conformar un cartel abiertamente mejorable en ese sentido, aunque con avisos positivos. En el caso de los primeros, no sólo no había que rebuscar en la parte baja del cartel para intentar subir la cuota, sino que dos de sus jornadas estaban encabezados por grupos de relevancia femenina: Florence & The Machine y Portishead; en el del Primavera, la poderosa presencia de Patti Smith servía de abanico reivindicativo para nombres como Tori Amos, Sleater-Kinney, Torres, Ex Hex, Babes in Toyland o The Julie Ruin. En ambos casos, el liderazgo histórico hace fundamental su viraje.

‘La Comunitat y la horquilla del 20%’

El curso 2015 en el resto de festivales de la Comunitat no ha oscilado demasiado lejos de la horquilla del 20%. Sólo las ediciones de Deleste y Festival de Les Arts se han atrevido a bordear el 30% de presencia femenina en sus ajustados carteles; más valiente en el caso de los primeros que en el del manual indie de los segundos, y ambos con el fenómeno Mourn como constante. El valor de ambos debería ser tenido en cuenta más allá de lo copioso o no del cartel, y de la falsa apertura indie, si tenemos en cuenta que, por ejemplo, entre la cuarentena de bandas del Vida barcelonés este año sólo habían seis bandas con cierta presencia y/o trascendencia femenina.

Al 14% del Vida se acerca peligrosamente otro festival de la Comunitat. Por estadística y cualquier otro recurso de exegeta barato, entre los más de 120 nombres confirmados en la orgiástica bacanal de grupos del Arenal Sound, uno puede cometer el error de pensar que encontrará, siquiera por inercia, más de 20 grupos de relevancia femenina. Pero no. De hecho, se acerca mucho a esa cifra el Low Festival 2015 con medio centenar menos de grupos en el cartel.

Tanto Low como Arenal Sound comparten varios nombres, además. La Bien Querida, Elyella Djs, Zahara o Delafé y Las Flores Azules forman parte de ese catálogo tácito que parece moverse de forma subterránea entre agencias y festivales; lo cual lo reduce todo tanto que puede trasladar la idea equívoca de que no hay nada más allá. Los casos de éxito de Hinds o Mourn, la pujanza de Núria Graham, el expediente X de La Bien Querida o la extraña ubicuidad de Elyella Djs (presentes en Low, FIB, BBK, Arenal Sound y SOS) convierte la selección femenina de los festivales en algo escaso y con poco margen de sorpresa.

Soledad Vélez: “No quiero creer que no pongan bandas de mujeres en cartel para vender más entradas”

Cuando de repente me aparece una técnica de sonido, de luces, de backstage,… aún siento esa mirada cómplice que nos hacemos de ‘claro que sí’. Ya llegará el día en que sea normal y no nos sorprendamos de vernos trabajando en este oficio”. La chilena Soledad Vélez, con más de siete años ya en Valencia, está en la parte alta del cartel del She’s The Fest que este fin de semana se estrena en Las Naves como una iniciativa única en Valencia: un festival protagonizado enteramente por mujeres. 

“Hoy en día, como sociedad, necesitamos que entre todos impulsemos lo que está en minoría de género, a la que injustamente se le ha ignorado y se le ha subestimado, para que las niñas y los niños vean que es normal dedicarse a lo que se les antoje sin tener que pegarse con nadie”, explica la cantante. Joan Vich, sin embargo, no lo tiene tan claro: “respeto mucho todo tipo de iniciativas, pero creo que se corre el riesgo de convertir la música hecha por mujeres en un género en sí mismo (rock femenino), y eso sería un error”; pero destaca festivales como el Ladyfest “que buscan crear un espacio de intercambio seguro y confortable para las mujeres, con unos presupuestos estéticos basados en el indie y el DIY”.

Vélez asegura que, con el tiempo, ha notado “más presencia de mujeres en la música en la Comunitat” y que el marginal papel femenino en la música no es tabú entre los propios músicos. La chilena cree que todo se debe a un reflejo social, más que de mercado: “no quiero creer que para vender más entradas no pongan en cartel bandas de mujeres, me parece ridículo; y no creo que se deba al mercado, hay menos proyectos de mujeres que de hombres, por eso me parece bien que se fomente y se le de visibilidad. Quizás así en el futuro haya tantas mujeres como hombres reventando los festivales, y será algo normal”.

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