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el sector clama seguridad jurídica y poner fin al desconcierto de los consumidores

Cronología de un despropósito: Valencia, hacia su quinto mapa de horarios comerciales en 4 años

30/07/2016 - 

VALENCIA. El sector del comercio de Valencia -todos los actores sin excepción- lleva años rogando estabilidad y seguridad jurídica a la administración en materia de horarios comerciales. Pero la gestión municipal y autonómica, lejos de dar respuesta a esta demanda, ha abanderado con sus políticas este despropósito desde que se abordó por primera vez el asunto de la libre apertura en domingo para el gran comercio en la ciudad -allá por el año 2013-. Desde entonces, la ciudad ha tenido cuatro mapas de libertad horaria distintos y se dirige hacia el quinto, una travesía nefasta para un sector afónico de reclamar que se ponga fin al desconcierto que sufren los consumidores.

Los actuales gobiernos local y autonómico, lejos de solucionar el problema, han enredado todavía más la maraña que heredaron del escenario arbitrario dibujado por Rita Barberá. El programa electoral de Compromís -formación que ostenta la conselleria y la concejalía competentes en la materia- era muy claro en su objetivo: acabar con la apertura en domingo del gran comercio en la ciudad. Sin embargo, el gobierno local se decantó finalmente por una solución intermedia y de consenso de la que reniega sólo medio año después.

Grosso modo, la cronología del mapa de apertura en domingo en Valencia es la siguiente:

Septiembre de 2013
Barberá impone la libertad horaria

Hace sólo tres años la apertura en domingo se circunscribía en Valencia a los 10 festivos anuales pactados para toda la Comunidad Valenciana -es decir, no había zonas de libre apertura para el gran comercio y todos los establecimientos cerraban en festivo por norma general-. Sin embargo, todo cambió con la modificación de la Ley 1/2004 de horarios comerciales incluida en el Título V del Real Decreto-ley 20/2012 de "medidas para garantizar la estabilidad presupuestaria y de fomento de la competitividad".

Con este decreto, el Gobierno de España imponía la creación de al menos una Zona de Gran Afluencia Turística (ZGAT) en las ciudades de más de 200.000 habitantes, áreas en las que se liberalizan los horarios comerciales para el gran comercio -los pequeños pueden abrir todos los días de la semana si lo desean-. El Ayuntamiento de Valencia, entonces gobernado por Rita Barberá, anunció sus ZGAT en septiembre de 2013, una decisión que abrió de par en par la caja de Pandora por su arbitrariedad -tal y como dictaminaría más tarde la justicia- y unilateralidad -puesto que se tomó sin consensuarse con el sector-.

Las cuatro zonas impuestas, con la citada afluencia turística como argumento, recorrían la práctica totalidad de las grandes superficies comerciales de la ciudad. Entre ellas, las más controvertidas eran las que incluían el Carrefour y el Decathlon de Campanar -cuyo gancho turístico era el Jardín del Turia- y el centro comercial Arena Multiespacio -sin duda, la más polémica, sustentada en que entonces el Levante UD, cuyo estadio está junto al complejo, disputaba competiciones europeas-. 

Este dibujo generó un doble problema: por un lado abrió una amplia brecha entre el pequeño comercio -partidario del descanso dominical- y el consistorio, hasta el punto que organizaciones como Cecoval relacionan este conflicto con la derrota de la derecha en las urnas. En segundo lugar, despertó las envidias de los centros comerciales del área metropolitana de la ciudad.

Tanto fue así que el Consell tuvo que restringir por decreto las condiciones para declararse ZGAT ante las exigencias liberalizadoras de complejos como Gran Turia (Xirivella), Ikea y MN4 (Alfafar), Bonaire (Aldaia) o El Osito (La Eliana). La gestión de este conflicto fue uno de los mayores quebraderos de cabeza del anterior conseller de Economía, Máximo Buch.

Enero de 2015
La justicia obliga a ampliarla

Por si fuera poco, sólo 13 meses después, una sentencia del Juzgado número 1 de lo Contencioso obligó al Ayuntamiento a permitir la apertura en domingos y festivos de la tienda MediaMarkt, situada en la avenida Cortes Valencianas. Se trataba de la única vía que disponía de grandes establecimientos que había quedado fuera de la práctica liberalización total de la ciudad impuesta por Barberá.

La sentencia, muy crítica con el consistorio, aseveraba que Barberá había trazado las cuatro zonas "de forma arbitraria, sin justificación alguna". Para evitar un nuevo varapalo, el Ayuntamiento de Valencia, en la quinta zona que se vio forzado a incluir en el mapa de libertad de horarios, también incluyó en centro comercial Ademuz, que aprovechó enseguida el cambio para abrir sus puertas todos los festivos.

Pasado el tiempo, incluso firmas y entidades partidarias de la libre apertura en domingo reconocen -fuera de micrófono- que aquella distribución carecía de sentido. Puestos a liberalizar, habría sido más lógico establecer toda la ciudad como una sola ZGAT, apuntan.

Abril de 2016
Ribó aplica un recorte de consenso

El escenario de libertad total en la ciudad duró 15 meses. Tras el cambio de gobierno en el Ayuntamiento, el nuevo concejal de comercio, Carlos Galiana, se volcó en el asunto para tratar de aplicar el programa de Compromís: eliminar la libre apertura en domingo de la ciudad, ya gobernada por Joan Ribó.

En esta línea, el gobierno abogaba -al menos de cara a la galería- por establecer la preceptiva zona de libre apertura en domingo en un área estéril, que careciera de grandes comercios. El lugar elegido era el entorno de la Lonja y el Mercado Central, una posibilidad que recibió como réplica la amenaza de judicialización por parte de las firmas del gran comercio agrupadas en Anged.

Tales presiones surtieron efecto, y hubo sorpresa. En una decisión que, hasta la fecha, supone el máximo consenso alcanzado entre los diferentes formatos del comercio en materia de horarios comerciales, el Ayuntamiento y las entidades representadas en el Consejo Local del Comercio acordaron mantener la libre apertura en dos zonas.

Las elegidas fueron el centro de Valencia -incluidos los complejos de El Corte Inglés y las grandes franquicias de la calle Colón- y el entorno de la Ciudad de las Artes y las Ciencias -con los centros comerciales El Saler y Aqua y El Corte Inglés de la Avenida de Francia-. El acuerdo comportaba el compromiso de no recurrir la restricción por parte de Anged en aquellos lugares que quedaban fuera del mapa: los complejos Arena, Ademuz, Nuevo Centro, el Carrefour y el Decathlon de Campanar y la tienda de MediaMarkt de Cortes Valencianas.

Esta cesión sembró la discrepancia entre el Ayuntamiento y la Conselleria de Economía -partidaria de aplicar con rotundidad el programa- y también con los sindicatos, que dijeron sentirse defraudados y convocaron la que fue su primera concentración contra el gobierno local de Ribó.

Tanto el alcalde como Galiana, por contra, justificaron la decisión con tres argumentos: el acuerdo evitaba el conflicto judicial, aglutinaba el máximo consenso y, por primera vez, respondía realmente a la naturaleza de la ley estatal: se abría el gran comercio los domingos sólo donde realmente había turismo.

Mayo de 2016
El Consell deshace la restricción

Pero a Ribó y Galiana la solución sólo les duró los meses de abril y mayo. Arena Multiespacio, con el argumento de que los centros comerciales no formaron parte del mencionado acuerdo de consenso -que fue el principal error cometido por el Ayuntamiento- presentó un recurso de alzada contra la restricción municipal validada por el Consell.

En paralelo, El Corte Inglés recurrió a esta misma estrategia contra el Ayuntamiento de Alicante, que dejó a los grandes almacenes fuera de la libre apertura en la ciudad. Ante tales recursos, la Conselleria de Economía encargó un informe a la Abogacía de la Generalitat centrado en el caso de Alicante, un análisis que concluyó que la carencia de audiencia pública en el proceso de restricción invalidaba el mismo.

Se trataba de un informe no vinculante que, tanto el conseller -Rafael Climent- como el director general de Comercio -Natxo Costa-, ambos de Compromís, pretendían ignorar para mantener las restricciones. Pero la secretaria autonómica de Economía, la socialista María José Mira, se decantó por atender la recomendación del organismo jurídico y aceptar los recursos contra el criterio de su superior. Valencia, sólo dos meses después, regresaba a la libre apertura de la era del PP.

Julio de 2016
Borrón y zona nueva

La rectificación fue un duro golpe para el Ayuntamiento y, en particular, para la Conselleria de Economía, donde las tensiones del mestizaje político entre Compromís y el PSPV alcanzaron su máximo nivel precisamente por el asunto de los horarios. Pero los tándems Climent-Costa y Ribó-Galiana están tratando de hacer de la necesidad virtud.

En concreto, el Consell se aferra al principal argumento de la Abogacía para utilizarlo en su favor: si la restricción no fue correcta por no dar audiencia pública a los afectados ¿lo fue entonces la liberalización del Partido Popular, que todavía contó con menos participación social? La tesis de Economía es que que no, y por ello ha iniciado un procedimiento para declarar nula la libre apertura en domingo del PP y regresar a la casilla de salida, sin ZGAT en Valencia y Alicante

La iniciativa -ahora sí- ha recurrido al Diari Oficial de la Comunitat para que cualquier entidad, administración u organismo que se pueda considerar afectado quede oficialmente notificado y no quepa recurso alguno por esta vía. Para ello se abrió un plazo de alegaciones que recientemente ha concluido con la oposición de Anged, El Corte Inglés, Carrefour, Nuevo Centro, Aqua y Arena.

La hoja de ruta pasa por, una vez analizadas las alegaciones, remitir el procedimiento al Consell Jurídic Consultiu (CJC), que emitirá un informe vinculante y tendrá la última palabra sobre la legalidad de la medida impulsada por Rafael Climent. 

De salvar esta barrera, Valencia se dispondrá este mismo 2016 a decidir -esta vez desde cero, sin ZGAT como punto de partida- el que podría ser su quinto mapa de apertura en domingo en sólo cuatro años. Así ocurriría, puesto que el Ayuntamiento ya ha avanzado que será más restrictivo que el implantado en abril.

Los firmantes del pacto de las dos zonas proponen volver a esta fórmula que unió por primera vez en años a grandes y pequeños comerciantes de Valencia, pero el Ayuntamiento se muestra ahora más partidario de aplicar su programa electoral que de recuperar un acuerdo del que no hace mucho aplaudían su lógica: "Se crearon sólo dos zonas donde realmente hay turismo", destacaba Galiana en abril en una entrevista concedida a Valencia Plaza

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