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DISEÑO PARA EL PENSAMIENTO

Cuando se juntan música y diseño valencianos

Un repaso al panorama musical valenciano de los últimos 50 años a través del diseño de sus portadas de discos

28/11/2016 - 

VALENCIA. Podemos escuchar el panorama musical valenciano a través de las portadas de sus discos, porque la Comunitat Valenciana, además de tierra de bandas de música, es continente de una larga tradición en artes gráficas, cartelistas e ilustradores.

Repasando carátulas de músicos valencianos de los últimos 50 años es fácil detectar la intervención de varias generaciones de diseñadores e ilustradores de primera fila, que encontraron en la música un magnífico cliente y aliado para desarrollar proyectos culturales y de comunicación.

Gracias al Institut Valencià de la Música (disuelto e integrado ahora en CulturArts), por ejemplo, podemos disfrutar de un histórico de carteles del Día de la Música o de imágenes de festivales que organizaban desde dicha institución, como Ensems o Serenates, todos ellos encargados a profesionales del diseño valenciano Como Juan Nava, Juan Martínez, Ibán Ramón, Marisa Gallén o Lina Vila.

Hace un par de años hacíamos un repaso, aquí en Cultur Plaza, a algunas portadas de discos que marcaron una era en el diseño gráfico. Pero si hay que hablar de cuando el diseño y la música se enamoran no podemos eludir que Valencia es, según cantaba el pasodoble de José Padilla, la tierra del amor (y de las flores y de la luz, sí), así que echando la vista atrás a cómo estas dos disciplinas han ido de la mano, nos resulta una mirada histórica bastante alentadora.

La Comunitat Valenciana es cuna de diseñadores y músicos, profesiones que se han reconvertido en las últimas décadas, y aún así la música sigue siendo un soporte (físico o no) ideal para materializar, para hacer visual las notas, buscando un diseño que transmita como lo hacía la aguja al pasar por los surcos del vinilo. Y es que una buena portada, además de los intereses en conseguir ventas, ayuda a cerrar todo un proyecto, a darle forma, a configurarlo.

Desde mediados del siglo pasado, Bruno Lomas o Nino Bravo son reflejo de aquella España en la que las tendencias gráficas irrumpían en contadas ocasiones, para copiar la estética norteamericana o a veces ser un reflejo naif distorsionado y cañí. En este sentido portadas para Bruno Lomas y su trío Los Milos marcan toda una corriente a inicios de los 60 donde fueron precursores tanto en el rock and roll como en sus diseños. Y si damos un salto hasta los 90, encontramos interesantísimas propuestas como las transgresoras gráficas de Quique Company y Paco Bascuñán para la discoteca ACTV (y todo el abanico de entradas y flyers de la ruta del bacalao, que fueron recopilados en la exposición Ídolos del Pop del MuVIM en 2013) o trabajos como el de Kike Correcher para la portada del primer disco del grupo de rock Doctor Divago, Regalos vivos (Trilita discos, 1992), con reminiscencias a lo que entonces hacía también el norteamericano David Carson para Ray Gun. 

Imprescindible mencionar las colaboraciones de Paco Bascuñán para Seguridad Social con el diseño del toro de Furia Latina (DRO/EastWest Spain, 1993) y Compromiso de Amor (Warner, 1994), o sus trabajos para Girasoules, tipografía incluída. Y dando otro pequeño salto, antes de volver de nuevo la vista atrás, tenemos la maravillosa y premiada portada de How to Hide Anything (Arindelle Records, 2008) de Sebastián Alós para Twelve Dolls, seleccionada en el anuario del Tokyo Type Directors Club. Valencia a la vanguardia del diseño y de la música.

Aunque ha anunciado su retirada definitiva para 2017, el cantautor Raimon, gran exponente valenciano de la Nova Cançó, tiene un legado de más de cincuenta años de portadas con el que podemos descubrir una delatadora transformación de estilo visual. Aunque en su discografía predomina la carátula de retrato, concretamente con fondos negros, la estética de algunas de sus portadas van de un cuadro del mismo Miró a composiciones dignas de grupos punk británicos (no olvidemos que hacía canción protesta, en tiempos complicados para la libertad).

Con un toque más mediterráneo y valenciano, tanto en sus notas como en sus portadas, el conjunto musical de folk Al Tall también muestran una interesante progresión de estilos gráficos a lo largo de sus cerca de cuatro décadas en los escenarios. De entre su extensa discografía es fácil distinguir la serie de primeras portadas diseñadas por Manuel Boix (Premio Nacional de Artes Plásticas en 1980), un inconfundible estilo que prácticamente impregnó al grupo, haciéndolos inconfundibles ya desde sus carátulas. Un importante punto de inflexión en la trayectoria de Al Tall, el disco La Nit (Picap, 1999) marca también una discontinuidad con Boix para pasar a unos diseños más vanguardistas dejando de lado las obras pictóricas como ilustración principal. Los últimos trabajos gráficos para Al Tall están firmados por Eugenio Simó, con un estilo más sencillo y tipográfico. 

Las portadas de Ovidi Montllor, el gran cantautor alcoyano y parte del movimiento de la Nova Cançó, representan a la perfección su obra musical. Muy personal haciendo suya parte de la música valenciana, con un cuidado por sus portadas hasta el punto de ser hoy gráficas adelantadas a su tiempo.

Montllor fallece en 1995, y en 2006 el Col·lectiu Ovidi Montllor crea unos galardones en su nombre con el fin de visibilizar la música valenciana, premiando a los artistas valencianos que publican música en valenciano. Además, a partir de su quinta edición los Premis Ovidi Montllor cuentan con galardón al mejor diseño de portada, una categoría que es organizada con mimo cada año por el diseñador valenciano Cèsar Amiguet, quien desde Escola Valenciana coordina a un jurado diferente para cada edición que a lo largo de los últimos cinco años ha premiado a diseñadores como Dídac Ballester por su identidad de disco para Rascanya en 2010; Jordi Albinyana por sus serigrafías para las portadas del disco Els Ulls de Bob (Sama-Rec, 2011) de Carles Pastor; Begoña Lozano en 2012 por su diseño de pack para Gran (Malatesta Records y LaCasaCalba, 2011) de Senior i el Cor Brutal; A. Serrano, J.M. Pedrajas, J. Martí y V. Carbonell en 2013 con su portada del disco Lesotho (autoedición, 2012) de 121dB; Andreu Valls en la edición de 2014 por el diseño de portada de Wegener (Música de Telers, 2013) de Arthur Caravan junto a Hugo Mas y Sofía Hernández -aka soysoft- en 2015 por su diseño para el disco Nuvolàstic (Malatesta Records, 2014) de Júlia.

El pasado día 13 se celebró la XI Nit dels Premis Ovidi, donde se entregaron los Premis Ovidi Montllor de 2016, y el premio al mejor diseño de álbum fue para la ilustradora Alba López por la portada para L'amor i la ferocitat (Bureo Músiques, 2016) de Pau Alabajos.

Viendo los diseños ganadores del Premi Ovidi, hay un elemento que se repite a menudo que son las reminiscencias artesanales, los trabajos producidos tradicionalmente, elementos añejos, desde la composición por tipos de plomo a la serigrafía o los materiales naturales como soporte. Un punto que, visto en perspectiva, da un toque de calidez muy valenciano. Otro valor de estos premios es que los jurados que otorgan este premio han contado en cada edición con profesionales del diseño, la ilustración y la fotografía, lo cual avala la calidad de la portada ganadora. Hemos pasado por los jurados de las últimas ediciones, cronológicamente, Ibán Ramón, Nereida Tarazona, Dídac Ballester, Jaume Albert, Jordi Albinyana, Xavi Calvo, Francesc Felipe, Tomàs Gorria, Amanda Gascó, Anna Roig, Antonio Ballesteros y Raquel Navalón, siempre junto al director artístico de Escola Valenciana, Cèsar Amiguet.

Ver estos trabajos donde se juntan música y diseño, de forma colectiva, pone en valor cómo pueden llegar a complementarse estas dos profesiones. En 2012 en La Rambleta tuvo lugar la exposición colectiva Este diseño me suena, donde miembros de la Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana mostraban con sus trabajos relacionados con la música la faceta más comunicativa y a veces experimental del diseño, a veces desde una portada y otras desde el cartel de un concierto, siempre como parte intrínseca de un proyecto. La muestra estaba comisariada por Josep Gil, quien entre su portfolio de trabajos cuenta con una importante cantidad de proyectos de diseño y de fotografía relacionados con la música.

De Raimon, Ovidi Montllor o Al Tall, llegó décadas después el ska con dolçainas de Obrint Pas, La Gossa Sorda y sus diseños de Milkglass y de Àlex Seguí, la banda Aspencat desde La Marina con ilustraciones de Alba López, Arthur Caravan con sus carteles de conciertos diseñados por Baptiste Pons, Pau Alabajos y su portada de Una amable, una trista, una petita pàtria (Bureo, 2011) ilustrada por Paula Bonet, el cantautor Feliu Ventura que visualmente suena a aquellas carátulas de Raimon o los Orxata Sound System con la iconografía de Bascuñán y Company para ACTV. Una herencia, la de todos ellos, musical o visual, fruto de unos referentes sólidos en dos profesiones arraigadas a la terreta.

Esto es lo que pasa cuando se juntan música y diseño valencianos, que suena de categoria.

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