VALENCIA. No son pocos los que pagarían por tener el don de la invisibilidad, por desaparecer por arte de magia. El conjuro, sin embargo, puede ser una maldición cuando viene impuesto. Con el objetivo de revertir la situación de aquellos que parecen no ser percibidos a la vista llega Visibles, la nueva exposición de Cristina Durán, que se podrá ver desde el 4 de noviembre en la galería Pepita Lumier (C/ Segorbe, 7). La ilustradora, que desde 1993 forma parte de LAGRUAestudio junto a Miguel A. Giner Bou, da forma en esta muestra a ese hilo conductor que, casi sin darse cuenta, ha guiado gran parte de su producción, un carácter social que se ha convertido en su “forma de protestar” y que ahora se presenta en un solo contenedor.
“El hilo conductor es hablar de las personas que normalmente pasan desapercibidas, con circunstancias especiales. Todo empezó con mi primer cómic, sobre mi hija con parálisis cerebral, es ahí cuando te das cuenta de que es necesario seguir sacando a luz a las personas olvidadas. La ilustración es una herramienta fantástica para esto”, explica la ilustradora que, entre otros encargos, ha desarrollado un proyecto en le que trataba la violencia de género para el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y otro de la mano de Intermón Oxfam para reivindicar las inversiones en cooperación internacional, esta última entidad también estará presente en su nueva exposición, pues un porcentaje de lo obtenido por la venta de la nueva colección irá destinado a la campaña de emergencia en Haití por el huracán Matthew a través de la ONG.
Es ese espíritu reivindicativo, inclusivo y global el que impera en una exposición convertida en un collage de todo aquello que le preocupa a ella y que, igualmente, se puede trasladar a la sociedad: la crisis de los refugiados, la maternidad o la situación de las personas con discapacidad. Al final se trata de ilustrar a aquellos que viven fuera de la norma, sea ésta legal o puro imperativo social, a las minorías, “no solo personas jóvenes y lozanas”, bromea la dibujante. Con buen humor pero sin perder el norte, sus poderosas imágenes hablan de la lactancia, de la difícil situación de los mayores o del abandono en los campos de refugiados, todos temas que, por una cosa u otra, han alcanzado a Durán. “Uno tiene que dibujar lo que le emociona”.
Y es que, en este camino en el que ha optado por dibujar a las personas de las que ha aprendido se ha encontrado con una consecuencia inesperada: es ella la que está enseñando al resto. “No teníamos intención didáctica, sino una necesidad de contarlo a través de cómic. Nos lo hemos encontrado después. Ha sido una catarsis personal, ha cambiado todo al salir todo fuera”. La “resilencia” tiene nombre de comic: Una posibilidad entre mil, finalista del Premio Nacional de Cómic en 2010 y accésit en el 1er Trophée ‘les Bds qui font la différence’. Con esta obra se desahogaron relatando su nueva vida, en la que tenían que hacer frente a continúas visitas al hospital junto a Laia, unas nuevas rutinas que acercaban al lector temas que, por lejanos, les pueden resultar incómodos. Al final, la respuesta ha sido la de forzar una normalización necesaria de voces como la de Durán. “Se trata de normalizar las situaciones, de hablar tranquilamente. Hablar abiertamente de estos temas nos ha llevado a que mucha gente, después de leer en los libros, nos haya dicho que ya sabe cómo tratarnos. Somos una familia con circunstancias especiales: puedes adaptarte y ser feliz”.
La empatía es una pieza clave en una trayectoria que ha devenido en un collage social. “No todos pueden irse a África a trabajar, pero todos podemos aportar. Las imágenes de los refugiados me siguen impresionando muchísimo, muchas veces, cuando acuesto a mis hijas, pienso que tengo un techo, las necesidades cubiertas… y que allí habrán personas en la misma situación que mi hija y no tenga acceso a su medicación. Es un caso simbólico, pero de ahí surgió la ilustración con una madre en una tienda de campaña y el lema ‘Abrid fronteras’”, relata la ilustradora. Precisamente es a través de su profesión donde ha encontrado “un medio fantástico para comunicar emociones de una manera directa”, un canal para hacer activismo usando sus armas: papel y lápiz. “Un mensaje puede llegar más que una cifras. Hay canciones que me emocionan, el arte tiene ese punto”. En este caso no es uno sino cerca de 80 mensajes los que conformarán la exposición, una selección que contará con una decena de piezas nuevas, de las que se hará una serie limitada de láminas.
Durán fue presidenta de APIV (Asociación Profesional de Ilustradores de Valencia), de 2006 a 2009, formando parte de la creación de EIF (European Illustrators Forum). Su combinación entre lo estético y lo emocional la ha llevado a ser finalista en los Premios de la Crítica Dolmen, nominada a Mejor Obra de Autor Español en el 31 Salón del Cómic de Barcelona y, de nuevo, finalista del Premio Nacional de Cómic en 2013 con la obra La máquina de Efrén. También ha recibido la Insignia de Plata de la Cultura del Ayuntamiento de Benetússer de 2014, localidad valenciana a la que pertenece su estudio, así como el Premi Dones Progressistes en 2015, siendo este mismo año cuando realizó el Cartel Día Internacional de la Mujer para la Generalitat Valenciana.