En el mundo del packaging de la pizza la caja cuadrada se impuso hace décadas. Sin embargo, este contenedor sigue permitiendo innovaciones que pretenden hacernos la vida más fácil
VALENCIA.- La primera asociación entre pizza y diseño viene triangulada por la noche previa a un día de entrega de proyectos. Y es que, más allá de los grafismos que puedan estamparse en una caja de cartón o de la tendencia de logos intentando parecer un tradicional horno italiano, este binonimo de pizza y diseño no iría más allá si no fuese por la aportación del diseño a la industria del envase.
En el mundo del packaging de la pizza, la caja cuadrada de cartón se impuso hace décadas y tanto por factores de comodidad como por económicos y de higiene continúa siendo el formato óptimo. Pero en contra de estar todo inventado ya, este familiar tipo de contenedor sigue permitiendo innovaciones, a veces muy sutiles, que pretenden hacernos la vida más fácil. Y hacernos la vida más fácil, en el campo del envase y el packaging, se llama diseño.
Como cuando la etiqueta del bote de ketchup nos hace colocarlo boca abajo en la nevera, como la válvula del envase de la leche que impide que salga a borbotones, como las mejoras que en su día supuso el tetra brik o la entrada de la silicona en el mundo de la cocina. Soluciones a problemas cotidianos, detalles que se traducen en bienestar, que es cuando el diseño se hace casi invisible y por tanto excepcional.
Siguen siendo cajas de cartón, pero en los detalles, como el diablo, está el diseño. Y así es cómo el diseño industrial aplicado al envase consigue que una pizza llegue caliente, crujiente e íntegra a la puerta de nuestra casa... o todo lo contrario.
(Lea el artículo completo en el número de diciembre de la revista Plaza)