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historias del murciélago

El adiós del Matador 

27/04/2024 - 

VALÈNCIA. El 25 de mayo de 1993 se disputó en el entonces Luís Casanova un partido muy especial. Tras dejar una profunda huella como jugador, Mario Alberto Kempes se despedía del valencianismo en Mestalla. Su etapa en el club le elevó a los altares del valencianismo como una de las estrellas más importantes (si no la más) de la historia de la entidad. 

El hombre que levantó una Copa del Rey y una Recopa para el valencianismo, además de dos trofeos pichichi, el primer "10" argentino que llevó a la albiceleste a ganar un mundial, la potencia descomunal hecha futbolista, el especialista en la ejecución de golpes francos, el de los goles de todas las facturas posibles e imposibles, el futbolista decisivo ya imagen icónica con vestido con la senyera, melena al viento, y los brazos abiertos celebrando el primer gol en la final del Calderón, decidía despedirse de una de las ciudades de su vida con cuyo equipo alcanzó sus mayores éxitos como jugador de club.

Desde que Pasieguito se fijará en él, sus dos etapas en Valencia (más exitosa la primera que la segunda) siempre midieron al equipo según su estado de forma. Pese a despedirse de Mestalla en 1993, su adiós al Valencia CF llegó 8 años antes. A la finalización de la campaña 83/84 el club le comunicó que no contaba con él y que quedaba libre. Tras unos meses en el paro, Kempes jugó unos partidos en el equipo Autocares Luz-Woody de la liga de fútbol sala. Pero alguien en el Hércules se le ocurrió echar mano de Mario y llegó a Alicante para salvar a los blanquiazules. Su rendimiento no pasó desapercibido y la liga austriaca vino a por él a mitad de la campaña 85/86. Su influencia en el equipo herculano era tal que hasta su marcha los alicantinos estaban en la parte media de la tabla clasificatoria, pero tras su marcha acabaron descendiendo a segunda división.

Tras Austria en teoría llegaría su retirada, aunque volvió para una breve experiencia en Chile (en el Fernández Vial de la 2ª división) y un año más tarde volvió a calzarse las botas para militar en el exótico Pelita Jaya de Indonesia.

Pero volvamos a su homenaje en Mestalla. Desgraciadamente (una vez más en su historia) el club no estuvo a su altura y fue el propio Mario quien tuvo que sufragar de su bolsillo los gastos de su adiós. Si la polémica rodeaba el partido, aún lo fue más el rival elegido: el PSV Eindhoven de Romario.

El contexto era el siguiente: era la segunda temporada del holandés Guus Hiddink en el Valencia CF. Por aquel entonces ya había comenzado a distanciarse el entrenador holandés del Consejo de Administración presidido por Arturo Tuzón; el motivo, los refuerzos pedidos por el entrenador y no satisfechos por la secretaría técnica con Roberto Gil al frente. La principal petición de Hiddink era precisamente Romario de Souza Faría.

Por aquel momento, Paco Roig ya había salido del consejo acusando a Tuzón de presidencialista y la campaña de Roig desgastó en la calle sobremanera la figura del entonces presidente al que acusaban de tacaño y de invertir poco en reforzar el equipo.

Para las 20.000 personas que poblaron las gradas del estadio valencianista fue una delicia volver a ver a Kempes, a su Mario, al Matador. Y Kempes respondió, a la perfección a su papel de estrella mundial ¡Vaya si lo hizo! 

Kempes marcó 3 de los 5 goles que el Valencia CF le marcó al PSV. En el minuto 25, la internada por la derecha de un jovencísimo Juan Sánchez, acaba con un remate de primeras que despeja el guardameta internacional Van Breukelen (uno de los mejores de la década y campeón de la Euro del 88 con Holanda, además de levantar con el PSV una Copa de Europa de clubes). En el rechace, el Matador saca su instinto goleador y no perdona. Era su primer gol de la noche.

La segunda diana aumentó la espectacularidad y recordó a todos la enorme calidad del argentino. Era el minuto 36 y Mario bajó desde el cielo una pelota enviada desde el córner. Pese a la enorme dificultad, lo hizo con su pierna derecha y cuando se paso el balón a la izquierda (tras un pequeño amago), la envió a la escuadra de la meta holandesa; delirio.

Pero el delirio se convirtió en paroxismo en el minuto 52. Kempes pudo ejecutar una de sus especialidades al lanzar una falta desde la frontal del área. Pese a la nutrida barrera colocada por el conjunto holandés, el trallazo de Mario se coló como una exhalación el portería de un Van Breukelen que sólo pudo mirar la última exhibición de Mario Alberto Kempes en su casa, en Mestalla.

En el minuto 80 Mario Kempes se retiraba de su partido homenaje con Mestalla puesto en pie tributándole la última merecidísima ovación vistiendo de corto, su lugar lo ocuparía otro "10" para la historia: Fernando Gómez Colomer.

Hasta aquí la historia del homenaje a Kempes... Pues no. Porque en ella se coló un inesperado invitado: Romario de Souza Faría. El brasileño, que ya comenzaba a ser la bandera de la campaña de desgaste de Roig contra Tuzón, y que se sabía pretendido por Hiddink, aprovechó el escenario para lucirse. Regates, gestos técnicos y 3 goles, arrancaron también los aplausos del respetable que a cada gol del brasileño acompañaba desde la grada con el grito de "¡Suelta los duros, Arturo suelta los duros!" cantado con la música del "Guantanamera". El partido acabó 5-6 con victoria para el PSV y un tremendo cabreo entre Tuzón y su consejo quienes estimaban que Hiddink había eliminado del equipo cualquier precaución defensiva para lucimiento de Romario e incremento de la presión en la calle sobre el consejo.

Al año siguiente caería Tuzón y entraría Paco Roig quien dos campañas más tarde se traería a Romario a Mestalla. Su bandera acabó siendo su tumba. 

Pero pese a todo ello, el partido pasará siempre a la historia como el último partido de Kempes con el Valencia CF en el que además dejó tres goles, dos de ellos de una calidad acorde a su altura como estrella mundial.


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