VALÈNCIA. Los abrazos, las dedicatorias y las alusiones, de nuevo, al "blindaje" del Botànic mostraban que estos presupuestos no habían sido como los del año pasado. El posicionamiento de Podemos, con una actitud escénica más beligerante, ha obligado al Consell a ceder en determinadas partidas, aunque no han traspasado las líneas rojas de aprobar cuestiones que despertaran polémica. Porque las conversaciones para pactar estas cuentas -aprobadas este jueves con el voto afirmativo de las tres fuerzas del Botànic- han evidenciado que, pese a faltar más de año y medio para los próximos comicios autonómicos, los partidos tiene medio ojo puesto en las urnas.
El inicio de la jornada de este jueves, no obstante, estuvo marcado por la rúbrica de PSPV, Compromís y Podemos de esa especie de anexo del Botànic, un compromiso con tres medidas específicas que los morados pedían por escrito después de dar su voto afirmativo al proyecto de ley de Presupuestos de 2018: la comparecencia de consellers en comisión para rendir cuentas sobre la ejecución presupuestaria del próximo año, el blindaje de las partidas sociales y que se favoreciera a la ciudadanía el acceso y fácil lectura de las cuentas públicas.
Tras siete meses al frente de la secretaría general de Podemos, Antonio Estañ pudo actualizar la instantánea que hace dos años tuvo lugar en el jardín del Botánico y se reeditó en enero de este año con su predecesor. Después de esta escenografía, los tres protagonistas trataron de resaltar con ahínco que el Botànic está hecho "a prueba de bombas", como ya ha sucedido a lo largo de este 2017 tras atravesar circunstancias complicadas o que podían tensar el acuerdo a tres como la abstención del PSOE a la investidura de Mariano Rajoy.
Un blindaje que se hacía con el ojo puesto en las elecciones. Si Podemos buscaba con eso erigirse, de nuevo, en protagonista y fiscalizador de un pacto para ganarse al electorado progresistas desencantado con el ejecutivo valenciano, PSPV y Compromís querían, tras la tormenta de las negociaciones, escenificar que el Acuerdo del Botánico era sinónimo de estabilidad. Que no había fisuras relevantes.
La explicación de voto posterior acentuó más esa sensación de mirar ya al horizonte electoral. De la alegría que impregnó la firma de este documento y la tranquilidad que se respiró en el hemiciclo después de que las cuentas del próximo curso fueran validadas con 54 votos afirmativos que parecían lejanos de conseguir hace apenas dos meses, se pasó a unos discursos más 'mitineros' de lo habitual por parte de PSPV, Compromís y Podemos. Intervenciones de reivindicación para su propio electorado.
El primero en tomar la palabra para ofrecer la explicación de voto de su grupo fue el diputado de Podemos David Torres, quien recordó que cuando se presentó el proyecto de ley sintieron una "profunda decepción" porque no eran unas cuentas que "consolidaban el cambio". Con esto, amonestaba a sus socios parlamentarios del Consell. No obstante, felicitó a su grupo por haber conseguido que se incluyeran 145 enmiendas por las cuales "los valencianos tendrán unos presupuestos en 2018 para hacer efectivos sus derechos sociales". "Ahora, señor Mata, sí es el presupuesto más podemizado", reivindicó el parlamentario para anotar el tanto al partido de los círculos, pero obviando que no pudieron ganar la batalla de la tasa turística y el SDDR.
A pesar de que la portavoz adjunta de Compromís, Mireia Mollà, reconoció que con estas cuentas aprobadas se había mejorado el proyecto total presentado el pasado 31 de octubre, no quiso restar mérito al trabajo realizado desde la Conselleria de Hacienda y reafirmó que el anteproyecto de las cuentas de 2018 presentado desde el inicio también era un buen proyecto. Asimismo, trató de poner distancia con el anterior gobierno popular y enfatizar el trabajo que está realizando el Consell en torno al eje 3 del Pacto del Botánico. "No amas tu tierra cuando haces más desigual a tu gente. Ahora tenemos un gobierno que ama a su gente y reduce las desigualdades. El parlamentarismo está hoy a la altura de su pueblo", sentenció antes de bajar del atril.
Un guante que cogió el síndic socialista, Manolo Mata. Como si se tratara de un mitin improvisado en la tribuna del hemiciclo, el portavoz cogió carrerilla para reivindicar que se había superado "una época muy oscura, de gastos extravagantes, facturas en el cajón y déficits salvajes". Tras defender el sello socialista también en estas modificadas cuentas -"Es más socialista, más podemizado, más compromizado"-, dio la enhorabuena a las fuerzas del Botànic por el esfuerzo de los últimos días que permitirán la supervivencia del Gobierno durante el último año natural del ejecutivo valenciano antes de las elecciones. Un discurso más de reivindicación de la tarea que el Botànic había llevado a cabo hasta ahora, que no de exposición del voto de los socialistas a las cuentas.
"La sintonía Gobierno y parlamento es absoluta en una situación de un tripartito. Los muertos que vos matáis gozan de muy buena salud. Nadie daba un minuto de vida a las fuerzas heterogéneas, algunas de ellas que nunca habían tenido capacidad de gobernar o de estar en el parlamento. Y gozan de buena salud.Este país es mucho mejor. El poder es la capacidad de hacer cosas. La política es la capacidad de decidir qué cosas se hacen" ahondó Mata.
Unas escenificaciones de unidad que, ante el discurso vehemente e ideológico de la síndica del PPCV, Isabel Bonig, buscan asegurar la mayoría electoral que, de momento, encuestas como la que publicó Valencia Plaza el 11 de septiembre les aseguran. Si las negociaciones de los presupuestos han estado marcadas por la próxima cita electoral -la negativa a la tasa turística y al SDDR respondía a esta motivación-, la sesión de este jueves, con la firma de un 'anexo' del Botànic incluido, aún se notó más en las palabras, el tono y los gestos de los portavoces. El estado de precampaña se ha incrementado.