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Uso de troles en redes sociales, ocultación de información…  

El equipo de García Benau tilda al proceso electoral de la UV de ‘enrarecido’ y pide más democracia

14/02/2018 - 

VALÈNCIA. Las aguas bajan revueltas por la Universitat de València. La campaña para la elección del rector se está enturbiando a cada día que pasa.  Desde la candidatura de María Antonia Garcia Benau se emitió este miércoles un comunicado en el que los componentes del equipo de la candidata manifestaban su profunda preocupación “ante un proceso de elección al rectorado muy enrarecido”.

El texto, que se inicia con un esclarecedor “la candidatura, y sus integrantes a título individual, hemos sido siempre leales a la institución y a su rector” [Esteban Morcillo], incide desde sus primeras líneas en la necesidad de que la institución académica realice “cambios en el modo de hacer las cosas y profundización democrática”, aseguran.

“El más primario atañe a su proceso electoral. Necesitamos un modelo de transición de mandatos con reglas de conducta que abarquen desde la precampaña al relevo efectivo del equipo de gobierno”. Como ejemplo de irregularidad señalan que durante la última reunión del Consejo de Gobierno una candidata se despidió públicamente de sus funciones anunciando que se postulaba a suceder a Morcillo, en referencia a Mavi Mestre.

Según denuncian, “la candidata siguió en ejercicio del cargo adoptando acuerdos de última hora”. Es por ello, explican que el 10 de enero se seguían comunicando los aparentes logros conseguidos y hasta el 1 de febrero de 2018, una semana después de iniciarse la campaña, el rector no aprobó una resolución para asignar nuevas delegaciones de funciones. “¿Cuándo dimitió la candidata?”, se preguntan

Desde la candidatura de García Benau critican también la instrumentalización que se está haciendo de los órganos de gobierno del ejecutivo de la Universitat, que “lejos de actuar con un perfil bajo”, dicen, “han mantenido su actividad, han entregado premios, tomado decisiones y siempre ad maiorem gloriam de una candidatura”.

Desde su punto de vista, “cada acto, cada presentación ha servido para poner en valor la persona de una candidata [Mestre] desde los medios oficiales en el mundo físico y en el virtual”. Por otra parte, aseguran, “en lugar de debatir proyectos y de rendir cuentas, la campaña se ha convertido en una cascada de descalificaciones, en la que los que gobiernan se exhiben como sabios próceres cuyo argumento no es otro que acusar de incompetencia a los que aspiran a hacerlo”.

Los 'troles' no podían faltar

Este “mal estilo”, según lo describen, resulta para ellos particularmente visible “en la creación de perfiles destructivos en redes sociales [los llamados troles] o en el acoso sistemático que recibimos con ataques personales constantes”. “Estos modos no son admisibles, retratan a los que los deciden, y deben ser evaluados por el electorado”, apuntan. Fuentes universitarias explicaron que desde estos perfiles falsos se están haciendo montajes criticando muy duramente a los dos candidatos alternativos (García Benau y Vicent Martínez), “haciéndolos circular por los grupos de WhatsApp de la Universitat”, acusándoles por ejemplo de instigar la huelga del profesorado asociado.

Pero no es éste para el equipo de García Benau el problema más grave. Ese honor le compete a la retransmisión del claustro extraordinario, donde primero, dicen, falló la emisión y posteriormente no se ha publicado. Así, explican que consultada la Junta Electoral ésta les ha respondido que “nunca se ha publicado un claustro en Mediauni; el claustro no es una reunión abierta (…) y sin acuerdo del propio claustro, soberano a este respecto, la Junta Electoral no lo puede acordar”. Desde la candidatura se lamentan que “lo único” que han conseguido, “tras dos días de espera”, es que la Secretaría General facilite a su candidatura las partes relativas a su intervención en la sesión del viernes.

Desde la candidatura de García Benau cuestionan que la sesión del claustro en la que se debatieron programas electorales se considere “privada”. “Si nuestros profesores, estudiantes y personal tenían clase o trabajo ese día, si enfermaron o si no estaban conectados, carecen del más elemental derecho a saber. Y así, se hurta al electorado un medio democrático, accesible y seguro para verificar las propuestas en liza”, dicen.

Tras el velo del secreto

Y añaden: “No es posible que la Universitat de 2018 desconozca las más elementales implicaciones del proceso democrático. Que difundir información para la formación de una opinión pública libre no entre en las previsiones del modo de gobernar la Universitat. Al Claustro, nuestra asamblea legislativa universitaria, lo esconden tras el velo del secreto, y lo ocultan a una comunidad universitaria que luchó por la democracia e hizo del asamblearismo una seña de identidad”.

Es por eso que se preguntan si se está jugando con las mismas reglas. “¿Es esta la democracia universitaria que queremos? Nos proponen como futuro un gobierno de personas cuyo mérito es el de haber gobernado ya. El de una tecnocracia elitista que lo controla todo y a todos, que puede ocultarse bajo el velo de un malentendido secreto que hurta al conjunto de las personas la libertad de fiscalizar democráticamente cómo se decide y, por supuesto, de cualquier fórmula de democracia directa y participativa”.

El duro escrito concluye con una reflexión: “Este estado de cosas obliga a plantearse si todo vale para ganar unas elecciones. Y si todo vale, ¿qué gobierno nos espera?”.

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