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innovaciones en el arte figurativo

El "nuevo" MuVIM traza su hoja de ruta y saca del armario las piezas republicanas

El director del museo, Rafael Company, lamenta que el anterior equipo no sacara a la luz los fondos y presenta una exposición sin "sesgo ideológico" pero "no imparcial"

12/02/2016 - 

VALENCIA. "No somos imparciales, pero sí justos". El nuevo director del Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat (MuVIM), Rafael Company, era bien consciente ayer de que esta exposición marca el inicio de una nueva etapa, y no lo ocultó. Las puertas del "nuevo" MuVIM se abren para presentar al público la primera producción propia de la nueva dirección, 'La modernidad republicana en Valencia. Innovaciones y pervivencias en el arte figurativo (1928-1942)', que recupera aproximadamente 280 piezas pertenecientes, en su mayoría, a los fondos de la Diputación de Valencia. 

Apuntó a una exposición sin "sesgo ideológico" aunque sí supone una respuesta más o menos directa a los anteriores gestores. Company admitió que le "sorprendió" que la muestra 'Patrimonio artístico: dibujo y pintura de la Diputación de Valencia', de 2014, no incluyera piezas de la época de la Segunda República. "No puedo decir que fuera censura", añadió. Sea como fuere, esta muestra se ha convertido en una cuestión casi personal para el equipo, como demostró ayer el director, visiblemente emocionado durante la presentación. "Soy de signo astrológico Cáncer", bromeó. 

De Sorolla a Aturo Ballester

Con influencia directa del art decó, la Segunda República supuso el florecer estético del modernismo, una ruptura de iconos que no sólo se quedó en la izquierda, sino que también adaptó en su cartelería la derecha. No en vano, fue el propio régimen de Mussolini el que promocionó la vanguardia futurista en su comunicación visual. La complejidad del periodo, especialmente en una ciudad que sería capital provisional de la República, veía no sólo choques ideológicos, sino también estéticos. De los herederos de Sorolla a la ruptura de ilustradores como Arturo Ballester, Josep Renau o Vicente Canet.

"Es una exposición que rompe apriorismos. Hubo derecha moderna y hubo izquierda de estética tradicional y hemos rendido homenaje a todos los creadores independientemente de su ideología", añadió Company, acompañado en la presentación por la vicepresidenta de la Diputación de Valencia, Mª Josep Amigó; el diputado del área de Cultura, Xavier Rius, y la directora del Archivo General y Fotográfico de la corporación provincial, María José Gil.

"Espero que genere reflexión y emoción", indicó Rius, que recitó el texto de un díptico editado por la Conselleria de Cultura de la época en la que se podía leer: "el pueblo inculto no es nunca un pueblo en libertad". La actualidad manda y también quiso mostrar su "indignación" ante la detención de los titiriteros. También María Josep Amigó quiso destacar la necesidad de una administración que trabaje "en favor del bien público" ante "tantos procesos judiciales abiertos". 


El marco histórico de la exposición incluye las postimetrías de la dictadura de Primo de Rivera y la efímera Dictablanda, los inicios del régimen republicano, el primer bienio (el "reformista") y el segundo (también conocido como "negro"), los primeros meses de gobierno del Frente Popular, la Guerra Civil y los primeros años del franquismo.

La muestra, que reúne alrededor de 280 piezas entre carteles de propaganda política y ferias taurinas, documentos oficiales de la época, periódicos y otros elementos contextualizadores, muestra las obras de artistas que defendieron la modernidad y la innovación, así como de creadores que permanecieron fieles a las tradiciones estéticas. Entre las publicaciones también se incluye el número del 27 de marzo de 1939 de la revista americana TIME, con la fotografía del dictador Franco y una sola línea de texto: 'His troubles are just beginning (Sus problemas sólo están empezando)'.  

Religión y República

Modernidad y ruptura, también, con elementos religiosos. No son pocos los carteles que representan la maldad en forma de serpiente, aunque si hay una pieza cuya composición está claramente vinculada a obras religiosas es La Piedad de Alfred Claros (1937), cedida por el Ayuntamiento de Sueca. La postura del miliciano muerto tiene precedentes la propia Pietà de Miguel Ángel, así como en La muerte de Marat de Jacques-Louis David. Por su parte, los brazos abiertos de la madre del miliciano son una referencia a El entierro de Cristo de Caravaggio. 

Igualmente destacada, la pieza Alegoría de la República Española (1931) de Teodor Andreu, donde una mujer con las joyas de valenciana y gorro frigio sujeta la bandera tricolor. Curiosamente es este gorro uno de los protagonistas de la sala 'Libertad y República', que versa sobre los símbolos asociados a este sistema. El frigio, aunque vinculado a éste, fue utilizado durante siglos como símbolo de libertad, apareciendo incluso en la pintura Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (1789), de Jean-Jacques-François Le Barbier, y La libertad guiando al pueblo (1830), de Eugéne Delacroix.

El año escogido para el inicio de la exposición es 1928, cuando Josep Renau presentó su obra en Madrid y año de creación de la singular pieza Prestant socors a les víctimes d'un accident automobilístic, de Amadeu Roca Gisbert. El ejercicio que algunos tildan de fin del sorollismo. El extremo final de la exposición se sitúa en 1942 que, entre otros, está representado por el cartel de la XX Feria Muestrario Internacional, celebrada en mayo de ese año en el cap i casal. Esta pieza muestra una versión del caduceo de Hermes rodeado, no por serpientes, sino por cintas que integran algunas banderas, como la de la Alemania de Adolf Hitler, la italiana de Mussolini o el Japón posterior a Pearl Harbour.

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