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¡En esta nave hay un espacio cultural!: centenarias fábricas convertidas en contenedor artístico

Mientras que las naves de Ribes deciden cómo se gestionará su espacio, la privada Bombas Gens se prepara para abrir sus puertas en 2017

19/11/2015 - 

VALENCIA. Antiguo contenedor de instalaciones ferroviarias y proyecto –abandonado- de Museo del Transporte, las centenarias naves de Ribes siguen a la espera de una rehabilitación total que dotará al barrio de Ruzafa de uno de los complejos más potentes de toda la ciudad. Cuando se ejecute, claro. Pero ahora toca definir su uso y, parte de la responsabilidad, recae en la asociaciones vecinales.

Construidas en 1915 bajo la dirección del arquitecto Demetrio Ribes, también autor de la Estación del Norte, el espacio se ha convertido en el centro de debate. Con una parte destinada a actividades deportivas y otra a centro cultural, algo que ya se especificó durante el mandato anterior, el tipo de instalaciones, el qué, está todavía definiéndose en una comisión mixta integrada por diferentes áreas del Ayuntamiento y entidades vecinales. Y todo esto se lleva a cabo cuando el Ministerio de Fomento ha decidido recortar a la mitad el presupuesto para el proyecto del Parque Central, hasta los 1.400 millones de euros.  

Entre las propuestas, todavía por aprobar, presentadas por los concejales del Ayuntamiento de Valencia se encuentra la creación de un centro municipal de día y otro de servicios sociales, con el fin de aumentar el carácter social del proyecto y dotar al barrio de algunas estructuras sociales que escasean en Ruzafa. Otra de las novedades planteadas es la de acoger la sede de la Universidad Popular, actualmente ubicada en la calle Denia, con el fin de ahorrar costes e integrarla en un mayor complejo, a propuesta de la concejala delegada Isabel Lozano. Estas ideas fueron planteadas por los propios ediles durante una reunión de la comisión mixta que, en las próximas semanas, irá definiendo el futuro de cada nave.

Mientras que en la parte deportiva se ha descartado la construcción de una piscina y se plantea ubicar un spa, en la cultural se apostará por crear espacios que no sean estancos y que puedan dar cabida a distintos eventos sin que la estructura comprometa la tipología de los mismos. Talleres, teatro o conciertos son algunos de los eventos que tendrán cabida en el centro. Son concretamente las naves 2 y 3, esta primera ya restaurada, las que se destinarán a este propósito, mientras que en las próximas semanas se decidirá si serán auto-gestionadas, como proponen las entidades vecinales, o si se hará de forma mixta con la administración. Desde Plataforma per Russafa apuestan porque en el caso del contenedor cultural -no así en el deportivo- sean los ciudadanos los gestores, como pasa en otros espacios como Can Batllò de Barcelona, la Tabacalera de Madrid o la Casa Invisible de Málaga.

El trabajo de la comisión mixta continúa en marcha cuando, a pesar de que una de las naves está ya rehabilitada por el anterior equipo de gobierno, el resto todavía espera la ejecución de los trabajos. “No se puede iniciar el proceso de rehabilitación sin antes pensar en su uso porque, después, te encuentras con muchas cáscaras vacías de contenido. Hoy en día no hay que pensar en megaproyectos, sino en cosas más asequibles y, sobre todo, teniendo en cuenta las necesidades del barrio”, apunta Diana Sánchez, presidenta de la Asociación de Patrimonio Industrial Valenciano (APIVA). En resumidas cuentas, primero el qué y después el dónde.

La consolidación de Juan Verdeguer

Mientras que las de Ribes son un sueño de futuro, uno de los ejemplos presentes de naves reconvertidas en contenedor cultural son las de Juan Verdeguer, en El Grao, que en un breve periodo de tiempo han logrado colocarse como uno de los indudables referentes de la industria cultural del cap i casal. Antiguos almacenes de grano, fue gracias a la financiación del plan E que el espacio encontró su nueva oportunidad, abriendo sus puertas en 2011.

Pero este no fue su primer coqueteo con el mundo de la cultura, pues durante cuatro años fue sede del Heineken-Greenspace. Curiosamente, años después de la aventura, la empresa cervecera se ha embarcado en un nuevo proyecto, la creación de un espacio centrado en la cultura contemporánea y la gastronomía mediterránea, que llevará próximamente al Veles e Vents.

Las patas del complejo de Juan Verdeguer siguen andando y, también, creciendo, pues a la programación habitual y la reciente apertura de la Nave 3, ahora se suma otro plan para ampliar sus fronteras. El contenedor cultural será la sede de una aceleradora de escénicas y grupos de música emergentes, que contarán con una dotación económica que convertirá a Las Naves en productora o coproductora. "Ha sido buenísimo para el entorno, antes era una zona deprimida", explica Diana Sánchez al respecto de la puesta en marcha del centro cultural.

Desde el punto de vista de la financiación privada, es Bombas Gens el ejemplo por excelencia. Propiedad de la Fundación Per Amor a l’Art, que desembolsó aproximadamente tres millones euros para hacerse con el inmueble, con su compra se evitó que acabara convirtiéndose en un hotel. Su rehabilitación, que se está llevando a cabo actualmente y para la que cuentan con un presupuesto de seis millones, reconvertirá la antigua fábrica en espacio de arte contemporáneo, centro de día para jóvenes en riesgo de exclusión y, además, contará con un espacio para la investigación de la enfermedad de Wilson. .

La sede de la que fuera empresa de bombas hidráulicas es el único ejemplo de art decó industrial de Valencia, un espacio que amplió su protección con la llegada del nuevo equipo de gobierno, que decidió modificar su catalogación para que otros elementos más allá de la fachada tuvieran que ser respetados. Levantada en 1931, lleva de 1990 sin actividad. En este tiempo ha sobrevivido a un incendio que casi la hace desaparecer, a la ocupación ilegal y al proyecto que pretendía construir en su lugar un hotel y galería comercial.

Su apertura oficial, prevista para 2017, será un soplo de aire fresco para el barrio de Marxalenes, que históricamente ha contado con pocas dotaciones de propiedad pública y que ahora será gracias a la inversión privada que tendrán un espacio de estas características. 

Una iglesia en una fábrica de fertilizante

Entre los planes del tripartito para el nuevo curso está el de recuperar la Harinera del Grao, para lo que se destinarán 647.050 euros, un espacio donde se ubicaría un vivero de empresas. De igual forma, entre las principales actuaciones que la empresa municipal de obras AUMSA gestionará el próximo año se encuentra la rehabilitación de la antigua Aceitera del Parque de Marxalenes, que contempla la redacción del proyecto con un presupuesto de 534.710 euros e incorpora la primera anualidad para poder licitar las obras.

A esta iniciativa, y en la misma línea de promoción y recuperación del patrimonio, el Consistorio prepara un plan de choque para consolidar y rehabilitar algunas de las alquerías valencianas en peor estado y a punto de desaparecer. Como aperitivo, hace algunas semanas que quince operarios de las brigadas del plan de empleo participan en las labores de limpieza y acondicionamiento de la alquería de la Torre,

Mención aparte para la Ceramo, uno de los complejos fabriles que, al contrario que sus semejantes, no encuentra salida. Cerrada a cal y canto y sin uso, hace apenas unas semanas los técnicos municipales tuvieron que cubrir su característica fachada, de estilo neomudéjar, con una lona a causa de la caída de varias tejas de los cupulines que presiden la portada. Tras desestimar el gobierno central su adquisición completa y, por tanto, quedar aparcada la propuesta del Museo Nacional de Cerámica González Martí, que planeaba usarla para organizar cursos en colaboración con la Universitat Politècnica de València, su destino sigue a la deriva. Las naves de Macosa, proyectadas por el célebre arquitecto Javier Goerlich Lleó, o la antigua fábrica de cervezas Turia, que en septiembre se incendió, son otros ejemplos de patrimonio industrial cuyo futuro es incierto. 

Pero no todas las reconversiones de naves han resultado en contenedores culturales. Desde gimnasios hasta una iglesia. La rehabilitación del matadero municipal, un antiguo edificio que data de finales del siglo XIX y obra del arquitecto Luis Ferreres Soler, ha dado como resultado el complejo deportivo cultural 'La Petxina', que fue inaugurado en el año 2003 y cuya renovación se confió a Carlos Payá y Carlos Campo. 

Casi en la desembocadura del río Turia, el polideportivo Juan Antonio Samaranch, ubicado en un extremo de la avenida de Francia, abrió el pasado mes de marzo cobijado por el tejado de una antigua fábrica de fertilizante. Conocido popularmente como la Cross, a apenas unos metros del centro deportivo, y en una de las naves de hormigón pertenecientes a la misma empresa, hoy se erige la parroquia de los Beatos Mártires Valencianos, un único y curioso ejemplo del potencial de estos espacios porque, aunque sus máquinas se hayan apagado, en las fábricas valencianas aún queda mucho por producir. 

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