VALENCIA. Inmigrante manchega y residente en el barrio de Patraix desde los cinco años, Fabiola Meco es abogada especializada en familia y Doctora en Derecho. De su paso por la fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), forjó la amistad con el actual líder de Podemos en la Comunidad Valenciana, Antonio Montiel. Esta relación ha hecho que sea la encargada de las propuestas estrella de la formación que han chocado con los socios del Botànic -como la Agencia Antifraude o la reforma la ley de Designación de los Senadores Territoriales- y que se integre en el núcleo de Montiel. Junto con Ángela Ballester y el propio síndico parlamentario de la formación morada en Les Corts, es una de las dirigentes más destacadas de la organización.
Deseando no tenerse que posicionar en ninguno de los "hipotéticos bandos" que parecen haber nacido en el ámbito estatal (Pablistas o Errejonistas), la diputada de Podemos se reúne con Valencia Plaza para hablar de los principales temas de la actualidad política nacional y autonómica así como de la actividad parlamentaria que ha llevado a cabo su formación desde que consiguiera un escaño en Les Corts.
-Usted es la impulsora de la Agencia Antifraude,¿cree que está bien dotada para que eche a andar en su primer año de vida?
-Sí, un millón y medio está bien... Yo creo que este es un ejemplo de la regeneración democrática. Es una normativa que, contrariamente a lo que se ha dicho, no es una barbarie jurídica. No comparto para nada las declaraciones que se han hecho a este respecto. Creo que es un ejemplo del parlamentarismo al que el PP no estaba acostumbrado. Hay un gran trabajo detrás fruto de la ciudadanía, que se ve claramente representada en ellos con los aportes que hicieron en la comisión, y de los partidos políticos.
-Precisamente en este punto PSPV y Compromís fueron muy críticos con la ley, presentaron una gran cantidad de enmiendas e incluso llegaron a señalar que la Agencia tenía una "deficiente regulación"...
-Los trámites parlamentarios están para eso, ninguna norma nace perfecta. Ni de mano del Consell ni del parlamento valenciano. Las enmiendas están para mejorar los textos y alcanzar acuerdos políticos. Que digan que es una ley que partía con déficits… Creo que las reticencias que ellos plantearon desde un principio estaban en otros elementos, como por ejemplo en querer hacer depender la agencia del Consell (PSPV) o de la Conselleria de Transparencia (Compromís) en lugar de ser independiente de cualquier injerencia política como nosotros planteamos desde el primer momento. La independencia y el capítulo sancionador la dotaba de una autoridad, de una presencia institucional poderosa y eso no fue visto con buenos ojos.
-El director para esta agencia necesitará el apoyo de tres quintos de la cámara, ¿será sencillo llegar a un acuerdo tan amplio después de lo que ha pasado con RTVV?
-Ahí hay mucho juego político. El tema de la tele ha estado enturbiado por lo que estaba pasando en clave estatal (Ciudadanos-PP) y ello ha contribuido a enmarañar nombres. Tenemos por delante un reto, pero yo creo que si aparece la persona adecuada vamos a saber identificarla. No tengo en mente ninguna persona, pero si aparece alguien y acredita un currículum que demuestre su idoneidad, sin ninguna incompatibilidad, llegaremos a un consenso por encima de los intereses partidistas.
-¿Cómo encaja Podemos que diputados socialistas afirmen que no les gustan leyes que ustedes impulsan como la de modificación de Designación de Senadores Territoriales?
-Creo que las reformas que estamos tratando de impulsar son reformas valientes que hablan de una composición distinta a la que teníamos y de una serie de cambios sustanciales. Tanto el PP como el PSOE, que han estado en gobiernos turnistas, no ven con buenos ojos cambios que la ciudadanía está demandando. Lo de que los senadores comparezcan para explicar la labor que están desarrollando, que a Manolo Mata le parecía una barbaridad, es un puro ejercicio de democracia. Si tienes un representante político representando los intereses valencianos en instituciones como el Senado, ¿por qué no van a venir aquí cuantas veces haga falta para rendir cuentas respecto a la actividad que están realizando? Lo que nos parece extraño es que, por ejemplo, Rita Barberá pudiera tomarse el lujo de no aparecer por aquí y decir que no estaba obligada por ley.
-Y, en este sentido, ¿cómo sentó que el PP deslizara que el PSOE en Madrid pide que los populares recurran leyes que impulsa Podemos y se aprueban en las Corts con el respaldo del PSPV?
-Al final no sorprende. El PP y el PSOE se necesitan el uno al otro, y la prueba evidente es lo que ha ocurrido en Madrid. Son dos partidos del régimen que se necesitan en momentos puntuales, se apelan cuando pasa algo en lo que no se sienten cómodos para que acudan en su ayuda. Ellos lo llaman sentido de gobierno, sentido de la responsabilidad, de la gobernabilidad, le van cambiando el nombre y apellido pero al final siempre es lo mismo. Y esto dice mucho de lo que está pasando, hoy se necesitan más que nunca.
-¿Genera esto más desconfianza de la que ya advirtió Podemos que tendría en el PSPV después de su abstención a Mariano Rajoy?
-Nosotros los capítulos de las deslealtades los vamos a mirar. Estamos aquí para trabajar, no para hacer amigos. Hemos venido a hacer una política de cambio... Se abre un nuevo tiempo para poner en jaque a PSOE y PP. Podemos dio 8 'síes' y no la totalidad que éramos porque desconfiábamos de un PSOE que había aprobado normas que habían debilitado a la Comunidad Valenciana, por ejemplo, el caso del artículo 135 de la Constitución. No gozaba de toda nuestra confianza y, hoy, sin duda alguna, tenemos más motivos para estar preocupados porque todos los valencianos que formaron parte de esa Ejecutiva votaron abstención en favor de Mariano Rajoy. Ninguno tuvo un matiz. Nunca entendí la posición de Puig porque era absolutamente innecesario que se abstuviera para que ganase la abstención y creo que obedece más a esos ejercicios internos de partido que en ocasiones no se entienden. Hubo una actuación interesante, ciertamente coordinada, y es que ninguno de los presidentes que eran de comunidades autónomas que tenían el apoyo de Podemos se manifestaron públicamente y explicaron su postura ni pidieron la palabra. En cualquier caso esa decisión me parece desastrosa de cara a los intereses de los valencianos y una traición a aquellos que confiaron en el PSOE y en un gobierno alternativo. Vamos a exigirle al PSOE que con toda la contundencia vaya a Madrid a defender y exigir todo lo que hemos pedido hasta ahora y necesitamos porque la infrafinanciación nunca ha sido abordada como una petición seria, y para eso fue elegido presidente.
-¿Cómo valora el nuevo Gobierno en Madrid?
-Este es un Gobierno continuista. Si llega el momento de renovación y no tocas a ninguno de los que han ejercido unas políticas económicas nefastas para la mayoría, para consolidar derechos sociales como es el cometido de Hacienda, estás perpetuando una realidad económica que seguramente se traducirá en más recortes. Sigue De Guindos, sigue Montoro, sigue por tanto el cuestionamiento de que la ciudadanía tenga cercanía de sus servicios sociales en los ayuntamientos, la famosa ley Montoro que tanto hemos criticado... Así que albergamos la esperanza en que este Consell sea más reivindicativo.
-¿Espera Podemos entonces que se atiendan mejoras las reivindicaciones valencianas?
-No albergo esperanzas porque es un gobierno continuista que incluso ha reforzado a personas que han sido muy cuestionadas en sus respectivas comunidades autónomas como es el caso de Maria Dolores de Cospedal, con aquel espectáculo bochornoso de los finiquitos en diferido. También tenemos a una ministra de Sanidad que, en fin, esperemos que gestione mejor la Sanidad de lo que ha gestionado sus empresas... Un partido que destruye ordenadores y que siga en el gobierno... es como de película de terror.
-¿Está presente en la Comunidad Valenciana el debate Pablo Iglesias-Iñigo Errejón? ¿Cómo?
-Creo que Podemos es uno. No me gusta hablar de Pablismos y Errejonismos y espero que no tengamos que posicionarnos. No he visto a Errejón cuestionar a Pablo nunca, creo que son matices políticos, discusiones en abierto que tenemos y que generan mucha polémica porque normalmente esto se come en casa y nosotros nos diferenciamos por hacerlo en abierto. Lo más importante es no alejarse en exceso de la tarea que hemos venido a hacer, porque eso no solo va a perjudicar a Podemos, también a la ciudadanía. Prefiero pensar que Podemos ha venido de verdad a tener un papel decidido, no a ser una fuerza minoritaria, que capitalice el descontento de la ciudadanía y que se traduzca en políticas activas.
-¿Pero cree que les beneficia trasladar las diferencias internas a escenarios como Twitter? ¿Es una buena estrategia de comunicación política o deberían estudiarse mejor los escenarios?
-Para mí hay debates importantes como hacia dónde vamos, qué queremos, cómo traducimos determinadas actuaciones. Hacerlo en abierto redunda en transparencia porque no se queda en un Comité a puerta cerrada, sin presencia mediática, pero creo también que no ayuda en determinados momentos la visceralidad en los planteamientos. Mientras las discrepancias se den en buen tono son sanas, representan esa riqueza que aspiramos a representar. Pero lo que no tiene ningún sentido es que haya agresividad verbal, eso sí que nos resta tonificación como fuerza política que se pretende regeneradora. Hay discrepancias, por supuesto, como en otras fuerzas políticas. No todo el mundo viene de los mismos lugares, ha tenido las mismas experiencias o piensa de la misma manera... Pero hay que saber gestionarlo, ya que cómo se hagan las cosas van a marcar, en definitiva, el juego de Podemos hacia el futuro.
-¿Entonces ha habido algún mensaje con el que no haya estado de acuerdo si no con el contenido, sí con la forma?
-El mensaje de Twitter es tan expeditivo que uno no le pone el cuidado que requiere y luego tiene las consecuencias que tiene. Hubo debates estériles que podrían haberse abordado mejor. Aquí no sobra nadie, pero tampoco somos imprescindibles y eso lo dejamos claro desde el principio con las premisas de delimitación de mandatos o revocatorios. Uno es útil mientras lo es, y esto se tiene que saber a la hora de lanzar mensajes, cuándo los lanzamos y cómo los lanzamos.
-¿A qué mensaje concreto se refiere?
-No me acuerdo de uno en especial, pero ha habido varios en los que una piensa "esto se podría evitar" y se pregunta si "esto es preciso". El debate de "calle o institución" me parece un debate estéril. No creo que haya diferencia entre calle e institución. Para mí son una alianza necesaria. Las políticas se cambian desde las instituciones y nosotros oímos a la calle para ello. Eso de "ser más calle, ser más institución", a mí me pareció estéril. Nadie piensa lo contrario. Y ahí sí que hubo un cruce de mensajes que no llegué a entender porque pensaba que eso nosotros lo teníamos claro... ¿Para qué aquello entonces? No acabé de entender este debate y tampoco el tono. Hay que cuidar los escenarios en los que estamos.
-¿Para cuando un Vistalegre valenciano?
-No creo que se demore demasiado. Estábamos pendientes de si había nuevo gobierno o de nuevo elecciones y dijimos que en el momento en el que hubiera gobierno, nos adentraríamos en un Vistalegre. No creo que tardemos mucho, primeros meses del año e incluso podríamos estar hablando de diciembre. Pero fechas aún no hay.