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entrevista con el director del museu faller

Gil Manuel Hernández: "Cada vez las fallas son más insustanciales, hay que promover la sátira"

El director del Museu Faller reflexiona sobre la nueva imagen del espacio y la necesidad de abrir sus salas al consumidor de cultural que ve la fiesta con "hostilidad"

12/08/2016 - 

VALENCIA. Cuando Gil Manuel Hernández, profesor de la Universitat de València, llegó al Museu Faller se encontró con un espacio expositivo "abandonado", una colección aparcada y sobre la que no se llevaba a cabo ningún trabajo periódico de restauración. Por no hablar de su situación administrativa pues, a pesar del nombre, lo de 'museo' no era más que una ficción, ya que no estaba catalogado como tal por la Conselleria de Cultura. Aterrizado en diciembre de 2015, Hernández ha redactado el primer plan museológico de un espacio que quiere competir con el resto de contenedores culturales de la ciudad atrayendo, incluso, a esos antifalleros que ven la fiesta con "hostilidad". El reto: modernizar e interesar con un discurso reformulado sin perder al público natural. Casi nada. En pleno proceso de transformación, en las últimas semanas se ha renovado por primera vez la imagen de la entidad y de sus salas -con alguna que otra crítica- y se trabaja en un plan a mayor escala cuya puesta en marcha tiene todavía muchos pasos por delante. 

-¿En qué se materializa el "abandono" de estos años?  
-No se ha invertido en personal, no se ha restaurado nada desde 1995. Los carteles estaban en un estado de degradación bastante grave, de hecho hemos sustituido algunos por copias de los años 30. También los ninots, sobre todo los de cera de los años 30 y 40. En cuanto a la infraestructura, cada dos por tres hay humedades, toda la estructura del aire acondicionado estaba obsoleta, dicho por los técnicos de mantenimiento. La cartelería solo estaba en castellano –ahora está en valenciano, francés, ingles y pronto en braile- y algunos de los textos incluso tenían fallos.

-Hace unas semanas se ‘reinauguró' el Museu, ¿es visualmente es el proyecto definitivo?
-No, vamos a continuar incluyendo elementos de gráfica en los muros. Hay que tener en cuenta que es un museo muy peculiar porque su colección principal no la escoge un especialista sino que se hace por votación popular. Puede gustar  más o menos, pero cuando la ves en conjunto tiene un gran valor socio antropológico, ese es el discurso que quiero aplicar. Es el museo de una fiesta, pero lo importante no es la cultura festiva en sí, sino como habla de la sociedad, de sus tensiones, contradicciones, hibridaciones, de la globalización y las influencias entre las industria cultural local y Hollywood. La idea es que, en un futuro, del Museu, que ahora tiene 1.850 metros, salieran de las oficinas de Junta Central Fallera y se transformara en un museo integral donde todos los aspectos de la fiesta estuvieran representados de acuerdo con el expediente de las Unesco.

- Efectivamente no hay un comisario que decida sobre los ninots expuestos, ¿es la mejor manera de generar un discurso museístico?
-No es la mejor manera, tal y como está ahora el museo es la manera dominante porque el 90% de la colección son ninots indultats, no tengo mucho margen. El proyecto a largo plazo es integral, queremos que incluir también indumentaria, gastronomía, orfebrería, pirotecnia y literatura.

-El logotipo, que se ha renovado por primera vez de la mano de Yogur de Fresa, ha recibido algunas críticas, ¿cuáles son tus impresiones?
-Nosotros lo que queríamos, en primer lugar, era renovar la imagen. Hacía falta. Tenía que ser una imagen para todos lo públicos y que el mundo fallero, que son 100.000 personas solo en Valencia, se sintiera identificado. Queríamos huir de una imagen excesivamente abstracta, alejada de la iconografía fallera, sin caer en la más típica o folclórica. Entre esos dos extremos había a que buscar un punto intermedio y ahí es donde entra la llama, lo que es paradójico porque en el museo el 90% de las piezas están por indultarse del fuego, pero precisamente era para subrayar esa paradoja. Bajo el Indult late otro fuego, el de la fiesta permanente, el mundo asociativo.

- Queréis enfocar el proyecto al turismo cultural pero también al propio consumidor cultural local…
- La pregunta es, ¿por qué esa persona interesada y que participa del mundo cultural no viene? Aquí encontramos cosas muy interesantes. Es un museo de la globalización cultural, que habla de cómo se perciben las industrias culturales americanas. Eso nos obliga a generar un discurso y ese trabajo no ha hecho. Con las actividades intentaremos atraer a un público que no valora las Fallas, algo que puedo entender por la trayectoria histórica. Se trata de reconciliar al Museu con los consumidores de cultura, aquellos que van al IVAM oael MuVIM. Hay que saber presentarlo, hacer pedagogía.

- En estos meses el IVAM y el centro del Carmen han generado exposiciones o actividades vinculadas a las Fallas, ¿se plantea generar actividades o convenios con otros centros expositivos?
- Sí. De hecho, queremos potenciar la marca turística Museu Faller más allá de la ciudad, por lo que hemos creado una red con el resto de museos. La idea es intercambiarnos exposiciones como la de Vicent Lorenzo, que irá a Gandia o Xàtiva. Una segunda cuestión es generar relaciones con otros museos de un carácter similar, como el museo de la fiesta de Algemesí, o algún tipo de colaboración con el Museu d’Etnología o el MuVIM, algo que sí nos planteamos. No queremos que sea un museo aislado.

- Hablamos de muchas áreas que tienen que reintegrarse en el nuevo Museu y, por otra parte, también está la figura de la fallera mayor. En una entrevista con la televisión de la UV afirmabas que “responde a una visión abiertamente sexista, machista y patriarcal”, ¿lo mantienes?¿cómo se integra en el discurso del museo?
- Desde el punto de vista extrafallero, antropológico, el cargo o ritual de la fallera mayor está fundamentado en una visión heteropatriarcal, por sus orígenes históricos vinculado tanto a la Regina del Jocs Florals como a las Misses. Ahora, desde la visión intrafallera, vemos que la fallera mayor es un tótem, un icono sagrado, lo que también es interesante. Sabiendo las dos cosas, ¿qué tratamiento le damos en el museo? Tenemos una colección de cuadros de las falleras mayores que por ellos mismos no dicen gran cosa, pero vamos generar un discurso sobre la importancia social de la figura de la fallera. Trabajaremos en esa línea. Querría una sala dedicada a su figura y también al tratamiento y evolución de la mujer en la fiesta, una de cuyas derivas ha sido el ‘falleramayorismo’. Puede ser interesante explicar cómo ha cambiado el papel de la mujer, de ser solo un florero de acuerdo a la expectativa masculina a derivar a otra cosa. Hoy a pirotécnicas, presidentas…

-Más allá de los beneficios por la promoción, ¿por qué es bueno que las Fallas sean declaradas Patrimonio de la Humanidad?
-Esta pregunta se la hace mucha gente. La promoción es importante, pero también otros asuntos como la conservación. Algunos elementos de las Fallas están en peligro, como la sátira, la falla crítica, la construida por falleros, ciertas manifestaciones pirotécnicas como la despertà, la vida en la calle… parece evidente, pero ante la deriva de las sociedades occidentales, visto con cierta óptica, tiene peligro de perversión y erosión. Cada vez las fallas son más blancas, insustanciales, no podemos dejar que sean una corteza, hay que promover la sátira. La mejor manera de difundir la fiesta puede ser que muchos creadores de todo el mundo se den cuenta de que el formato falla puede ser una manera de expresarse artísticamente en cualquier parte del mundo. Eso nos lo puede proporcionar la declaración.

-En una fiesta de carácter popular, ¿la sobreprotección no podría llevar a limitar su evolución?
- La protección patrimonial no ha de suponer rigidez en la propia evolución y transformación de la fiesta, debe ayudar a la transformación pero salvaguardando algunos aspectos sobre lo que sino te interviene corren el riesgo de desaparecer. No podemos transformarlas en un parque temático, ni tampoco se puede desproteger totalmente. Es una opción patrimonializadora no invasiva, no rígida y participativa.

- Las fallas Innovadoras y Experimentales (I+E) están ganando cada vez más terreno, aunque no están representadas en el Museu. Seguramente nunca saquen un ninot indultat, ¿cómo se incluirán?
- Una de las maneras es la sala de exposiciones temporales, se puede dedicar también a artistas que no tengan un ninot indultat pero que representen un tipo de estética concreta. Por ello cité en el museo a representantes de las federaciones, entre ellas la I+E, a quienes pedí sugerencias. La idea es que el Museu no esté lastrado por el hecho de que su principal colección sea por votación popular. Hay que mantenerlo porque es muy rico, pero hay que complementarlo.

- Planteas sacar oficinas de la JCF para ampliar museo, ¿es factible?
- Se está trabajando en ello, ya se están buscando espacios para que se pueda trasladar. Después hay que redefinir el espacio, son cuatro plantas. Habría que invertir en infraestructura, personal… esto sí es a medio plazo. Se planteará a lo largo de la legislatura. Es un proyecto muy ambicioso, necesita reflexión, hay que llevarlo con calma.

-Se han iniciado ya los cambios, ¿pueden continuar sin esa reflexión global?
-La idea es pensar ya en un proyecto global, pero no es menos cierto que mientras eso se hace hay que dinamizar el museo. Y hay que seguir haciéndolo. Es una faena si después alguna cosa se podría haber planteado de otra manera, pero es que hay que hacerlo ya, aunque no vamos a acometer nada que comprometa la visión integral.

- Este año, además del renovado Museu y la declaración de la Unesco, es importante porque se ha creado el Título de Experto Universitario en Fallas y Creatividad. Este toca muchos palos como turismo, diseño, historia… ¿a quién se dirige?
- A cualquier tipo de profesional que quiera tener una visión sintética, sistemática, integrada y rigurosa de la fiesta de las Fallas, considerando su inmersión patrimonial global, para hacerlo valer en su profesión. El problema es que hasta ahora las visiones de la fiesta han sido muy fragmentadas, no hay ninguna institución que presente una visión integral, no existe. En los países anglosajones los estudios culturales están muy consolidados, hay postgrados, por ejemplo, sobre el mundo del cómic.

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