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el exilio del político y escritor

Juan Bosch: La revolución volvió desde Benidorm

Intelectual, maestro de Gabriel García Márquez, presidente derrocado por un Golpe de Estado y político decisivo en la democracia de la República Dominicana, Juan Bosch tuvo que exiliarse en Benidorm, un lugar decisivo tanto en su faceta política como literaria. Allí ideó otro partido que también llegó al poder

| 25/03/2017 | 8 min, 51 seg

VALENCIA. «Buenos días», dijo Gabriel García Márquez. «Buenos días», respondió Juan Bosch. «¿Como se siente maestro?», agregó el Premio Nobel de Literatura. «Muy bien, ¿y usted por qué me dice maestro?», preguntó Bosch. «Yo soy Gabriel García Márquez, su alumno, que se sentaba en primera fila, cuando usted dictó esa conferencia magistral que se llama Apuntes sobre el arte de escribir cuentos, en Caracas, en 1959». La escena, relatada por el historiador Euclides Gutiérrez, tiene lugar en la casa de Juan Bosch en Benidorm, donde el escritor y expresidente de la República Dominicana se exilió tras ser derrocado por el Golpe de Estado de 1963.

Juan Bosch (1909-2001), hijo del español José Bosch Subirats, de Tortosa (Tarragona), y de Ángela Gaviño Costales, portorriqueña de madre gallega, nace en Santo Domingo y desde muy joven traslada el sufrimiento de su pueblo a su obra literaria y política. En 1930 viaja a España, Venezuela, Curazao, Martinica y Trinidad y Tobago. Un año después regresa a Santo Domingo, donde sólo completa el tercer año de bachillerato pero rápidamente publica su primer volumen de relatos, Camino real (1933), y su primera novela, La mañosa (1936).

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 Su talento literario (un total de 53 obras) siempre estuvo marcado por sus inquietudes políticas. Desde muy joven, participa activamente en la oposición al dictador Rafael Leónidas Trujillo, llegando a estar preso en la Torre del Homenaje, llamada actualmente Fortaleza Ozama, el monumento militar más antiguo de América. Allí coincide con el reconocido músico dominicano Julio Gautreaux, con quien compone una criolla, La gaviota, canción que sólo se conocerá después de la muerte de Trujillo.

En 1937 se refugia en Puerto Rico, sabedor de que Trujillo planea nombrarle diputado para neutralizarlo. Al año siguiente se establece en Cuba, donde funda, junto a otros exiliados dominicanos, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Allí colabora con el Partido Revolucionario Cubano y en la redacción de la Constitución promulgada en 1940. En Cuba también conoce a su segunda esposa, Carmen Quidiello, centenaria que reside actualmente en Santo Domingo. Posteriormente se traslada a varios países de América Latina, donde combina su carrera de escritor con la creación de fuertes vínculos con los sectores progresistas de los lugares que visita. Tras la muerte de Trujillo, el 30 de mayo de 1961, Bosch regresa a su país después de 23 años de exilio.

Presidencia y golpe de Estado

Por su estilo directo y sencillo, Juan Bosch revoluciona la manera de dirigirse a la población. En sus alocuciones, que suele ilustrar con algún cuento, logra que todas las clases sociales entiendan sus ideas.  Sus intervenciones diarias en el programa de radio Tribuna democrática son la cita a la que no falta ningún dominicano después de la comida. 

Ante la gran conexión de Bosch con el pueblo, Joaquín Balaguer intenta autoproclamarse presidente, pero la presión popular desemboca en la creación de un Consejo de Estado el 1 de enero de 1962 que éste logra presidir. Sin embargo, tras orquestar un golpe de Estado fallido, fue sustituido por Rafael F. Bonelly y ese gobierno de transición organizó las primeras elecciones libres en más de treinta años. En dichos comicios, celebrados el 20 de diciembre de 1962, Juan Bosch gana por mayoría abrumadora (el 59.53% de los votos) y se proclama presidente el 27 de febrero de 1963.

El gobierno constitucional de Juan Bosch promulga una Constitución de la República de marcado corte liberal. Pero su gobierno sólo durará siete meses: empresarios, miembros de la Iglesia Católica y de la ultraderecha trujillista hacen un frente común y encuentran al aliado más poderoso: Estados Unidos, que escudándose en la «amenaza del comunismo», apoya el golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963. Siete meses después, civiles y militares salen a las calles para exigir la vuelta al poder de Bosch, pero el entonces presidente estadounidense, Lyndon B. Johnson, ordena el desembarco en el país de 42.000 marines, causando miles de víctimas mortales. 

El prolífico exilio a Benidorm

La situación provoca un nuevo exilio de Juan Bosch, esta vez a España y principalmente en la Comunitat Valenciana. En 1966 se instala en Benidorm, concretamente en una casa de la playa de Levante, a la altura del Rincón de Loix. En la localidad alicantina escribirá cinco de sus obras más conocidas: De Cristóbal Colón a Fidel Castro, el Caribe: frontera imperial; Pentagonismo, sustituto del imperialismo; Las clases sociales en Republica Dominicana; Breve historia de la oligarquía, y La pequeña burguesía dominicana. Pese a residir en la España franquista, sus obras siguen más que nunca impregnadas de sus principios e ideales, llegando incluso a escribir la tesis La dictadura con respaldo popular

 En Benidorm, Juan Bosch, que considera que el PRD había degenerado y perdido su esencia, idea el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) con exiliados dominicanos. A su regreso a la República Dominicana, renuncia a la presidencia del PRD y funda el PLD el 15 de diciembre de 1973, presentándose a las elecciones presidenciales de 1978, 1982, 1986 y 1990. Logra la victoria en éstas últimas, pero es víctima de un fraude electoral orquestado por el presidente Joaquín Balaguer. 

La llegada de Juan Bosch a España es muy llamativa, tratándose de un líder de izquierdas, y se debe principalmente a la mediación del coronel falangista Enrique Herrera Marín. En el prólogo de De Cristóbal Colón a Fidel Castro, el Caribe: frontera imperial, Juan Bosch le dedica estas líneas: «Por último, esta historia del Caribe fue escrita, casi totalmente, en Benidorm, España, gracias a la hospitalidad que le brindó al autor en aquel hermoso lugar, durante más de año y medio, con clásica generosidad española, don Enrique Herrera Marín». Paradojas de la Historia, en las que un personaje dañino para un país puede ser positivo para otro.

Protagonista de la Guerra Civil española, aliado de los frentes rusos con la División Azul y vinculado a la formación de la Triple A argentina, Enrique Herrera Marín desarrolló una fuerte amistad con Juan Bosch, facilitándole su llegada a España y ofreciéndole su casa en Benidorm. El ejemplo inverso existió en Valencia, donde el mismísimo Trujillo fue homenajeado en 1969 con las calles República Dominicana y Generalísimo Trujillo, situadas en el barrio de la Fuensanta. El motivo no era otro que el agradecimiento de la ciudad al dictador por donar 50.000 dólares con motivo de la trágica riada de  octubre de 1957. El rótulo de la calle Generalísimo Trujillo fue modificado el 5 de diciembre de 1980, pasando a denominarse calle del Conseller Francisco Bosch. Más allá de la casualidad de la coincidencia del apellido, resulta que -el médico valenciano fue dirigente de la Agrupación Valencianista Republicana y del Partit Valencianista d’Esquerra durante la Segunda República.

Reconocimientos

El cónsul de la República Dominicana en Valencia, Jorge Cordero, que aboga por un mayor reconocimiento a la figura de Juan Bosch en la Comunitat, reflexiona sobre los nombres de calles: «Sería interesante conocer los motivos de la supresión de la calle Trujillo. Al fin y al cabo, hay dos lecturas para la designación de calles y monumentos: pueden utilizarse como homenaje o como recuerdo negativo, pero no se puede borrar la historia. Ya no existe la calle Trujillo, pero sí otras con protagonistas no siempre positivos». La República Dominicana donó, en 2014, la colección de las 53 obras completas en edición noble de Juan Bosch al Ayuntamiento de Benidorm. El entonces alcalde, Agustín Navarro, se comprometió a averiguar el lugar exacto de la vivienda en la que se alojó el escritor y político, que casi con toda seguridad dejó paso hace tiempo a una torre de apartamentos, y rendirle homenaje allí. Mientras tanto, en Valencia, el Centro Cultural Juan Bosch de la Gran Vía Ramón y Cajal, inaugurado en 2015, se erige en un espacio para la promoción cultural y la integración no sólo de los dominicanos, sino de todos los latinoamericanos, fiel a la filosofía del expresidente. En su país natal, los hechos ya están superando a los homenajes. El actual Presidente, Danilo Medina, manifestó su compromiso de gobernar siguiendo el ejemplo de Bosch. Juró ante su tumba que será un presidente ético y moral poniendo su gobierno al servicio de los más necesitados. 

El vicecónsul de la República Dominicana en Valencia, Francisco Mota, afirma que «Juan Bosch todavía no adquiere el título de Padre de la Patria porque aún está muy fresco en términos históricos, y sus adversarios todavía existen. Pasado el tiempo no me cabe duda que su figura seguirá creciendo». Pero a Bosch no le importaban tanto los reconocimientos. De hecho, en 1989, el presidente Joaquín Balaguer, su gran rival político, le impuso la condecoración de la Orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella, en el grado de Gran Cruz Placa de Oro. Un año más tarde, Juan Bosch la devolvió. 

Su gran satisfacción fue, sin ninguna duda, haber fundado dos partidos que, además de llegar al poder, trasmitieron sus valores, cumpliéndose una de sus frases más célebres: «Si no llego a ver por mí mismo la liberación de este pueblo, la veré a través de mis ideas».

* Este artículo se publicó íntegramente en el número 29 de Plaza (X/2016 

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