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'valencia plaza' visita el plató fantasma

La Ciudad de la Luz, esperando a Mr. Marshall

22/05/2016 - 

VALENCIA. FOTOGALERÍA AQUÍ

Valencia Plaza visita al gran complejo de cinematográfico de la Ciudad de la Luz con la sensación de adentrarse en la colosal residencia Xanadúde Ciudadano Kane. Como en los planos iniciales de la obra maestra de Orson Wells rebasamos la línea de “acceso restringido” para adentrarnos en un faraónico mundo de cine, surgido entre las áridas montañas del sur de Alicante con magníficas vistas al Mediterráneo. Son en total 3.195.395 metros cuadrados que incluyen enormes platós, zonas de rodaje exterior, almacenes, talleres, instalaciones de última tecnología, algunas sin estrenar, y otras que nacieron ya casi obsoletas. Los mejores estudios de Europa se mantienen en perfecto estado de conservación para las visitas. Todo está como “para entrar a vivir” gracias a las cuidadas tareas de mantenimiento, por si algún comprador se decide a quedarse con algo.  

Adrien Brody y El Valle de los Caídos 

Nuestra visita guiada pasa junto a uno de los vestidos de época utilizados por Verónica Forqué en La Dama Boba, cuidadosamente conservado en el interior de una vitrina. Un capote firmado por Adrien Brody tras su interpretación en Manolete o la reproducción de un Apóstol del Valle de los Caídos de Balada Triste de Trompeta, son algunas de las “reliquias” de las 63 películas que se rodaron en los 7 años de funcionamientos de los estudios alicantinos. La ruta atraviesa camerinos, salas de montaje y maquillaje y el salón VIP donde reposaron entre otros Bruce Willis, Gérard Depardieu, Naomi Watts, Colin Farrell, Penelope Cruz o Alain Delon

El mejor exponente que se conserva del pasado esplendor de los decorados es la reproducción de una comisaria de la España de los años 50, que incluye un enorme retrato de Franco. Un detallista trabajo realizado para Atraco, título con evidente nombre premonitorio que fue una las últimas películas rodadas en los estudios alicantinos. De la misma producción queda un solitario quirófano con un paciente-maniquí sobre la mesa de operaciones “en estado de coma”, apunta nuestro guía como el mismo recinto que lo envuelve. Las metáforas cinematográficas continúan en el buque insignia de los estudios; un gigantesco tanque de agua ahora seco, el mayor jamás construido en un estudio de cine, que permitió crear las olas del tsunami de Lo Imposible. En el gran espacio que lo rodea se elevó en tiempos el Estadio Olímpico donde compitieron Astérix y Obélix, hoy sólo las gaviotas ocupan el espacio en busca de alguna carroña que llevarse al pico.  

El entorno evoca otro argumento, el que narra las aspiraciones de las fuerzas vivas del pequeño pueblo de Villar del Río, convencidas de que su suerte iba a cambiar con el dinero que traerían los “americanos”. Pero el plan de ayuda económica de los Estados Unidos, ideado por George Marshall para frenar el avance soviético tras la Segunda Guerra Mundial, no incluyó España entre sus prioridades. En ese escenario de geopolítica a base de talonario nació Bienvenido Mister Marshall, donde Luis G. Berlanga relató con la maestría de su peculiar humor una historia de esperanzas truncadas. Seis décadas después, el sueño del cineasta para crear unos grandes estudios de cine se ha convertido en un fiasco dramáticamente real de final aún abierto. La idea fue pervertida por personajes sin ninguna intención de dar explicaciones de sus cuentas ni pagar por ello, como sí hacía el impecable alcalde de Villar del Río interpretado por José Isbert. El coche pasó de largo y no dejó dinero, pero las deudas de la fiesta siguen pendientes de pago en La Ciudad de la Luz, una colosal Babilonia del cine salida del bolsillo de todos los valencianos, que continua esperando un Mister Marshall.  

Desde que la Ciudad de la Luz cerró, en 2012, ha gastado cada año una media de 10 millones de euros. Uno de esos millones corresponde al gasto corriente, relacionado con los trabajos que permiten tener las instalaciones en condiciones óptimas, incluyendo los recibos de luz, agua, seguridad o limpieza. Los otros 9 millones proceden de gastos financieros, sobre todo por los intereses de préstamos del Instituto Valenciano de Finanzas y a la Sociedad Proyectos Temáticos (SPTCV), según explica el actual Consejero Delegado de la Ciudad de la Luz, Miguel Mazón. En total los estudios alicantinos han supuesto un gasto de 500 millones de euros desde el inicio, de ellos 183 corresponden a la inversión en las instalaciones, sobre el resto hay una amalgama de razones desde nóminas, promociones y viajes hasta otras no reconocibles. La Unión Europea declaró ilegal la concesión de 265 millones en ayudas públicas por parte de la Generalitat por alteración de la competencia, decisión que precipitó el fin. 

Ingeniería financiera, barra libre y engaños a la UE

“Todo es ingeniería financiera” así define Miguel Mazón la actividad que desarrolló el gobierno del PP en los estudios alicantinos, y asegura que intentaron “engañar a la Unión Europea” tratándoles de convencer de que no había ayudas públicas con la declaración de un 6% de intereses, que se convirtieron en 12% por impagos. “Esto era barra libre” concluye Mazón, que en referencia a Eduardo Zaplana recuerda “los antojos de un presidente de la Generalitat que, sin estudio previo de ningún tipo ni plan de negocio, decide hacer unos estudios mejores que Hollywood, donde fluía el dinero sin ton ni son. Si a eso le añades que Europa te denuncia, no les haces caso, le intentas engañar, al final el siniestro es total y absoluto”.

La presidenta del Consejo de Administración de Ciudad de la Luz, Pilar Pérez Solano, reconoce que “es la historia de un fracaso, de mala gestión. Desde el principio estaba mal planificado, realmente hacer seis estudios de cine con esas dimensiones a primera vista ya resulta inexplicable.” La cineasta añade que “la administración dio mucho dinero en ayudas para atraer a los rodajes, da la sensación que estuvieron todo el rato promocionándola más que haciendo que funcionara como un negocio real.” Esto se une a que “en España no tenemos una política de incentivos que sea capaz de atraer a los rodajes internacionales, si la Ciudad de la Luz estuviera acompañada de otras medidas para que los rodajes vinieran a este país seguramente no se encontraría como se encuentra. En Canarias hay incentivos fiscales de hasta un 35% y ahora también están en ello Navarra y País Vasco”, explica Pérez Solano que insiste en el objetivo de recuperar el complejo para la ciudadanía de una manera sostenible y rentable.

Liquidar y extinguir

El último intento de subasta ha resultado también un fracaso, dado que el único candidato presentado no cumplía los requisitos según la Generalitat. Ahora “lo que hay que hacer es liquidar y extinguir la empresa” explica Miguel Mazón. El consejero delegado explica que todas las deudas del complejo están contraídas con la Generalitat y la empresa pública SPTCV, que tiene el 100% del accionariado, y por tanto se estudia como mejor opción ceder todos los activos y pasivos a SPTCV o directamente a la administración autonómica. Ello permitiría cancelar las deudas y compensarlas, reduciendo los gastos actuales, y optimizar al máximo los usos de las instalaciones. Esta propuesta será planteada ante Consejo de Administración y deberá ser aprobada por la Comisión Europea, que debe autorizar cualquier nuevo paso. 

De momento este verano la escuela de cine del complejo volverá a recibir alumnos a partir de una iniciativa de Pérez Solano. Gracias a la colaboración entre Presidencia de la Generalitat y la Universidad de Alicante se ofrecerán cursos sobre formación de actores, el proceso completo hasta la exhibición de una película, el doblaje o la iniciación al cine, que serán impartidos entre otros por los cineastas Gracia Querejeta y Montxo Armendáriz. Mientras, en el resto de la Ciudad de La Luz los focos siguen apagados. 

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