El mundo de la automoción vive un momento extraordinario en cuanto a la transformación de vehículo a ordenador con ruedas, donde el diseño juega un importante papel en la adaptación y la aceptación al cambio
VALÈNCIA.- Una pantalla donde antes había un compendio de esferas, desde un sutil head-up display a monitores de 17” que parecen convertir el habitáculo del coche en un salón con ruedas, es el síntoma de que el concepto de automóvil está mutando, con una serie de cambios basados en interfaces visuales que entraron paulatinamente en los paneles de mandos y, tal vez por este discreto ritmo, no se les prestó la atención necesaria, con los riesgos que eso puede conllevar.
En efecto, se le ha dedicado poca atención al diseño de lo que ocurre dentro de estas pantallas a través de las cuales configuramos funciones del coche, consultamos su autonomía o directamente lo ponemos a conducir por nosotros. La seguridad de esta nueva forma de interactuar con nuestros vehículos depende de muchos factores; de todos ellos responsable el diseño de las interfaces del usuario (conocida como UI, esto que decíamos ocurre dentro de las pantallas) y de la experiencia de uso (UX), que pueden valorarse a partir del tiempo que se necesita prestar atención a dichos mandos para realizar acciones mientras estamos al volante.
En este sentido, hace apenas unos meses la norteamericana AAA Center for Driving Safety and Technology hizo un estudio de la demanda de atención necesaria para realizar estas tareas habituales por parte del conductor, y el resultado del análisis fue que muchos de los treinta modelos analizados requerían una alta demanda por parte del piloto, lo que puso el foco, con datos, en la peligrosidad del diseño de estas interfaces.
* Lea el artículo completo en el número de mayo de la revista Plaza