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NO DISPAREN AL PIANISTA

Luis Prado: “No veía cómo superar lo que habíamos hecho sin repetirnos”

El líder de Señor Mostaza lanza su primer disco en solitario, Mis Terrores Favoritos, y lo presentará a finales de mes en la Sala Russafa

18/02/2016 - 

VALENCIA. Mientras se sienta delante de su merienda y le quita el plástico a la magdalena, Luis Prado soslaya los estragos del maratón de la promoción (“casi se nos olvida recoger al crío del colegio”) y los grandes éxitos de la profesión: “la peor pregunta es ‘¿cuántos sois en el grupo?’, que es como lo que te preguntaría una tía abuela”. Pesadillas del primer mundo, tal y como él define el hilo argumental de su debut en solitario (Mis Terrores Favoritos, Hall Of Fame Records). Después de más de una década al frente de Señor Mostaza, uno de los mejores grupos valencianos del siglo XXI, Prado debuta con un disco protoconceptual y “onanista” en el que lo toca casi todo: “soy yo todo el rato”. 

Un hombre que confiesa haber leído tres veces Cosas Que Los Nietos Deberían Saber, la autobiografía Mark Oliver Everett, Eels, y vive para contarlo. Así es hablar con Luis Prado, probablemente el más brillante pianista de música pop de Valencia (“en el conservatorio sólo te enseñan a ser un ejecutor muy brillante”), cuyo aprendizaje “fusilando discos de pequeño” le permite tocar casi cualquier canción de oído (incluso la sintonía de Los Simpson.


-¿Por qué decides salir en solitario con un disco conceptual?
-De entrada, es que a mí me gustan. Yo noto que me han marcado. Aparte de los típicos musicales que oyes más de crío, y que son más discos conceptuales -típico Jesucristo Superstar y cosas de ese estilo, con sus motivos que se repiten y estas cosas-, luego yo he sido fanático del Tommy, el Ziggy Stardust, el Arthur de los Kinks,… todos estos; valga la redundancia, me gusta ese concepto de disco que engloba algo más allá de las canciones y la idea de que sea como una especie de viaje musical con sus transiciones. Y, sobre todo, al productor y a mí nos dio la impresión de que casi se podía articular una pequeña historia en torno al disco; creo que es un plus para el disco y a mí me divierte un poco hacer ese tipo de cosas.

-Entonces, la historia viene después de las canciones…
-Sí, es un poco Frankenstein. Es como estos musicales de ‘Mecano, el musical’ que no tienen una puta hilación. Yo tengo pendiente hacer uno conceptual, pero de verdad: conceptual con dos cojones. Sí que es cierto que estuve tentado al principio, cuando hice la canción de Ángela, de hacer varias cosas en torno a ella, aunque lo deseché; luego me emocioné un poco con la idea y de repente pensé en hacer un disco que aprovechara sus temáticas para contar historias de dos personajes que se van entrecruzando. Reconozco que musicalmente no tiene demasiada relevancia que sea conceptual, pero sí creo que para la gente es un atractivo porque es algo tan desfasado en cierto sentido que puede tener su aquel. No es algo muy usual. 

-Sí, está bastante demodé. Los mejores discos conceptuales son del siglo pasado.
-
Sí, también se habla del Sgt. Pepper’s como un disco conceptual, pero empiezan con una idea y a las tres o cuatro hacen un Sgt. Pepper’sreprise ahí. Seguramente hay discos mucho más conceptuales, como los de Genesis.

FOTO: JAVIER SÁNCHEZ SALCEDO

-O alguno de Pink Floyd.
-
Claro. El Dark Side of the Moon es un disco que, más que escuchar una historia, tienes la sensación de que vas haciendo un viaje musical por unas canciones. Esa idea siempre me ha atraído. Pero bueno, yo también me lo tomo a broma; es decir, ya haré uno conceptual, pero…

-Entonces nadie te creerá.
-Exacto.

-Tengo la sensación de que el disco es más cinematográfico que conceptual, y te quería preguntar muchas cosas al respecto…
-
Nadie me pregunta por esto.

-¿No?
-
No, no. Pero vamos, yo a veces hago entrevistas y no he hablado ni de música. No sé de qué he hablado. 

Sobre lo de cinematográfico. Casi la primera canción que hice fue ‘Eva Al Desnudo’, que a mí me parece casi una peli de terror por el tema de la Anne Baxter que te va a arrebatar no sólo tu carrera teatral, sino tu círculo de amigos, etc.; tú la has apadrinado con todo tu candor y ella se va a hacer con todo tu mundo y te va a hacer prácticamente desaparecer. 

Con lo del cine yo creo que volvemos a lo mismo, que también es algo que no sabes por qué te atrae, lo de reflejar ciertas cosas de pelis, y a veces es por tener simplemente sonidos diferentes; de repente pasa algo y hay un corte de audio, y eso también tiene mucho que ver con el Dark Side Of The Moon y con estos discos en los que siempre se acaban colando ráfagas de otras cosas. En esta canción, aparte, rítmicamente me funciona mucho, y a veces funciona como poner citas en un libro. Es un concepto que me gusta: de repente algo diferente.

-Eso con Señor Mostaza no lo has hecho nunca.
-
La verdad es que no. Lo echaba de menos porque nosotros hacíamos un montón de gilipolleces con los Flauters. No sé si has escuchado los discos de los Flauters, pero eso sí que es una locura. Teníamos uno que se llama Insert Coin… y con ese teníamos un máster con las canciones y otro con todas las tonterías que se nos ocurrían para transiciones entre canciones y tal. Sí que me di cuenta de que echaba un poco de menos hacer el chorra con ese tipo de cosas.

FOTO: JAVIER SÁNCHEZ SALCEDO

-Hay mucho fragmento de película en el disco. ¿De dónde salen?
-
En ‘Sala De Espera’ hay un fragmento de All That Jazz; en ‘Eres Insoportable’ hay fragmentos de… bueno, fragmentos no, está lo de “here’s Johnny” de El Resplandor; y eso nos costó un huevo, te tiras una hora en el estudio para ver cómo lo encajas. Y en ‘No Sé Qué Ves En Mí’ hay un fragmento de The Big Bang Theory; estaba lleno de risas y estuve un buen rato cortando. 

-En realidad, desde la portada, todo es muy de película.
-
Sí. Luego hay intros que parecen de películas, y son nuestras. La que canto con Coque (Malla), que empieza con un violín… Ahí se oye una orquesta viejuna, que esa la hemos metido en otro sitio, como si fuera el final de Casablanca o algo así… Y luego se oye un violín y suena tan viejuno que parece también una película.

-El violín es uno de los pocos instrumentos que no has tocado tú. ¿Por qué algo tan integralmente individual?
-
Porque lo uno llevaba a lo otro. Lo de sacar el disco sólo bajo mi nombre porque me habían salido canciones que me parecía que tenían un tono más íntimo, más que de grupo. Normalmente los discos, aunque componga yo las canciones, están pensados siempre para nosotros cuatro; y este era más de “bueno, yo toco el piano y canto, y si mola una batería la meto”. También las agendas de todos eran tan complicadas que no sólo iba a ser complicado hacer bolos, sino que ya la grabación iba a ser jodida, así que yo prefería hacer el disco así más en el estudio y decidir a última hora si meter tal instrumento o no, y eso lo hacía incompatible con una logística. Yo quería hacerlo así, y con esa idea era más lógico que lo hiciera yo.

-¿Sabías desde el principio que querías cuerdas?
-
Sí, sí. Y sabía que esa era una de las fases más largas, porque hacer arreglos de cuerdas… Esa es la fase en la que ya estás de las canciones hasta los huevos, pero el resultado merece la pena. Al principio iba a hacer un disco sólo de piano y voz, y como mucho me planteaba piano con cuerdas, luego me fui animando y decidimos que cada canción lo que nos surgiera.

Lo de los arreglos de cuerdas suele ser complicado. Casi nadie dispone de presupuesto, y es algo muy trabajoso; además, a veces, si el arreglo no es bueno y los tíos no tocan muy bien, queda mal. Cuando haces arreglos de cuerda tienes que pillar a alguien que toque muy bien.

-¿Las colaboraciones también las tenías claras desde el principio?
-No, la única la de Guille (Milkyway), porque la de ‘Estoy Gordo’ la tenía en algunos Pianoacústicos que hice con Paco (Tamarit) y Guille suele venir a vernos cuando vamos a Barcelona. Por un lado, había algo en esa canción, algún giro de la voz, que me recordaba a él, no sé por qué; y justo en Barcelona él se había quedado flipado con la canción, y nunca había hecho eso de que alguien cante… Y pensé que igual molaba.

Lo otro vino, por una parte por el disco conceptual, porque Miguel (Ríos) y Coque aparecen como si fueran personajes oníricos, y por otro lado porque son los ídolos que yo tenía de chaval. Cuando era pequeño me debí de oír 350 veces el Rock&Ríos, y luego en el instituto éramos súper fans de Los Ronaldos. También es que ellos tienen mucho vínculo con el productor, José Nortes, y eso fue al final; cuando nos empezamos a volver locos con darle un hilo argumental, nos empezó a apetecer mucho la idea, y a ellos también, así que al final he hecho un disco onanista en el que lo toco todo, pero con tres invitados.

-Y uno de ellos es Miguel Ríos, con quien has tocado en directo.
-
Ya. Yo siempre había sido muy reacio… Y muchas veces nos lo decían, que por la gente que habíamos conocido y tal podíamos llamar a músicos, pero siempre huí un poco del tema duetos. Pero esta vez, ligado también con hacer algo diferente, pensé que era la ocasión; me entró el punto romántico de tener a los dos ídolos de chaval. Es que los teníamos ahí, a huevo.

-La historia viene después, ahora ya lo sabemos, pero entonces, ¿cuánto tiene de autobiográfico el disco y sus personajes?
-
En eso yo creo que no se diferencia del resto de discos de Señor Mostaza. Si encima hablo a veces un poco del tema del paso del tiempo y tal, ahí algo hay; a veces buceas en partes tuyas, pero al final te tienes que inspirar en cosas que ves en gente o historias que tú distorsionas y polarizas, las llevas un poco al extremo. No te sé decir cuánto hay de autobiográfico en la historia; yo no trabajo para un jefe que detesto, ni se me pasa el arroz, ni estoy gordo ni calvo (por ahora), pero sí tengo miedo al declive… De hecho, la canción esta se me fue un poco de las manos porque yo quería reflejar la paranoia primera, de cuando todavía no estás pero tú ya lo estás viendo, y al final se me fue a un registro mucho más dramático. 

Creo que hay terrores que todos tenemos un poco. Como el de ‘Ahora Me Caes Bien’, en el que alguien te gana cuando tú deseabas odiarlo. ¿Cuánto hay de autobiográfico? No te sabría decir, como en todos los discos, yo te diría que 50%. 

-Muy diplomático.
-Hombre, eso sí, los personajes están más chungos de lo que yo estoy, creo.

-Claro, comparado con Señor Mostaza…
-
De hecho, en Señor Mostaza también hay letras bastante killers que me extraña que nadie me haya preguntado por ellas, pero sí hay letras que, dependiendo de cómo las pilles, las veo bastante chungas. Lo que pasa es que están combinadas…

-Y presentadas de una forma ligeramente diferente a como las presentas aquí. ¿No son las letras más agrias aquí? Siempre existe el toque irónico, pero esta vez hay algunas canciones en las que es residual.
-
Sí. Es una parte que a veces se queda un poco fuera de los discos de Señor Mostaza, y al final tienes canciones que quieres sacar y dices: bueno, si me han salido así, habrá que quererlas igualmente. Y sí, hay canciones en el que el componente de ironía está muy, muy reducido, como ‘Sala De Espera’ -es difícil hacer una canción sobre las salas de espera sin pasarte-, pero sí: el disco tenía un poco de eso, de sacar esas canciones que a veces salen un poco más dramáticas o sentidas, no sé cómo calificarlas. Igual queda un poco demasiado de bajón para un disco de Señor Mostaza, pero es una parte que también me apetece sacar en canciones.

Además, hay varias canciones que cuando las hice estaba escuchando mucho a Mark Everett, el de Eels, y yo creo que eso también se cuela, porque los discos de Eels son la leche. Esto se queda corto.

-¿Has leído el libro?
-Sí. ¡Tres veces me lo he leído!


-Al final todo encaja… Sobre las canciones: ¿las has compuesto todas para el disco, o has rescatado alguna?
-
A lo tonto las he hecho desde hace año y medio más o menos. De hecho, en alguna se nota más que todavía estaba pensando como banda, y eso era lo que me estaba bloqueando un poco; por ejemplo, en ‘Ahora Me Caes Bien’ o ‘Ángela’ sí que se nota que todavía estaba pensando en banda porque es un piloto automático que tengo, pero luego, al desecharlo, se me ocurrieron unas cuantas más. No veía cómo superar lo que habíamos hecho sin repetirnos, pero el tomármelo más como un disco de un tío al piano y me ayudó; si no había un sonido de banda o no había un estribillazo, pues no pasaba nada. Por eso el disco tiene ese tono más sombrío, porque no me lo tomé como un disco que tuviera que reflejar un sonido nuestro, ni que hubiera que llevar al escenario,… 

-¿Qué diferencia hay entre este disco y uno de Señor Mostaza? Superficialmente es difícil verla.
-
De repente me daba un poco de pereza repetir el esquema con el que siempre he grabado. Por un lado, haber tocado un poco techo, en mi opinión: yo ahora no sé si puedo hacer un disco más Mostaza que el anterior. Lo que me pedía el cuerpo era sacar una parte más íntima y, está claro, mucha gente va a decir que esto es lo mismo, pero bajo mi punto de vista es un poco diferente; también hay que darles crédito a ellos en todo el sonido nuestro, y en todos sus toques y aportaciones a mis canciones. Está todo un poco más desnudo. Hay baterías que entran y desaparecen, no hay guitarrazos, ni los coros esos de Paco -no hay casi coros-, ni está el Boli distorsionando con el bajo,… Pero sí, son matices: no es un cambio radical, evidentemente; no hubiera pasado nada si lo hubiera sacado como Señor Mostaza, pero me pareció más liberador sacarlo a mi nombre. Soy yo todo el rato.

-¿Y en directo? Lo presentas el 26 de febrero en Sala Russafa…
-
Voy a pelo. No descarto hacer algo con más gente en un futuro, pero por ahora voy a presentar el disco en algunos sitios y yo creo que las canciones se defienden bien con piano y voz. Puede que me acompañe Paco en algunos que están por determinar, pero en principio las presentaciones también serán bastante desnudas.

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