Los valencianos, que presentan en 2016 su tercer disco, volverán desde Madrid para tocar en el Valencia Beach Festival el 24 de junio
VALENCIA. “Qué pocos días son necesarios para que pase un siglo”, decía el Drácula de Bram Stoker. Y algo así es lo que deben de pensar dentro de Modelo de Respuesta Polar. Al menos así lo reconoce su puño y letra, Borja Mompó: “hay veces que me parece muchísimo, y otras que dices ‘es que sólo son cinco años’, voy por temporadas”, explica el cantante. El último disco de los valencianos, establecidos en la capital, es un salto al vacío emocional concebido a partir de situaciones de cambio en prácticamente todos los estratos del grupo. Nuevo sello, nuevos métodos, nuevo productor, nueva luz. Con todo eso, la banda regresará un poco más consolidada a Valencia para tocar en el Valencia Beach Festival el 24 de junio.
El disco nuevo está recibiendo muy buenas críticas. ¿Estáis satisfechos con cómo ha quedado?
Pues mucho, la verdad. Ha habido mucho, mucho, mucho curro y eso a nosotros nos deja muy tranquilos; es como cuando acabas de hacer media hora de correr. Cuando acabas un disco y le has echado mucho curro te quedas muy tranquilo. Y parece que está gustando.
¿Sientes que has invertido más tiempo o trabajo que en los anteriores?
Yo creo que hemos invertido más curro, pero todos juntos; los anteriores tenían también mucho trabajo, pero tenían mucho más por mi parte, más en solitario. Aquí la banda entró bastante antes en el proceso de composición de las canciones, y entonces hemos pasado más horas juntos que en el resto. Pero como curro en sí, casi igual.
Os habéis estrenado con Ricky Falkner en la producción. ¿Cómo fue?
Pues muy fácil, la verdad. Con Ricky tenemos muy buena relación. Ya veníamos tiempo atrás coincidiendo mucho: venía a conciertos nuestros, nosotros le seguimos desde hace miles de años… Coincidimos mucho por Madrid y era muy fácil que él viera qué es lo que queríamos hacer y lo que teníamos entre manos. Le gustó mucho lo que escuchó en cuanto recibió las demos, y tenía en la cabeza antes que nosotros la idea de lo que iba a ser el disco; eso lo tuvo muy claro muy pronto. En el estudio las cosas fueron muy rápidas por eso.
Si se puede traducir en algo tangible, ¿qué crees que es lo que le aporta al disco?
Yo creo que le aporta el empaque de sonido y de perfección que buscábamos para estas canciones. Y también, más que aportar, lo que ha conseguido… Bueno, mira, yo creo que donde más se nota es en la voz; creo que el disco está cantado muy relajado y es porque él ha conseguido que yo esté a gusto en el estudio. Yo creía que jamás iba a estarlo. Siempre lo paso muy mal en los estudios de grabación, me pongo tenso, me pongo enfermo, y él consiguió un ambiente en el estudio en el que todos estábamos grabando muy a gusto y, cuando haces eso, se nota en los arreglos, en las ideas que surgen en ese momento y se nota en la textura de la voz.
En ese sentido, ¿crees que hay una transformación palpable en este disco tanto en el sonido como en tu forma de cantar?
Sí la ha habido porque desde el disco anterior han pasado dos años, y hemos tenido la suerte de tocar bastante. Yo creo que, al igual que ahora Pau toca la batería mejor, yo creo que cantando también vas mejorando y vas encontrando tus rinconcitos y tus cosas que vas haciendo tuyas; sí que es cierto que este disco, a nivel de voz y de melodía, está muy completo. Estoy muy contento con eso: escucho este disco y me gusta mucho cómo está la voz. Así que sí, algo he mejorado. En ello estamos.
Aterrizando en el disco, tengo la sensación de que hay más luz y más guitarras. No sé si ves una relación directa entre ambas…
Yo creo que las composiciones ya de por sí vienen de otro sitio, hablan un poco de otra situación personal y otras cosas en las que estamos mejor a nivel personal. Entonces de ahí se deriva bastante más luz, pero sí que es cierto que el hecho de que no haya tanto teclado, tanta base -tanta manta, le llamamos nosotros-… tantas capas, también la acaba dando ese brillo a nivel sonoro. Creo que sí, todo ayuda, y es algo que buscábamos. Otra de las cosas de Ricky es que en el estudio se curra mucho, mucho cada pista; hay pocas, pero cada una de las que hay tiene el sonido que tiene que tener, y eso se nota.
Mirando los tres discos de Modelo con perspectiva, ¿ves una evolución clara entre los tres en el sentido de dirigirse hacia un objetivo estético determinado?
Veo una distancia abismal. La verdad es que escucho el primer disco, y escucho la voz, los colores de cada tema, y me da miedo la evolución que ha habido. Hay un abismo increíble, y lo veo muy honesto, porque creo que siempre lo hemos hecho así: del primero, en el que no teníamos nada de expectativas porque éramos nuevos y hacíamos eso, a este, que es el disco que queríamos hacer. Todo lo que hemos sacado ha sido muy sincero y muy natural. Creo que esa evolución es consecuencia de ser una banda que está en activo; lo que vería complicado sería hacer el mismo disco seis años después, no me imagino la gente que lo hace cómo lo llega a hacer. Cuando tú estás tocando bastante, viajas, escuchas discos que te van pasando… es complicado de forma natural no ir yendo a otro sitio. Lo que sí que está claro que es que al principio, evidentemente, no teníamos claro que ahora estaríamos haciendo un disco de estas características.
Has hablado de que las letras vienen de otro lugar. ¿Cuánto marca tu propia situación personal, y la del resto de miembros del grupo, a la hora de hacer un disco u otro?
A mí a la hora de componer, quieras que no, por supuesto que me marca. En mi caso sigo escribiendo las letras casi por necesidad, aunque sea casi un tópico. La música sí que tiene un periodo de composición más largo, con lo cual es la media de estados de ánimo que, por ejemplo, hacen un año entero, y las letras es algo mucho más puntual en el tiempo; por ejemplo, en este disco estoy hablando de cosas que me vinieron a la cabeza en febrero o enero, que estaba a punto de grabar las voces. Yo creo que en este proyecto en particular, al igual que es honesto en cuanto a la situación del grupo y lo que graba, lo es mucho a la hora de hablar de ciertos temas y sí, de lo que hablo es lo que me corroe a mí por dentro y me inquieta. Tampoco me da especial pudor; la gente lo escucha y piensa más en su situación personal que en la mía.
Cuando te expones tanto en las letras, ¿cómo es cantar y rescatar canciones, pero también situaciones personales, de otras épocas?
(pausa) No sé a quién leía hace poco que decía que le costaba mucho olvidar a sus ex porque cada noche tenía que salir a cantar canciones de hace diez años. Tiene un poco eso: yo creo que es el precio, el mínimo, que tienes que pagar. Pues coño, sí, igual yo canto una canción de Cariño y me viene, no la persona a la que le dedico este disco, pero sí el anterior, y piensas “a santo de qué estoy dándole vueltas a esto otra vez”; pero, claro, es lo que tiene y lo haces a gusto, no es que estés haciendo algo que te esté doliendo, estás disfrutando encima del escenario.
Repasando la discografía de Modelo (a disco cada dos años) tengo la sensación de que, a pesar de la buena media, os lo tomáis con mucha calma. Cada paso parece muy calibrado y, a la vez, muy natural.
Sí, el tema del tiempo, viéndolo con el grupo, a mí a veces me agobia, otras veces me desespera y otras digo “si es que en verdad tampoco es tanto”; hay veces que me parece muchísimo, y otras que dices “es que sólo son cinco años”. Voy por temporadas, la verdad, es flipante tener un poco ese álbum de recuerdos ligado al grupo. Nosotros tenemos una especie de actitud constante desde el primer día, que yo creo que la seguimos teniendo, que es: vamos a hacer las cosas todo lo mejor que podamos, vamos a intentar rodearnos de la gente que veamos que mejor trabaja y no vamos a tener ninguna prisa con ningún objetivo que no sea hacer las cosas bien. Eso hace que sigamos protegidos rollo formación romana; y hace que tampoco hagamos estupideces, ni cosas de “hostia, quiero tal”, porque te desesperas. Lo que sí es cierto es que, desde el primer día hasta hoy, la evolución de Modelo en cuanto a repercusión y público que va consiguiendo es constante, y siempre creciente, exponencial: cada vez que volvemos a una ciudad, el público ha crecido un 30% más o menos. Nosotros nos mantenemos firmes y vamos observando y haciendo las cosas como creemos que hay que hacerlas. Si tienes esas ganas tremendas de petarla, igual te desesperas antes; también, luego escuchas cosas que en su momento creías que eran la polla, y dices “quizá tampoco era la mejor canción”. Ese tipo de cosas nos hace ir siempre con los cabos tensos, y poco a poco.
Escuchándote certifico la sensación de que, a pesar de que estáis metidos de lleno en esa etiqueta de forma involuntaria, sois un poco el grupo anti indie.
Lo del indie… Nosotros hace poco lo dejamos con la discográfica, que digamos que era una discográfica independiente, y ahora que somos totalmente independientes ya no entiendo lo que significa discográfica independiente. Para mí todo se ha confundido con todo y lo que es cierto es que hay unos grupos que tienen un público y otros que no lo tienen; hay unos que viven de la música y otros que no, y hay unos que funcionan y otros que no. Llámalo indie o llámalo mainstream, o llámalo vivir de la música o no. Yo quiero vivir de la música, tener mi público y poder dedicarme sólo a eso. Esa es mi visión de todo esto.
Te has referido Limbo Starr. Habéis cambiado de discográfica, también de productor, habéis acudido al crowdfunding para sacar el disco adelante… ¿Ha sido cambiar todo para que nada cambie?
Creo que es lo que comentaba antes: tener la oportunidad de trabajar con quien quieres en cada momento. Somos gente bastante educada y agradecida, y si alguien trabaja muy bien con nosotros, en ningún momento vamos a dejar de trabajar con él; pero si alguien no trabaja bien con nosotros queremos tener la libertad de dejar de hacerlo. Era un momento en el que la situación que teníamos a nuestro alrededor no nos satisfacía, no nos cuadraba a nivel laboral, y necesitábamos trabajar con otra gente que lo hiciera de otra forma, y eso es lo que ha hecho que cambiemos de discográfica. Cambiar de productor no porque con Suso nos seguimos llevando estupendamente y simplemente ha sido una cuestión de darnos el gustazo de trabajar con otra persona e ir aprendiendo de otros métodos de trabajo. Pero sí, entra un poco en nuestra filosofía de cambiar todo para seguir avanzando.
La cuestión del crowdfunding y el hecho de saber que hay alguien poniendo su dinero de forma muy directa, ¿pone más presión al disco?
No, todo lo contrario. Lo que genera presión es no saber si alguien lo va a escuchar. Eso es una angustia; estar trabajando y no saber si le va a interesar a alguien, eso es horroroso. Precisamente el crowdfunding lo que nos daba era la tranquilidad de que, a muy mala hostia, hay 300 personas que están esperando el disco, y eso te relaja mucho. A nosotros en particular nos ha venido muy bien y nos ha dado una inyección de moral muy por encima de lo que teníamos pensado. Es muy fuerte ver cómo va subiendo la barrita y que después de que tus diez amigos hayan puesto dinero, ver que quedan 290 y no los conoces. Es una experiencia bastante curiosa, y si tienes la suerte de hacerla y que salga bien creo que marca bastante.
No hace demasiado tocasteis en el SOS, y repetiréis en algún festival más. ¿Os veis como un grupo de festival, tal y como están planteados hoy en día?
Soy bastante optimista respecto a lo que puede llegar a ser un festival; veo a Ryan Adams tocando delante de mucha gente, y veo a, no sé, a Dawes… Creo que es posible claramente que la gente se vaya enganchando a una música menos directa; o ya no directa, sino que haya más variedad. Nuestra experiencia no es para pensar lo contrario. Nosotros somos un grupo que funcionamos yo solo en acústico, funcionamos en una sala y en un festival hacemos otra cosa. Nuestras experiencias en festivales han sido muy satisfactorias, y tenemos un repertorio con el que podemos elegir un poco hacia dónde virar el show. Creo que podemos ser un grupo muy particular dentro de un festival; no te estoy diciendo tocar a las doce, pero a mí por ejemplo las 20.30 es una hora que me sienta bien. A nosotros tampoco nos gusta tocar muy tarde, somos gente más de día que otra cosa… Esa franja me ha interesado mucho como público. Creo que por ahí hay algo y creo que el público también irá encontrando su sitio.
Estaréis en el Valencia Beach Festival el 24 de junio. ¿Cómo es para vosotros volver a tocar en Valencia?
Siempre es un gusto y es un poco raro. Nosotros hemos vivido en Valencia toda la vida. Hace ya seis años o así que no estamos ahí viviendo, y entonces aprovechas y ves amigos, es guay. Siempre nos hace mucha ilusión. Y luego, a nivel de público nunca hemos tenido más suerte que en Valencia, que desde el primer momento hemos estado muy arropados y cada vez va saliendo más gente.