'En portada' de TVE recoge en 'Esclavas del Daesh' las experiencias de las prisioneras del Estado Islámico que han logrado escapar o han sido liberadas
MADRID. Pocos refugios quedan ya en la televisión española como 'En portada' para quien esté interesado en la información sin efectismos, en documentales con una narración desapasionada, sin reporteros estrella, en la que los protagonistas son los hechos. Quizá en cada entrega de este programa no encontremos una información que cambie para siempre nuestra forma de ver el mundo, pero hay capítulos, como el de esta semana, que se quedarán en la memoria para siempre.
Su título era 'Esclavas del Daesh' y su autora Yolanda Álvarez. El documental, disponible sin fecha límite en la web del programa en rtve.es , recogía los testimonios de prisioneros y esclavos del Estado Islámico. Algunos de ellos consiguieron escapar, otros lograron que se pagasen sus rescates por cifras astronómicas de hasta 350.000 dólares.
Puede ver aquí el documental íntegro.
Una de esas entrevistas se quedará para siempre en nuestra memoria. Samira fue raptada por los yihadistas cuando tenía 16 años. Violada en repetidas ocasiones, tomó la decisión de "convertirse en fea". De esa manera no volverían a querer tener sexo con ella por la fuerza, pensó. Cogió una lata de gasolina y se prendió fuego.
Ahora está en un hospital en Alemania. Tiene quemaduras en el 80% de su cuerpo. "Decidí prenderme fuego antes de que me volvieran a violar", reconoce ante el equipo de 'En portada', pero no quiere seguir con el tema. Su cautiverio fue una pesadilla de la que no quiere ni tan siquiera hablar. Dice que no quieren volver a su país, pretende quedarse en Alemania, está aprendiendo el idioma, y empezar desde cero.
Otras imágenes que se quedan grabadas son las de un mercado de prisioneras, un lugar de compra-venta y subastas de esclavas sexuales. Grabado por los propios yihadistas, en el vídeo aparecen gritando delante del objetivo las ganas que tienen de hacerse con una yazidí, una de las minorías más perseguidas por el Estado Islámico. Uno explica que su interpretación de la religión le da pleno derecho a disponer de ellas.
Otro relato es igualmente estremecedor. Es el de una niña violada por un hombre de 60 años. Se quedo embarazada e hizo todo lo posible en cuanto lo supo para no tener el bebé. Cargando pesos hasta la extenuación logró perder el feto.
Nadia, la entrevista más extensa del programa, cuenta cómo tuvo que ganarse a sus violadores eligiendo la opción menos mala a primera vista. La primera vez que intentó escapar, fue duramente castigada. Cuando finalmente lo logró, llegó a Mosul. Es muy difícil que allí lograse ayuda, pero una familia se ocupó de ella milagrosamente.
Un psicólogo, Jan Ilhan Kizilhan, que está tratando a mujeres que han logrado escapar habla de casos de niñas de ocho años vendidas y violadas; raptadas y violadas por personas con edad para ser su tatarabuelo. Para muchas de ellas la virginidad es lo más importante que tienen, es el símbolo de su pureza, y a todas les ha sido arrebatado brutalmente.
Vemos también cómo la compra-venta se realiza a través de páginas web. Como si fuese ebay, se muestra el formulario de compra con una imagen de una mujer rodeada de niños. "Las madres se venden con sus hijos", explica.
Muchos de estos niños luego son adiestrados y entrenados militarmente. En vídeos propagandísticos del Estado Islámico aparecen haciendo la instrucción. Tienen hasta 800 niños con ellos.
Los esclavos que no son asesinados son llevados a granjas para trabajar. Uno explica que para los yihadistas las minorías, como la yazidí, no son humanas. "Son como un pollo, una cosa, algo que puedes matar". En cuanto a las mujeres, viene a ser lo mismo. Hay hasta manuales de cómo ejercer la violencia sexual. No en vano, la captura de mujeres para violarlas es uno de los principales reclamos para captar voluntarios. Muchos de ellos llegan de los países europeos.
Los yazidís son una minoría religiosa del norte de Irak. Tras la invasión del país por la coalición liderada por Estados Unidos fueron perseguidos reiteradamente. Las protagonistas de este documental forman parte de los secuestrados durante la ofensiva de agosto de 2014. Más de 5.000 mujeres y niñas fueron convertidas en esclavas sexuales.
Los seguidores de 'En portada' bien saben que estos testimonios terroríficos no son patrimonio de otras culturas ni de países lejanos. En Europa vivimos tragedias similares sin necesidad de remontarnos medio siglo. Durante los 90 miles violaciones y actos de genocidio se cometieron en la guerra de Bosnia.
En uno de sus últimos capítulos del año pasado el equipo viajó hasta Mostar, localidad simbólica por la voladura del puente que unía las dos partes de la ciudad. Aún hoy la comunidad musulmana y católica, la croata, siguen separadas, aunque el puente se haya reconstruido. El programa entrevistó a jóvenes que reconocían que nunca habían pasado al otro lado de la ciudad, que nunca habían cruzado el puente.
Unas imágenes que supieron captar los periodistas, vistas aéreas de la ciudad, constataban lo evidente. Del lado musulmán, una proliferación desmedida de mezquitas para el tamaño de la ciudad. O al menos así lo explicó el entrevistado que las mostró. De la parte católica, un campanario absolutamente desmedido y que no guardaba proporción con absolutamente nada que hubiera en la ciudad que no fuera la enorme cruz que dominaba el valle desde una colina cercana.
Eran otras imágenes, absolutamente grotescas, pero imposibles de borrar. En estos tiempos en los que miramos tres pantallas distintas a la vez para informarnos, 'En portada' consigue que nuestra memoria visual de lo que ha ocurrido en el mundo siga forjándose con la vieja televisión.