VALENCIA. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, cumplió este miércoles uno de los objetivos que se había marcado al coger la batuta del Gobierno valenciano hace casi 11 meses: iniciar un frente autonómico que acercara lo máximo posible a la Comunitat con otras regiones con las que comparte intereses comunes y mirar hacia Madrid con cierta actitud desafiante.
Tras sus encuentros con Baleares, Andalucía, Aragón y Murcia, está última gobernada por el PP, la lógica señalaba una necesaria cita con Cataluña. La reunión se produjo ayer y la sensación de sintonía con su homólogo permite intuir que se ha puesto una primera piedra de cara a una alianza consistente y de futuro.
Más allá del acuerdo alcanzado para constituir una mesa de trabajo conjunta sobre el Corredor Mediterráneo liderada por ambos presidentes o que se aceptara públicamente una reciprocidad en las emisiones de RTVV y TV3 cuando el Consell reabra el ente público, lo que quedó de la cita es el deseo mostrado por ambos líderes políticos de intensificar este tipo de encuentros así como la apertura de un canal de comunicación constante entre los dos Ejecutivos. Un espíritu de colaboración que se resume en una de las afirmaciones de Puig para referirse a la relación entre la Comunitat Valenciana y Cataluña: "Hemos perdido demasiado tiempo". No en vano, y por poner un ejemplo de la necesidad de entendimiento por mera proximidad comercial, Cataluña es la región a la que la Comunitat más vende y más compra.
Así, aunque sin entrar a fondo en la cuestión territorial, el independentista Puigdemont y el federalista Puig sí se hicieron algunos guiños -cada uno a su manera e intensidad- de cáracter anticentralista. El jefe del Consell ya había dejado clara una vez más su posición en la charla dada a mediodía en Barcelona Tribuna: "Las comunidades autónomas no son un poder subsidiario del Gobierno central. Queremos compartir la España posible donde a la Comunitat Valenciana le gustaría con encontrarse con Cataluña". Una manera de mostrar el equilibrio que Puig desea lograr sin desafiar la unidad de España.
Una mano tendida que encontró a su vez otras respuestas de cortesía por parte de Puigdemont, como al referirse por ejemplo a la exigencia de la reforma del sistema de financiación que pide el líder valenciano, algo para lo que le ofreció todo su respaldo, si bien esta es una cuestión en la que su gobierno no tiene especial interés en liderar dado que, tal y como comentaba algún dirigente del Govern, "Cataluña ya ha pasado a la siguiente pantalla".
Un encuentro en definitiva que apunta a tener segundas, terceras partes... y las que surjan. El propio Puigdemont aseguró haber aceptado la invitación del jefe del Consell para visitar Valencia en los próximos meses con el objetivo de "seguir descubriendo sinergias".
Una circunstancia que a Puig, una vez más, le hace adoptar un perfil de carácter nacional diferente a prácticamente la totalidad de líderes autonómicos: un talante que busca evitar un aislamiento de Cataluña que, a juicio del presidente, solo incrementará el número de seguidores de las tesis rupturistas.